El Arzobispo Mario Poli celebró una "Misa por la Vida" en la Catedral Metropolitana -en paralelo con el debate que se realizaba en el Senado por el aborto legal-, en la que reiteró la posición de la Iglesia en defensa de las dos vidas, y de que el derecho a la vida es el principal bien a salvaguardar.
Pero también lamentó la desunión en torno a este tema y pidió que "este debate no eclipse ni postergue dar soluciones al principal problema que debería concentrar nuestra atención: los pobres, que representan un tercio de la población" y que siguen esperando soluciones, "paradójicamente en la tierra bendita del pan".
"En estas horas, los honorables senadores debaten el proyecto de ley que supone la despenalización del aborto con el eufemismo 'interrumpir', que causa un irreparable efecto", dijo monseñor Poli.
La misa fue convocada por la Conferencia Episcopal Argentina en paralelo con el debate de la legalización del aborto en el Senado.
Mientras en el recinto de la cámara alta continuaba la exposición de los legisladores fundamentando su apoyo o su rechazo al proyecto de Ley que, con media sanción de Diputados, legaliza el aborto, tenía lugar en una Catedral metropolitana llena, la Misa por la Vida presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli.
El Arzobispo reconoció que todas las voces se expresaron en el debate, tanto a favor como en contra, lo que calificó como "un saludable ejercicio de la democracia". Pero, agregó que "los únicos que no tuvieron oportunidad de hacerse escuchar son los seres humanos que luchan por nacer y por entrar al banquete de la vida".
Incluso subrayó que la palabra "Nación" es el lugar en que se nace y donde hay lugar para todos: "Lo no nacido tiene derecho a pertenecer a una nación".
"Todo hombre abierto a la verdad y al bien puede llegar a descubrir el valor sagrado de la vida humana desde el inicio hasta su término -dijo Poli- y el derecho a ver totalmente respetado este bien primario. San Juan Pablo II decía que en el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la comunidad política".
El cuidado de la vida, siguió diciendo Poli, que es el principal derecho humano, es un deber del Estado. A esas vidas por nacer se las quiere condenar de antemano, "están excluidas de la legítima defensa, son condenadas sin juicio ni proceso y sólo les cabe esperar el fatal desenlace".
Luego expresó su preocupación por el hecho de que "jóvenes madres, por motivos que sólo ellas conocen y padecen, a veces bajo presión, solas, sin trabajo, en medio de la incomprensión de su entorno, vean como única salida al aborto que siempre será un drama y lejos de ser una solución con él comienza un camino difícil de llevar en la vida".
Pero también hubo palabras de autocrítica por no haber hecho la Iglesia lo suficiente para asistir a las mujeres en esas condiciones. "El papa Francisco nos dijo que también es verdad que hemos hecho poco para acompañar a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras donde el aborto se les presenta´como una solución, particularmente cuando la vida ha surgido como producto de una violación o en situaciones de extrema pobreza".
Y habló de la necesidad de multiplicar los hogares para albergar y asistir a esas mujeres y a sus niños por nacer. "Es un desafío que no podemos postergar", agregó, haciendo también referencia a "la colaboración de todos los credos y de hombres y mujeres que se sientan movidos a participar".
"Vemos con tristeza que este tema que debiera unirnos ha sido causa de nuevas divisiones", agregó Poli, lamentando que esto no aporte a "la paz y la amistad social".
Pidió que "Dios inspire luces de sabiduría" a los senadores, habló de una "respetuosa espera" de la decisión de los legisladores y de la esperanza de que se alcance un "consenso razonable que conserve la equidad y salvaguarde el derecho a la vida de todos en especial de los más débiles e indefensos".
"Anhelamos vivir con justicia, en paz, con un progreso que dé igualdad de oportunidades para todos", dijo también.
Monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro y titular del Episcopado, y el Nuncio Apostólico, monseñor Léon Kalenga Badikebele, además de otros obispos, concelebraron la misa junto a Poli. Y, en el interior del país, varias diócesis replicarán esta misa por el Sí a la Vida.