El juez de ejecución de penas de Gualeguaychú, Carlos Alfredo Rossi, se enfrentó este martes al jury de enjuiciamiento por mal desempeño y falta de idoneidad, tras haber liberado en julio de 2016 a Sebastián Wagner, el hombre que violó y asesinó a Micaela García en abril del siguiente año.
Rossi recibió siete pedidos de destitución en la Justicia por haberle otorgado la libertad condicional Wagner, quien cumplía una pena por violación hasta que el magistrado decidió que estaba "posicionado favorablemente" para quedar en libertad, a pesar de haber recibido tres informes que lo desaconsejaban.
"No tengo la bola de cristal", se defendió el juez este martes, en la primera audiencia, al hacer uso de su derecho a prestar declaración ante el Jurado.
"Quiero que entiendan que los jueces de ejecución de penas no tenemos una bola de cristal para saber qué es lo que va a acontecer tras una decisión que tomamos. Si la tuviéramos, no las tomaríamos", dijo Rossi después de haber hecho un repaso por su carrera judicial.
Tras lamentar la muerte de la joven de 21 años, Rossi manifestó que se convirtió en "una víctima de los medios", que fue "demonizado por la prensa" y que la sociedad lo condenó.
Durante las dos horas que duró su intervención, sostuvo que, teniendo en cuenta los parámetros técnicos, ninguna de las siete denuncias en su contra ataca la resolución de la liberación de Wagner, sino que se pone sobre la mesa la perspectiva de género, ya que le recriminan que no tuvo en cuenta advertencias sobre cuál era el posible comportamiento del imputado en caso de ser liberado.
Rossi fue designado juez de ejecución de penas y medidas de seguridad de Gualeguaychú en 2000.
Los primeros alegatos estuvieron a cargo del procurador general de la provincia, Jorge Amílcar García, y del abogado defensor Miguel Ángel Cullen, quien solicitó la absolución del magistrado.
La declaración de García fue lo que más ofuscó a los padres de Micaela, quienes presenciaron la audiencia. "El procurador no sólo le tuvo compasión a Rossi, sino que no se puso nunca en la postura de acusador y siempre remarcó que las preguntas eran a modo de aclaración y no para hurgar en las contradicciones en las que incurrió el juez", dijo Néstor García, papá de Micaela, al diario Clarín. Y añadió: "Me decepcionó y desilusionó. Parecía un juicio donde sólo había defensa para Rossi, cuando la sociedad pedía con este jury que se aclaren las cosas".
Antes, a pedido de la Asamblea Participativa de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, expusieron la antropóloga Rita Segato y el psiquiatra Enrique Stola.
Segato, feminista e investigadora en temas de género y en particular del sistema carcelario, aclaró en el inicio de su alocución que se disponía a hacer "una reflexión crítica a la doctrina jurídica que el juez Rossi representa". Luego, fue contundente al señalar que la Justicia no considera a los delitos sexuales en una justa dimensión: "Es necesario entender que los crímenes sexuales no son delitos menores", sostuvo.
Y continuó: "Son crímenes no instrumentales, sino expresivos, que expresan la capacidad de dominio y control masculino. Es un crimen territorial; si tiene una capacidad, esa capacidad es expresiva, y expresa dueñidad y dirige ese enunciado a los ojos de sus pares masculinos y a toda la sociedad".
Tanto para Segato como para el psiquiatra Sola, al momento de tomar la decisión de liberar a Wagner, Rossi no tuvo en cuenta las consecuencias que puede generar en una sociedad el reinsertar a una persona con sus características.
Para los padres de la víctima, este jury es "un circo". "Sobre todo por la actitud que tomó el presidente (Germán Carlomagno) y el resto del tribunal ante el testimonio de la antropóloga, Rita Segato, se reían y la frenaron cuando exponía sobre los antecedentes de la perspectiva de género", concluyó el papá de Micaela.
Seguí leyendo
Para el juez Rossi, Wagner estaba "posicionado favorablemente" para quedar en libertad