"El aborto criminal constituye una práctica amoral y delictuosa", incluso si la realiza un médico, se afirma en este emblemático libro.
Esta publicación oficial del año 1950, ilustra con el estilo gráfico característico de la época y del peronismo las realizaciones y planes de esos primeros años de gestión justicialista. Explica cómo se concibió el programa, haciendo referencia al Consejo Nacional de Posguerra, una creación de Juan Perón, previa a su llegada a la presidencia [Nota: El libro puede verse completo cliqueando aquí; la infografía en cuestión se encuentra en la página 328].
Del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) a las 20 verdades justicialistas, de la nacionalización de los principales servicios al plan de obra pública, del Estatuto del Peón a la Tercera Posición Justicialista, pasando por los derechos del trabajador y de la ancianidad, el fomento a las actividades deportivas, la Flota mercante, la educación, la vivienda y, por supuesto, la salud pública, todo está consignado en este libro. Al frente de esa política, se desempeñaba el médico Ramón Carrillo, un prestigioso sanitarista.
Es en este rubro, que se reproducen dos infografías. La primera, referida a la protección al niño en gestación: "los centros maternos infantiles", que están "diseminados por todo el territorio", son definidos como "la máxima garantía de protección para el ser que llegará". En ellos se asesora "a la futura madre durante la gestación", se la asiste durante el parto y en los primeros meses de crianza.
Al lado de esta infografía, hay otra cuyo título es "Al margen de la ley" y que, junto con la cifra de profesionales y auxiliares de la medicina matriculados, describe el combate que libra el Estado contra el curanderismo y otras formas de ejercicio ilegal de la medicina, que pone "en serio peligro" las vidas, "vaciando al mismo tiempo los bolsillos". A continuación, un apartado llama a "desterrar del país la práctica del aborto criminal".
Bajo ese título, se lee: "El ejercicio ilegal de la medicina constituye un gravísimo delito, que nuestras autoridades reprimen con toda intensidad. La crónica diaria refleja esta labor altamente eficiente de los encargados de luchar contra el 'curanderismo', la 'adivinación' y los a los médicos que practican curaciones milagrosas", sin ningún título que los habilite para ello".
Y a continuación: "No se detiene allí la acción represora del Estado, pues convencido de que el aborto criminal constituye una práctica amoral y delictuosa, aun cuando la tomen a su cargo profesionales en el arte de curar, ha orientado sus esfuerzos hacia la meta de desterrarla para siempre de entre nosotros".
Una política de protección a la madre gestante en consonancia con lo que decía Eva Perón, "el vientre de la mujer es la cuna sagrada donde se genera la vida", y una política pro-vida que, años más tarde, en su tercer mandato, Perón volvería a implementar con argumentos no sólo de tipo moral, sino también geopolíticos.
Como se señaló en Infobae al inicio del debate sobre la legalización del aborto, los seguidores de Juan Perón no parecen haberlo estudiado, ni parecen recordar los principios del programa que formuló en los años 70.
Perón fue el último estadista en formular una política poblacional. Antes lo habían hecho hombres de la talla de Alberdi y Sarmiento. Hoy ningún político argentino lo hace
Preocupado por el débil poblamiento de nuestro territorio, Perón proponía fomentar la inmigración y la natalidad, con la meta de lograr 50 millones de habitantes para el año 2000. Fue el último estadista en formular una política global en materia poblacional. Antes lo habían hecho los organizadores de nuestro Estado, hombres de la talla de Alberdi y Sarmiento. Hoy ningún político argentino reflexiona en estos términos.
La pregunta de Neustadt a Perón sobre McNamara
En diciembre de 1968, el periodista Bernardo Neustadt le preguntó a Perón, que todavía estaba en el exilio: "¿Usted sabe que McNamara fue a Buenos Aires y pronunció un discurso en el que condicionaba los préstamos al control de la natalidad…?".
Perón respondió: "Cosas americanas. Si él cree que eso es un problema para la Argentina con 23 millones de habitantes, ¿cuánto más lo será para EEUU con 200? ¿Y por qué ellos no limitan su natalidad? (…) Vea, para mí esto es un disparate. (…) …la Argentina necesita más población y no tiene por qué limitar su natalidad".
De estos temas ya no se habla, pese a su carácter estratégico. Y si alguien los evoca, la respuesta es la indiferencia o la burla. Algunos peronistas llegan incluso a justificar su apoyo al aborto legal en su pertenencia a un movimiento cuyo ADN es contrario a esa práctica.
Incluso Cristina Kirchner, que durante su mandato se inscribió en la tradición peronista de defensa de la madre gestante y del niño por nacer al extender la AUH a las embarazadas, parece ahora decidida a renegar de ello. Sin embargo en aquel entonces decía: "Estamos haciendo una muy fuerte apuesta a la vida".
En 1974, los enviados de Perón a la Conferencia de Población de Bucarest planteaban la necesidad de fiscalizar a los organismos que promovían el control de la natalidad, para evitar acciones indiscriminadas, "incompatibles con el ejercicio de los derechos humanos".
Actualmente, en cambio, muchos políticos celebran e incluso promueven la injerencia de esas ONG en el debate sobre la legalización del aborto.
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