Ecoparque: cómo está el ex Zoológico y sus animales a dos años del inicio del proyecto

Desde su cierre definitivo a mediados de 2016, el zoológico continúa su proceso de transformación en un "Ecoparque Interactivo", que finalizaría en 2023. Cómo viven los animales y los edificios patrimoniales de las 17 hectáreas que conforman el parque

En el barrio porteño de Palermo, frente a la Plaza Italia, la intersección de la Avenida Sarmiento y la Avenida General Las Heras vio pasar desde 1888 hasta 2016 al enorme caudal de porteños, turistas y curiosos que ansiaban visitar el histórico Zoológico de Buenos Aires.

Con la sensibilidad ambiental que se desarrolló en el último tiempo en todo el mundo, la sociedad dejó de tolerar o naturalizar repentinamente que un oso polar pasara sus días en una pileta en la ciudad o que una jirafa o un elefante vivieran a escasos metros de avenidas por donde circulan cientos de colectivos y autos todos los días.

Así fue que en 2016 el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, anunció su cierre definitivo y dio comienzo al proyecto de transformación del ex Zoo en un Ecoparque Interactivo. Los zoológicos que respondían al modelo victoriano, basado en la exhibición de animales únicamente con fines recreativos, dejó de estar vigente y era necesaria una transformación.

A dos años del comienzo del proyecto, mientras se finalizan las obras de bienestar animal (con derivaciones y rehabilitaciones en proceso) y comenzaron las obras de transformación en el extremo de Plaza Italia y Libertador, Infobae recorrió las instalaciones que por el momento no están abiertas al público.

La obra -que arrancó en junio de 2016 y despertó inquietudes, opiniones y críticas de todo tipo- se planificó en tres etapas: una primera entre 2017 y 2019, la siguiente entre 2020 y 2023 (que es cuando se estima la fecha final de reapertura al público) y una tercera de ahí en adelante.

Cuando finalice el proyecto podrán distinguirse dos grandes áreas: una de acceso controlado que albergará a la fauna y estará dividida en "eco-regiones" alejadas del ruido de las avenidas cercanas y un área de acceso gratuito con actividades turísticas, culturales y educativas enfocadas en temas ambientales.

La idea de quienes llevan adelante la transformación es que el espacio verde pueda volver a ser un paseo familiar que "respete la naturaleza y contribuya a la conservación de la biodiversidad" al tiempo que conviva en armonía con el patrimonio arquitectónico de la ciudad. A la vez, también se espera que sirva como ámbito para promover proyectos de investigación científica.

De acá a un año -a mediados de 2019- se espera que se lleve a cabo la apertura del extremo de Plaza Italia y la primera "eco-región" del predio. Esperan que esa primera área recupere la biodiversidad de la llanura pampena y se erija como un ecosistema que probablemente atraiga, por ejemplo, especies de aves que ya no se veían hace años en la zona. En esa zona habrá también especies en "semi-libertad" (como flamencos) y se inaugurará en la felinera un museo histórico que relatará la historia del predio y el proyecto de transformación.

En 2021 se abrirá el ingreso principal sobre avenida Sarmiento y el extremo de Libertador, que contará con un "ecomercado", el área central donde se concentrarán los programas de conservación y una nueva "eco-región". Las últimas cuatro deberían abrir para 2023, cuando finalice el proceso de transformación.

Las eco-regiones que quedarán serán "Buenos Aires Silvestre", "los Montes del Yaguareté", "de los Andes a la Patagonia", "Costas y Mar Argentino", "conservando nuestra Biodiversidad" y "desde el Jardín Zoológico hasta el Ecoparque", que es donde quedarán los animales exóticos que por distintas razones no pueden ser derivados.

En todo el predio, además, la segunda prioridad después de los animales es el patrimonio arquitectónico. "En las 17 hectáreas que tiene el Ecoparque hay 81 edificios, de los cuales 42 son patrimoniales. De ellos únicamente 6 o 7 van a ser concesionados en la primera etapa, que son los que están sobre Las Heras y Sarmiento", señalaron Gonzalo Pascual, subsecretario a cargo del parque en la visita, y Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, a Infobae.

"Por ejemplo, la provincia de Corrientes va a tomar por convenio la lorera para hacer exposiciones sobre los atractivos del Iberá y también hay un convenio con la Universidad de Tres de Febrero para hacer exposiciones artísticas", explicaron.

Cómo están hoy las animales

En el ex Zoológico de Buenos Aires había aproximadamente 1.300 animales. Actualmente, después de algunas derivaciones hay 865 y al final de proyecto esperan que queden aproximadamente 300, mayoritariamente autóctonos.

La idea es que las especies que queden en el Ecoparque vivan en espacios más amplios que representen de manera fiel sus hábitats naturales. Las especies no autóctonas que habitaban en el Zoo están siendo derivadas ahora mismo, con excepciones como la jirafa, que no puede ser trasladada por su tamaño y edad.

Sin embargo, remarcan sus cuidadores, los traslados no son un proceso rápido. Una vez realizados los estudios de prefactibilidad técnica de la derivación y de los destinos, se tiene que preparar meticulosamente la logística del traslado (que se realiza en unas cajas especiales), los procesos administrativos del país de origen y de destino (en caso de que viaje al exterior) de acuerdo con los protocolos y estándares que existen para evitar el tráfico ilegal de fauna y finalmente el traslado.

"Hoy el personal son 230 personas de los cuales la mitad son técnicos afectados al bienestar animal: veterinarios, biólogos, enriquecedores, cuidadores y entrenadores", destacó Gonzalo Pascual.

Los cuidadores que tratan y entrenan todos los días a los animales que se quedan, se trasladan o derivan, bromean con que el parque es hoy más bien un "geriátrico" de animales. Hay una gran cantidad actualmente de animales gerontes que habitan desde hace mucho tiempo en el predio. Algunos que incluso requieren cuidados puntuales como kinesiología o fisioterapia. Se trata de animales que, ante la posibilidad de que no sobrevivan al traslado, es preferible conservarlos.

"Por eso es difícil cuando se muere un animal y hay una acusación de mal cuidado. Eso no es así, el personal no lo permite", se lamentó Florencia Presa, encargada de comportamiento animal del parque. "Nadie de los que trabajamos acá va a permitir una falta de respeto a un animal", explicó.

Durante mayo de este año fueron derivados dos ciervos a la Estación de Cría de Animales Silvestres de la provincia de Buenos Aires (ECAS) y una iguana de Fiyi al zoológico de San Diego, en Estados Unidos. Próximamente serán derivados también a Estados Unidos leones a un santuario en Minnesota y osos pardos a Colorado.

Luego papiones que irán a un bioparque en Risaralda, Colombia, hipopótamo pigmeo a Chile, lobos marinos a San Pablo y un elefante asiático a Mato Grosso, en Brasil. El mono carayá quedará en el país en la Reserva Experimental Horco Molle, en Tucumán, y los antílopes irán al igual que los ciervos al ECAS.

Hay dos osos pardos que serán derivados a The Wild Animal Sanctuary en Colorado (un espacio que cuenta con 720 hectáreas de praderas) y están en este momento siendo entrenados tres veces por semana para que puedan entrar y salir de las cajas de transporte sin inconvenientes.

Infobae presenció el entrenamiento de Barolina, una hembra de 24 años, que es estimulada con alimento para fomentar la exploración, musculación y alimentación al igual que un macho de la misma edad, Atze.

Otra de las especies que atraviesan un proceso de transformación importante (aunque no de traslado por el momento) es el ocelote Chipy -un felino carnívoro de patas cortas que habita naturalmente en el norte y noreste de Argentina y de Paraguay- que hoy tiene 13 años.

Chipy vivía en una casa de familia como mascota, fue rescatado y pasó de estar alojado en un monumento histórico pequeño a un ambiente más grande con estructuras en altura, refugios y rascadores que, explican sus cuidadores, le permiten una mejor calidad de vida.

Por otro lado, es inminente el traslado de un mono carayá hembra, Indra, de 6 años, a la Reserva Experimental de Flora y Fauna de Horco Molle, en Tucumán. Por este motivo Indra está siendo entrenada para ingresar a las cajas de traslado además de que también estimulan su comportamiento de exploración, la búsqueda de alimento como ocurre en la naturaleza (les entregan dispositivos que deben desarmar para acceder a la dieta) y la motricidad.

Con ella vive también un mono araña o marimonda macho, Adolfo, que tiene 30 años y no puede ser trasladado. Hace un tiempo que viven en un nuevo recinto donde trepan y hasta interactúan con la gente que pasa por Sarmiento.

"Ellos se criaron con gente que venía al parque, fueron muchos años de no ver personas y aunque la gente cree que eso no es necesario, es todo lo contrario", explica Presa. "Es una interacción fundamental. Con esto vimos comportamientos en Adolfo que no veíamos hace años".

Los especialistas que trabajan en el proyecto explican que, con paciencia, cada animal volverá a su hábitat y quedarán de a poco únicamente los que corresponden a este ecosistema y son especies autóctonas.

Una vez que se terminen de poner en valor los edificios patrimoniales del parque (de diversos estilos arquitectónicos) y se restaure el ecosistema (se reducirán en un 40 por ciento los senderos de asfalto para generar más superficie absorbente), se disminuirá en un 26% la presencia de construcciones y el espacio verde aumentará en un 24% para que, esperan, esas 17 hectáreas en la Ciudad se resignfiquen y el espacio que una vez fue una exhibición de animales se transforme en un oasis natural con fines científicos y educativos.

Fotos: Adrián Escandar

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