Una mujer laica de origen noble prácticamente desconocida puede llegar a convertirse en santa. En vida se llamó María Antonia de Paz y Figueroa, pero se la conoció por un nombre más cariñoso: 'Mama Antula'. Su labor social, histórica y religiosa mereció ser homenajeado en el Salón Arturo Illia del Palacio Legislativo de la Nación.
La iniciativa de interés social, cultural y provincial proclamada por la Cámara de Diputados de la provincia de Santiago del Estero -lugar de su nacimiento- fue impulsada por el gobernador del Santiago del Estero Gerardo Zamora, el vicegobernador José Emilio Neder y la senadora Ada Itúrrez de Cappellini y reunió a diversas personalidades del ámbito social y religioso.
Pasadas las 17.30 en el recinto histórico sonaron del violín de Catriel Galán -músico de la orquesta de cámara del Congreso- las estrofas del himno nacional que dieron inicio a la emotiva ceremonia.
La vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, quien es devota y se mostró emocionada, presidió el tercer reconocimiento de la beata santiagueña. "Creo que es una figura para conocer y aún más para reflexionar. Es maravilloso poder descubrir en esta contemporaneidad personas tan llenas de espíritu y valores", expresó.
Hasta hace poco tiempo su nombre se mantuvo desconocido. Nacida en 1730 en el norte de Argentina, en una familia acomodada, lo dejó todo para recibir la educación jesuita.
El libro "Descalza", obra de Nunzia Locatelli, Cintia Suárez y Gisela García, basado en una profunda investigación de más de 6 años, es un salto a la época de la colonia y describe una sociedad patriarcal en la que las mujeres no tenían poder de decisión.
"La audaz protagonista desafió esos mandatos, caminó descalza más de 4.000 kilómetros del territorio argentino. Desde que empezó el viaje su historia se llenó de hechos inexplicables y misteriosos", define la contratapa del libro que relata la vida de la recientemente canonizada religiosa. "Descalza" recorre el peregrinar de Mama Antula, la mujer que desafió a los máximos poderes de su época.
Cuando la Compañía de Jesús en 1787 fue expulsada del Virreinato, la mujer se mantuvo firme ante sus convicciones. Su espíritu provocador la llevó a difundir la palabra de Dios a cualquier parte, siempre enfocada en los más humildes. Vestida de monja aunque no lo era, recorrió más de 4.000 kilómetros peregrinando descalza, sólo la acompañada su cruz 'bastón'.
Luego de su recorrido por Catamarca, Jujuy y Córdoba llegó a Buenos Aires en 1780. Ya en la capital del Virreinato, figuras que hicieron parte de la historia argentina como Cornelio Saavedra Manuel Belgrano, o Santiago de Liniers recurrieron para encontrarse en el silencio y la oración.
Esta singular mujer materializó su labor al fundar la Casa de Ejercicios Espirituales. El establecimiento, que ocupa casi toda una manzana en la avenida Independencia al 1100 y donde preparó a próceres, actualmente sigue funcionando como casa de retiro.
Por orden del papa Francisco, el 27 de agosto de 2016 fue beatificada. Se le atribuye la curación milagrosa de la hermana Rosa Vanina, un hecho que el Vaticano consideró inexplicable para la ciencia. De esta manera se convirtió en la octava beata argentina.
El homenaje continuó con la exposición del historiador Alejandro Olmos Gaona y la licenciada Cintia Daniela Suárez, la periodista italiana Nunzia Locatelli, autora del libro "Descalza". Hablaron sobre el contexto histórico, político y religioso del siglo XVIII, su figura singular y su mensaje espiritual que siguen vigentes en la actualidad.
Mamá Antula traspasó las fronteras internacionales."Analizando el material biográfico poniendo en foco el vínculo con el exterior, el país que tiene más conexión es Italia y el papa Francisco. El 113 de marzo de 2013 asumió el Papa Francisco, el deseo de Mamá Antula se cumplió", resaltó Locatelli.
Desde que inició su travesía, su camino se llenó de hechos inexplicables y misteriosos, resaltó la coautora de la obra que recorre su historia. "Son varias las peripecias a las que se enfrentó. En aquel momento había una sociedad patriarcal española, en todo ese contexto nace y muere. Se abandonó por completo para dedicarse a los otros, a los más vulnerables", agregó Suárez, que recibió el diploma de reconocimiento otorgado por la provincia de Santiago del Estero.
Como cierre de la ceremonia, Luis Carranza, autor y compositor, hizo emocionar a los presentes con el himno escrito inspirado en María Antonia de Paz y Figueroa.
La beata murió el 7 de marzo de 1799 y sus restos descansan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en calle Bartolomé Mitre 1524, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A la espera de la comprobación de otro de sus 'milagros', se encamina a ser la primera santa argentina.
Fotos: Nicolás Stulberg
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