La Ciudad de Buenos Aires avanza con los planes para quemar los residuos. Así lo reconoció el ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, durante la presentación de un laberinto reciclable: "En cuatro años tenemos que tener algo funcionando. Ya firmamos un convenio con Airparif, un organismo público con participación de ONGs francés, que controla la calidad del aire de la Ciudad y también de las plantas de termovalorización. Ese es el modelo que queremos. Algo tenemos que hacer porque en cuatro años el Ceamse colapsa", dijo a Infobae.
El funcionario presentó un laberinto hecho con 15.000 botellas recicladas y reiteró que, aunque el distrito permita la incineración, las políticas de recuperación siguen intactas: "Estamos haciendo la inversión más grande de la historia en materia de reciclado. Son unos 750 millones de pesos sin contabilizar los honorarios de las cooperativas", indicó y destacó que se han renovado 13 de los 15 centros verdes, que hay 222 puntos en toda la ciudad para depositar reciclables y que se está construyendo un nuevo centro para separar y clasificar la basura domiciliaria.
Respecto de la inclusión de la instalación de la planta de termovalorización reiteró que "el lugar todavía no está definido. Seguimos estudiando dónde es posible localizarla" y admitió que cualquier espacio que requiera cambio de zonificación del Código de Planeamiento Urbano porteño requiere de 40 votos en la Legislatura y una audiencia pública.
El convenio con el ente francés se firmó para avanzar en el Sistema de Información Pública del Sector de la Valorización Energética de Residuos, creado dentro de la reforma de la ley de basura cero que se aprobó a fines del mes pasado en la Legislatura.
Las organizaciones ambientales junto a las cooperativas de cartoneros aguardan la publicación de la ley sancionada en el Boletín Oficial para interponer las acciones judiciales correspondientes.
El laberinto se encuentra en la plaza seca junto al Teatro Colón hasta el fin de semana y los vecinos podrán visitarlo desde las 10 a 22. Por la noche, estará totalmente iluminado.
Al ingresar al laberinto, se experimenta un extenso camino rodeado de plásticos, que al observarlos se podrá tomar conciencia sobre la problemática de su uso excesivo y acumulación.
La instalación fue realizada por Luzinterruptus, el colectivo artístico número uno del mundo en acciones de concientización sustentable, junto a cooperativas y voluntarios de la Ciudad. Espacios similares se pueden observar en Londres, en Polonia y en la Plaza Mayor, en Madrid.
"En la actualidad hacemos un uso excesivo del plástico. Es por eso que esta instalación tiene como fin que sigamos reflexionando sobre la importancia de reciclar, y de adoptar una lógica de consumo circular para que las cosas que compramos pueden volver a formar parte de la industria", agregó Macchiavelli.
En ese sentido, en el área ambiental porteña creen que es necesario que el distrito marque el camino hacia una legislación más completa respecto de los residuos que se generan que ascienden a 6500 toneladas por día. Es por eso que se envió un proyecto oficial a la Legislatura para debatir la responsabilidad extendida del productor en materia de pilas.
Según un trabajo realizado por la Defensoría del Pueblo porteña, se descartan 40 millones de pilas al año. En la Argentina, se calcula que se tiran a la basura unas 10 pilas por persona por año.
La principal dificultad a la hora de afrontar una política respecto del tema es legal. Si pilas y baterías no son consideradas residuos peligrosos, no se genera un circuito obligatorio de recolección y disposición final.
También es necesario debatir una ley de envases para que se pueda establecer desde el comienzo de la cadena de producción de residuos. Desde hace 20 años naufragan en el Congreso los proyectos para reglamentar este tema fundamental.