Su nivel de ebriedad era tal que cuando los oficiales de tránsito de la Ciudad le pidieron los documentos durante un control de rutina en pleno barrio porteño de Palermo no logró distinguir entre el registro de conducir y la tarjeta de crédito: tenía 1,92 gramos de alcohol en sangre, lo que representa casi tres veces el límite permitido.
En el control, que fue filmado por los propios agentes de tránsito para dejar constancia del procedimiento, el conductor casi no pudo hablar ni mantenerse en pie. En varias oportunidades se equivocó con sus propios documentos y apenas pudo seguir la conversación con la oficial que estaba al frente del operativo. No logró, por ejemplo, diferenciar entre la cédula verde y una tarjeta de promociones de una estación de servicio. Confundió también el acta de infracción con un folleto explicativo de las normas de tránsito a la hora de tener que firmar la multa.
Pero el infractor fue más allá y la situación se fue tornando cada vez más extraña. La agente, con gran paciencia, tuvo que soportar que el borracho incluso hasta se le insinuara, sin comprender la gravedad del momento y que el auto le iba a ser secuestrado.
Por algunos minutos, más allá de las frases sin sentido, el hombre se mostró colaborativo y hasta con cierta simpatía, pero cuando se le informó que iba a ser sancionado, comenzó mostrar agresividad. De hecho, llegó a subirse al auto para irse manejando a pesar de que ni sabía en dónde estaba. Por eso debió intervenir la policía para convencerlo de que desistiera. Resignado, dejó su auto y tomó un taxi.
Otros casos insólitos también filmados
En otro de los casos registrados en el barrio de Palermo, un joven conductor con 0,97 gramos de alcohol en sangre no pudo reprimir su bronca y pidió que detuvieran a todos los autos que pasaban por la calles, como le pasó a él. Después, con ironía, exigió que lo llevaran preso. Además, su acompañante quiso que le permitieran seguir manejando a ella, algo que no está permitido en la ley.
En el último hecho que llamó la atención, a un conductor que en principio quiso eludir el control, le dio 1,21 gramos de alcohol en sangre. La mujer que lo acompañaba, titular del auto y claramente enojada, les pidió a los agentes de tránsito que bajaran a su pareja del auto, porque al parecer este no quería bajarse ni correrlo de la senda peatonal donde había quedado cuando lo detuvieron al quererse escapar. Exigía también que no le acarreen el vehículo, y amenazaba con quedarse dentro del auto para que no se lo llevaran. Finalmente, el auto fue empujado por los propios agentes de tránsito.
Según datos oficiales, los mayores casos positivos se siguen dando en Palermo, un barrio donde la oferta de bares y boliches es interminable. La tendencia sigue mostrando que las mujeres son más responsables a la hora de tomar alcohol y manejar. Según las estadísticas, el 86,5% de los casos positivos son hombres y en lo que va del año, el 1,6% de los test de alcoholemia dieron positivo.
Según la ley, el límite máximo tolerado de alcohol en sangre para manejar es de 0,5 gramos para vehículos particulares, y cero para profesionales del transporte como conductores de taxis, colectivos o camiones, al igual que para los principiantes. En cuanto a los motociclistas, el límite es 0,2. Los operativos están a cargo de la Secretaría de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires con apoyo de la Policía de la Ciudad.