Después de los festejos de rigor, la gala en un hotel de lujo y el roce con las celebridades más destacadas, Diego Kolankowsky (44) decidió caminar por una Nueva York casi vacía. Un rato antes, uno de los espectáculos que produce en Broadway había ganado un premio Tony, el más importante de la industria teatral en Estados Unidos, el que todos sueñan con tener.
¿Cómo llegó desde su Ramos Mejía natal hasta quedarse sentado en un banco del Central Park con aquella estatuilla tan preciada en la mano? Entonces recordó algunos momentos de su vida: cuando era adolescente y viajaba desde su Ramos Mejía natal hasta Buenos Aires en el tren Sarmiento para estudiar inglés; cuando arrancó como meritorio en el archivo de un canal con 18 años; cuando probó suerte con algunas carreras universitarias pero no lograba terminar ninguna porque ya trabajaba a tiempo completo en un noticiero; cuando tuvo que bajar un cambio porque la salud le dijo "basta".
"Mi historia es la historia típica de una familia de clase media baja en Argentina de las décadas del '70 y del '80. Una de esas familias que se va cayendo y derrumbando a través de los años y los distintos cimbronazos. Soy hijo de un diariero que tocaba el bandoneón y una costurera tucumana con hermosos errores de ortografía", le cuenta con orgullo a Infobae desde Nueva York, donde está instalado desde hace un tiempo para dedicarse a la producción de obras musicales en Broadway.
El productor hoy vive entre La Meca para el rubro al que decidió dedicarse y Buenos Aires, donde sigue al mando de su empresa DK Group, que produce distintos programas de televisión, obras teatrales y además posee FM Delta.
"Una de mis compañías, en Estados Unidos, se llama justamente Second Life. De alguna manera esto es una segunda vida. A los 44 años me sumé el esfuerzo de estar viviendo entre dos mundos distintos, dos industrias distintas y arrancando de cero", asegura.
Es que, luego de más de dos décadas de trabajar en medios en la Argentina, apenas cumplió cuarenta años decidió probar suerte en un terreno nuevo: el mundo de los musicales. Y lo hizo, como asegura, comenzando de abajo, en solitario, con una valija y un proyecto bajo el brazo.
LOS COMIENZOS
Kolankowsky comenzó a trabajar en la adolescencia. Primero, ayudó a su padre en el kiosco de diarios. Luego, cuando era estudiante de Ciencias Económicas -un poco por pedido de su familia, que soñaba con un hijo "profesional"-, caminó distintos puntos del Conurbano haciendo auditorías de marketing para una empresa embotelladora.
Pero al poco tiempo, con 18 años, se dio cuenta de que el mundo de los números y de las botellas no era lo suyo.
"Yo estudiaba Ciencias Económicas pero era extremadamente infeliz, lo hacía por mis viejos", recuerda a la distancia.
Entonces decidió acudir a una de sus hermanas, Diana, que era mayor que él y trabajaba en el mítico programa Indiscreciones, conducido por Lucho Avilés en la pantalla de Telefe. Ella le consiguió una cita con el encargado del archivo del canal, que de inmediato le tomó una prueba.
A comienzos de los '90, el noticiero era de alguna manera la vedette del canal, que contaba entre sus figuras a Susana Giménez y Marcelo Tinelli, y tenía casi 200 personas trabajando únicamente en el área de noticias.
"Me tomaron una prueba de inglés y entro a Recepción Satelital, dentro del archivo. El fondo de todo, era el meritorio del archivista. Además era otra televisión, no existía el minuto a minuto, el rating llegaba al día siguiente y todo era muy intuitivo. En aquel momento tenía que elegir el material que llegaba con noticias de afuera y ordenarlo con criterio periodístico", apunta entre risas.
Poco después de su entrada, llegó hasta Telefe Noticias Juan Castro. "Él tenía tres o cuatro años más que yo, era una persona con una luz y un talento increíbles. Un tipo que realmente me enseñó muchísimo, incluso de la vida", sostiene el productor.
A poco de conocerse, comenzaron a trabajar juntos. Kolankowsky producía los segmentos en los que Castro se destacaba al aire. Y allí comenzó una carrera de grandes éxitos. Con el tiempo siguió todo el escalafón hasta convertirse en productor ejecutivo del informativo, por entonces uno de los programas más vistos de la televisión argentina.
En 1994, con apenas 20 años, el productor tuvo a su cargo la transmisión del Mundial de Fútbol de 1994, que se jugó en Estados Unidos.
"Todo fue muy vertiginoso. A los 22 años creamos Zoo con Juan y a los 24 me fui de Telefe e hicimos La Cornisa, con Luis Majul", recuerda. A esa saga de éxitos le seguiría otro hito: con 27 años fue nombrado gerente de noticias de América Televisión. "Fui el gerente de noticias más joven de la historia", rememora contento.
VOLVER A EMPEZAR
A los 30 años, con cinco Martín Fierro y un premio Emmy en su haber, el productor decidió abrir su propia empresa periodística.
¿Cómo fue entonces que llegó el mundo del musical y el teatro a su vida?
Kolankowsky recuerda que cuando tenía 16 años fue con su madre a una función del musical Drácula, en el Luna Park porteño.
"Ahí pensé: 'Creo que el musical va a ser importante en algún momento de mi vida'", apunta. Años después, uno de los programas que tenía su productora lo hizo viajar por el mundo y de alguna manera aquella premonición se cumplió.
"De viaje por Nueva York y estando en contacto con distinta gente volví a sentir el amor por el teatro. Siento que el musical engloba todas las disciplinas: el canto, la destreza vocal, el baile, la música", dice con entusiasmo.
"El músical es un show, es como ir a un recital. Te puede gustar o no pero siempre tiene que tener espectacularidad. Y eso es adrenalínico", agrega.
La fascinación por ese género teatral lo llevó a quedar prácticamente encandilado por un espectáculo puntual llamado Rock of Ages.
"¡Lo vi 19 veces! Llevé a mis amigos para verlo, a algunas de mis novias, cuando cumplí 40 hasta hice viajar a algunos familiares para que lo vieran", señala.
En aquel show, Kolankowsky quedó impresionado por el trabajo de Constantine Maroulis, el protagonista del espectáculo.
"Por esas casualidades, lo conocí en una fiesta. Le conté que había visto Rock of Ages tantas veces, que tenía distintos proyectos", relata el productor.
De ese encuentro casual surgió uno de los primeros proyectos de Kolankowsky en Broadway, la obra Spring Awakening, junto al director Michael Arden.
"Spring Awakening tuvo tres nominaciones a los Tony y fue exitosísimo. Después llegó Once On This Island, una obra inmersiva en un escenario circular y pasó todo lo que pasó", asegura feliz.
Lo que pasó, fue, justamente, un espectáculo con gran recepción del público y la prensa especializada, además del premio más importante del rubro.
"Lo loco es que en este pequeño período de cuatro años pasé de ser un desconocido a ser uno de los creativos de las últimas dos obras más importantes de la industria. Fue empezar todo de nuevo. Y me encantó, esto tiene una adrenalina increíble", asegura.
"Acá viajo en subte tranquilamente, me tomo el colectivo feliz. Encontré placer en volver a las raíces, en preguntarme cómo resuelvo tal cosa. Me di cuenta de que en Buenos Aires no me acordaba ni cómo se pagaba una factura de luz. Acá tuve que volver a hacer todo desde cero", afirma.
Para la entrega de lo Tony le dieron dos invitaciones. Kolankowsky decidió llevar de acompañante a uno de sus amigos de toda la vida, Maxi, quien lo conoce desde que tenía 12 años.
"Fuimos con mi amigo del barrio, de Ramos Mejía, un tirapiedras como yo. Sentí que quería compartir ese momento con alguien que conociera mi historia", cuenta emocionado.
Y entonces recuerda los nervios de aquella noche de gloria, el estómago cerrado por la excitación, la corrida hasta el escenario cuando dijeron que su obra había ganado en el rubro Mejor Reedición de un Musical, una gala en el Plaza Hotel donde vio de cerca a Robert De Niro. Hasta que llega el momento en que se sentó en el Central Park con el ansiado premio en la mano y pudo, por fin, celebrar.
SEGUÍ LEYENDO: