Sofía Zibecchi tiene 17 años, preside el Centro de Estudiantes del Colegio Federico García Lorca y fue una de las disertantes más jóvenes entre los expositores a favor del aborto legal en el Congreso. "Se intenta dejar a las adolescentes fuera de este debate, nos dicen que pensamos con la bombacha, que estamos siendo manipuladas, coaccionadas, pero somos nosotras las que acompañamos a nuestras compañeras a abortar. Somos nosotras las que vimos el terror en sus caras y quienes las vimos arriesgar sus vidas", dijo en su exposición. Ángela Castillo tiene 17 años y es delegada de quinto año de la Escuela Osvaldo Pugliese, en Villa Crespo.
Una y otra forman parte de lo que la periodista Luciana Peker llamó durante su exposición en el Congreso "la revolución de las hijas": el "movimiento de pibas" de escuelas secundarias que acompañó con una potencia arrolladora la lucha por la despenalización y legalización del aborto.
Las estudiantes fueron protagonistas del movimiento de mujeres durante el debate por el aborto legal. ¿A qué se debe?
Sofía: Las pibas de ahora tenemos más en claro cuáles son nuestros derechos y reivindicaciones. El feminismo no es renunciable en ningún colegio, acá somos todos feministas y aliados, y esa es una ventaja de la lucha de nuestra generación. Por supuesto que no es una generación sin machitos y sin violencia pero sí con un enorme interés en ir hacia la deconstrucción de esos modelos desde muy temprana edad. Por eso en las marchas vimos chicas de 12 o 13 años levantando carteles. Creo que le pusimos la vara muy alta al Estado.
Ángela: Nos dimos cuenta de que tenemos la posibilidad de no callarnos más. Y ese empoderamiento tan temprano, sobre todo de las pibas, es muy importante. Es la autoconciencia y la autopercepción como seres políticos y la convicción de que podemos hacer algo para cambiar las cosas. Nuestro compromiso con la lucha por el aborto legal se ve en el colegio: en vez de contar estudiantes, contamos pañuelos.
¿Por qué están a favor de la despenalización y legalización del aborto?
Sofía: Por un lado, considero que tenemos derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y obligar a una persona gestante a llevar adelante un embarazo que no desea es una forma de tortura. Por otro, el aborto existe, no estamos debatiendo 'aborto sí o aborto no' sino 'aborto clandestino o aborto legal'. ¿Por qué las mujeres que deciden abortar tienen que someterse a la clandestinidad y correr el riesgo de morir cuando el Estado debería ser el garante de la salud de todas las personas? Quienes están en contra están pidiendo la continuación de la opresión hacia las mujeres y la penalización de un derecho.
Ángela: Tengo muchos argumentos por los que estoy a favor pero eso no es lo importante. Hay una realidad material: muchas mujeres mueren año tras año por abortos clandestinos y eso no es un problema privado sino de Salud Pública. Frente a una realidad como esa, las opiniones personales deben quedar a un lado.
¿Qué idea tienen sobre el comienzo de la vida?
Sofía: Un feto sin sistema nervioso no tiene los mismos derechos que una mujer gestante, no es comparable. Yo no leo poemas escritos por fetos. Creo que llevar la discusión hacia ese lado es un gran intento de los antiderechos por banalizar el tema y de privar a la persona gestante del derecho a decidir sobre su propia vida.
Le pregunto a mi hijo de 12 si alguna compañera suya lleva el pañuelo verde al colegio. “Todas” me dice. Ahí está el futuro ☺️💚👏🏼
— Julieta Ortega (@ortegajuli) 9 de junio de 2018
Quienes están en contra se llaman "pro vida". ¿Qué piensan?
Sofía: Hablar de pro vida como si nosotros fuéramos pro muerte es una falacia. La estrategia de instalar que estamos a favor de matar bebés corre el foco del verdadero problema, que son las muertes maternas por abortos clandestinos.
¿Qué les pasa cuando dicen que estar a favor es una moda?
Ángela: No me llama la atención que haya chicas de mi misma edad que crean que estar a favor es una moda. Creo que algunas de nosotras tenemos el privilegio de habernos encontrado con el feminismo y dejado que nos salvara. Eso es algo que se repite muchísimo entre las compañeras: 'El feminismo me salvó la vida'. Creo que nos falta poder llegar a otras pibas de nuestra edad que siguen replicando un discurso completamente patriarcal.
¿Se cumple en los colegios la ley de Educación Sexual Integral (ESI)?
Sofía: Lo que hay no viene del Estado sino de la militancia y de los propios intereses. Hace años que los centros de estudiantes venimos armando talleres de educación sexual y cubriendo el vacío que deja el Estado. No sOlo hablamos de la importancia de informar métodos sino derechos. Las mujeres tenemos derecho al placer, a decir que sí y que no, aunque sea tu novio: sí, es tu cuerpo, y nadie más que vos puede decidir sobre él. Hay muchos obstáculos. A veces logramos que las pibas entiendan que tienen derecho a cuidarse pero cuando van al hospital público tienen que esperar seis meses para una consulta y pagar 500 pesos por unas pastillas anticonceptivas.
Angela: Es algo por lo que venimos peleando hace años. Si bien se sancionó en 2006, no se cumple y no se implementa de forma científica y laica. Todo lo que no hay lo suplimos con autogestión, como hizo siempre el feminismo. En mi colegio tocamos temas -violencia, sistema patriarcal, relaciones de pareja no tradicionales, diversidad- pero porque hubo muchísima presión de los estudiantes. Nosotros les dijimos a los docentes: 'Basta, si son tan comprometidos vengan a darnos una educación sexual integral laica y científica'.
¿Cuál es el rol que cumplen los adolescentes varones?
Ángela: En mi colegio entendemos que el feminismo necesita la deconstrucción: los hombres son parte de esta sociedad y también tienen que deconstruirse. Nuestra decisión es que participen en la lucha pero no como protagonistas sino como nuestros aliados.
¿Cómo esperan la sesión de mañana?
Sofía: En mi colegio se vive con mucha expectativa. No hay una mochila sin pañuelo verde. Estamos hablando del aborto como un derecho que nos es negado y vemos a las chicas acceder en un ámbito clandestino de culpa y vergüenza. Las adolescentes estamos en riesgo. En mi caso, no entendería cómo seguir adelante en caso de que no se sancionara la ley. Espero que los diputados estén a la altura de la discusión y debatan con la realidad, no con fetos de plástico y con el cuento de las dos vidas.
Ángela: Estoy muy ansiosa y muy contenta, creo que el movimiento estudiantil supo organizarse y poner un pie en una caminata histórica. Las pibas estamos logrando comunicar nuestra voz, tenemos compañeras que hablaron en el debate en el Congreso y eso es algo que antes no hubiera pasado porque habrían considerado que somos chicas para opinar. Me parece que es histórico que las adolescentes ya podamos estar disputando poder y haciendo política de forma tan profunda y organizada.