El saber científico es considerado por muchos el último bastión del conocimiento objetivo. Cotidianamente, cuando decimos que algo está "comprobado científicamente" dejamos en claro que ya no está sujeto a discusión. Es así.
No obstante, durante el debate sobre el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), tanto quienes apoyan la iniciativa como los que se oponen recurrieron a "argumentos científicos objetivos" para respaldar su punto de vista.
Esta situación se produjo porque incluso al interior de la comunidad científica existen enormes diferencias sobre conceptos tan básico como "ser humano" o "vida". Infobae consultó a diferentes especialistas en biología, genética, bioética, embriología y medicina para conocer con mayor profundidad las diferentes posturas.
¿Cuándo comienza la vida y qué es un ser humano?
Marcelo Rubinstein es doctor en Ciencias Químicas, docente de la UBA y director del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular del Conicet. Su postura personal es a favor del proyecto de IVE. Al ser consultado por Infobae, explicó que "la vida empieza con la fertilización, cuando se establece un ser único de la unión del material genético que proviene del padre y de la madre, que va a tener un genoma (secuencia del ADN) particular".
Sin embargo, inmediatamente aclara que "la biología no tiene nada para opinar sobre qué es un ser humano" ya que considera que este concepto es una "construcción cultural". En ese sentido, señala que "la gran diferencia" es conceptualizar si con el aborto se está eliminando o matando a un ser humano. "Y eso no te lo explican en la facultad porque no existe como concepto biológico", asegura.
En esa línea, Rubinstein utiliza una idea proveniente del derecho conocida como progresividad, según el cual el nuevo ser va ganando derechos progresivamente a medida que se desarrolla. "Algunos le dan mucha fuerza a la potencialidad de lo que será y otros, entre los que me incluyo, dirán que la potencialidad existe pero en tanto no se manifieste de manera concreta es simplemente un embrión con la potencialidad de ser un ser humano". Y aclara: "Me doy cuenta que la idea de progresividad intranquiliza a mucha gente que prefiere que las cosas sean blancas o negras".
Justamente, la idea de que un embrión no es un ser humano o no cuenta con los mismos derechos que un recién nacido es rechazada categóricamente por quienes se oponen al aborto legal. Laura Vargas Roig, doctora en Medicina, investigadora independiente del Conicet y profesora de embriología en la Universidad de Cuyo es una de ellos.
"Desde el punto de vista biológico y biomédico decimos que tenemos un ser viviente de la especie homo sapiens cuando tenés un genoma propio. Y eso ya lo tenés desde el primer día del cigoto (la célula originaria que surge de la unión del óvulo y el espermatozoide). No es un ser humano en potencia, es un adulto o niño en potencia. Pero ya es un ser humano en su etapa inicial de desarrollo", explica.
Además, la investigadora agrega que el embrión es un organismo con capacidad de autorregulación, es decir, que las células que lo conforman actúan de forma "interdependiente y coordinada en función del todo".
En ese punto, Graciela Moya, genetista, investigadora de la UCA y doctora en Ciencias Biomédicas, también destaca que por estar en una etapa inicial de desarrollo, un embrión no deja de ser un ser humano. "Lo que está en potencia son los actos, no el ser. Es verdad que ciertos derechos se van adquiriendo en la medida que el organismo tiene estructuras para poder ejercerlos, como los derechos de propiedad. Pero una vez fecundado el embrión tiene derecho a la vida, porque está vivo".
Alberto Kornblihtt, doctor en Ciencias Químicas, biólogo, investigador del Conicet y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU, recurre a una simple pregunta que apela al sentido común para sentar su posición. "Si fuera como dicen, Francia, Alemania, Inglaterra, Canadá y Estados Unidos serían todos países de asesinos, porque estarían matando niños. ¿Son todos asesino? ¿o tontos? ¿Los únicos que se dieron cuenta que eso era un ser humano son los argentinos?".
Para el prestigioso científico argentino, un embrión está vivo pero no es un ser humano. "¿Qué es un ser humano? Para la biología, el concepto de ´vida humana´ no existe, solo el de vida", explica a Infobae.
También confronta con el argumento del genoma único: "Si tiene genoma de humano, es un embrión de humano. Pero ese genoma también lo tienen el cordón umbilical y la placenta. ¿La placenta es un ser humano? Las células del feto que circulan en la sangre de la mujer tampoco son un ser humano. Un tumor tiene mutaciones que hacen que las células sean distintas. ¿Voy a considerar a un tumor un ser humano distinto porque tiene un genoma distinto al resto del organismo?". Según Kornblihtt, el embrión debe ser protegido como tal, pero no "sacralizado como ser humano".
Sobre este punto, el doctor en Medicina, investigador y jefe del comité de Bioética del Hospital Santojanni Lenin de Janon Quevedo llega a una conclusión diametralmente opuesta. "Desde el momento de la concepción, hay un individuo nuevo. Decimos que es un nuevo ser humano porque pertenece a la especie humana y porque la expresión de sus genes no va a ser igual a la de sus progenitores", afirma.
El doctor Janon Quevedo, quien rechaza el proyecto de IVE, entiende que en nuestro camino de desarrollo, de cigoto a feto, luego a embrión, recién nacido, lactante, niño y adulto, lo que se modifica es el cuerpo pero no la condición de ser humano.
Aunque también va más allá y critica con dureza la idea de que el feto va ganando derechos progresivamente. "Es lo mismo que la categorización de la vida humana: una vida de pocas semanas sería de menor rango que una de un par de meses. Pero no hay vidas humanas más valiosas que otras. La persona está viva o está muerta. No hay grados".
Por su parte, el neurólogo Luis Ignacio Brusco, doctor en Medicina, investigador de Conicet y director del Observatorio de Bioética de la Facultad de Medicina (UBA) comienza aclarando que considera que se trata de un tema de "derechos humanos y salud pública" más que de biológica.
Brusco (apoya el proyecto) señala que el avance de la ciencia hace que la cuestión del inicio del ser humano sea cada vez más compleja: "Hoy en día uno puede hacer un clon genético de una célula de la piel. Puedo agarrar una célula, desprogramarla y programarla en célula madre. Una célula madre podría terminar siendo un órgano y hasta podrían pensarse otras variables. Si discutimos cuando empieza y termina la vida, deberíamos interrumpir los trasplantes, porque las células siguen viviendo. También deberíamos interrumpir la inseminaciones artificiales, porque algunos embriones se congelan".
Lo único que para Brusco está fuera de discusión es que "al accionar con una estructura estatal se va a disminuir la cantidad de muertes maternas y las secuelas ginecológicas". El resto, para muchos lo más importante, todavía está en disputa.
El 8 de agosto los senadores continuarán con el tratamiento de una ley en la que se mezclan visiones científicas, valores morales, principios religiosos y consideraciones políticas.