Justina Lo Cane estuvo internada más de tres meses en la Fundación Favaloro a la espera de un trasplante de corazón, hasta que el 22 de noviembre de 2017 murió. Tenía tan solo 12 años y padecía una cardiopatía transgénica, diagnosticada a los 18 meses de vida.
La menor estuvo dos meses en terapia intensiva, hasta que a principios de noviembre del año pasado su estado se volvió crítico y se aceleraron los tiempos de la necesidad de un trasplante.
Justina estuvo primera en la lista de urgencias del Incucai, pero el corazón compatible nunca llegó y finalmente murió. Por su enfermedad, sufrió una trombosis en una de sus piernas y tuvieron que amputarle los cinco dedos del pie.
Su familia había iniciado en las redes sociales una campaña para pedir por el corazón que tanto necesitaba, pero también con la intención de generar conciencia sobre la problemática en toda la sociedad.
La campaña surtió efecto e incluso los padres de Abril Bogado, una nena de 12 años que fue asesinada en La Plata durante una entradera, decidieron donar el órgano para que pudiera vivir.
Sin embargo, el corazón de la nena asesinada no era compatible y no pudo hacerse efectivo el trasplante. No fue el único intento infructuoso. Hubo al menos otros 10, pero en algunos casos la incompatibilidad y en otros complicaciones de otra índole no permitieron avanzar.