A pocos días de que se cumpla una década del fallo de la Corte que obliga a los gobiernos nacional, bonaerense y porteño a sanear el Riachuelo, la contaminación sigue omnipresente. En las obras de ampliación de las redes cloacales, pluviales y de agua potable en la Villa 21-24, de Barracas se detectaron, al menos, unos 3000 m3 de tierra con restos de plomo.
Esa tierra, que es la que se retira para poder colocar los ductos que conectarán con el colector cloacal que irá del lado de la Capital para desembocar luego en el Río de la Plata, equivale a lo que contienen unos seis tanques de combustible de los que se encuentran en las estaciones de servicio.
Por el momento, la tierra se acumula en bermas que luego deberán ser tratadas en ese lugar por una empresa para descontaminarla. Y, aunque la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) ya llamó a concurso para subcontratar esas tareas, un particular denunció por posible direccionamiento la adjudicación.
"Las obras comenzaron y se detectó que en la tierra había restos de plomo. Es probable que se trate de restos de hidrocarburos. Pero no hay que alarmar a la gente porque los niveles que se encontraron no superan los límites de la nora", explicaron extraoficialmente en Acumar aunque indicaron a Infobae que cuentan con análisis de esos suelos.
La cuestión vuelve a poner sobre el tapete el debate de los estudios de suelos de todos los asentamientos que están a la vera del Riachuelo y del Polo Petroquímico Dock Sud, análisis que, si se realizaron, nunca se hicieron públicos.
Incluso la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires recomendó varias veces en el expediente judicial que se realizaran esos mapeos.
"La ampliación en los servicios básicos beneficiará a 28.000 personas de los barrios San Blas y Tres Rosas. Actualmente los trabajos están abocados a la instalación de los tres caños: cloacas, agua potable y pluviales y de una estación de bombeo para servir estos barrios", indicaron en la agencia mediante un comunicado oficial.
Acumar trabaja en el lugar conjunto con el gobierno porteño y AySA, y mantiene cada 45 días mesas de trabajo con los vecinos, para escuchar sus necesidades y reclamos. Las obras requieren una inversión de 318 millones de pesos y se desarrollan en el marco del crédito ejecutado por el Banco Mundial, que incluye la obra del Colector Margen Izquierda.
Peligros para la salud
En la villa 21-24, de una muestra tomada a 962 niños menores de 6 años, el 25% tiene plomo en sangre, según precisa un estudio socioambiental realizado por la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) y utilizada por la Auditoría de la ciudad hace tres años. "Los datos deben comprenderse dentro de un contexto en el que dos tercios de los hogares encuestados tiene al menos una necesidad básica insatisfecha. Según cuenta en el informe de diciembre, en cinco años sólo se relocalizó el 14% de las familias que viven en el camino de sirga. En la 21-24 viven 55.000 familias en 60 hectáreas.
Son 1370 las que hay que relocalizar. Los plazos para que el Gobierno porteño lo concrete están todos vencidos", indica el auditor Facundo Del Gaiso en un informe de hace dos años.
El plomo compite en el organismo con el calcio y el hierro, lo que puede predisponer a la persona a dos respuestas iniciales: trastornos en el desarrollo para el aprendizaje del niño y anemia. Puede afectar al sistema nervioso central en forma de cefaleas, insomnio, alteraciones del carácter y de la memoria.
Las vías de entrada del plomo inorgánico en el organismo son fundamentalmente la respiratoria y la digestiva. Por vía respiratoria se absorbe entre el 30 y el 50% del plomo inhalado; por vía digestiva se absorbe el 10% (hasta el 50% en los niños). Por eso, quienes más se enferman son los niños de entre 1 y 6 años, que gatean y juegan en el piso que, muchas veces, es directamente de tierra contaminada. A esta edad el cerebro y el sistema nervioso de los niños son más sensibles a los efectos dañinos del plomo, ya que sus sistemas están en vías de crecimiento.
El Defensor Adjunto del Ministerio Público de la Defensa porteño, Luis Duacastella, que acompaña a vecinos de los barrios afectados señala que el principal problema es la falta de seguimiento de los casos por enfermedades por contaminación: "El programa de salud de Acumar es lo que está más retrasado y falta seguimiento de los casos. Los chicos detectados cuando empezó esta causa tenían 5 años, hoy son adolescentes de 15 y nadie los estudia", indicó a Infobae.
Respecto de la contaminación industrial, la Acumar envió informes a la Corte la semana pasada, después de que el máximo tribunal ordenara que se enviase la lista de las empresas más contaminantes de la cuenca. "Los establecimientos declarados agentes contaminantes por el organismo, que no han sido reconvertidos a la fecha, ascienden a 845", indica el reporte.
En el mismo escrito detalla que 219 empresas industriales y/o de servicios son consideradas de seguimiento particular por la Autoridad de Cuenca debido a su relevancia ambiental, de las cuales 140 son también agentes contaminantes.
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