"Si no saben de mí en los próximos días...": el argentino asesinado por un británico había denunciado a su homicida

A través de las redes sociales, Alejandro había denunciado a quien cinco días después sería su asesino por otro episodio de violencia y porque había querido forzar su puerta

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El salvaje crimen del joven argentino Alejandro Domínguez (37) estremeció a toda la comunidad de Vilcabamba, en la provincia de Loja, Ecuador. Una brutal discusión con un hombre británico que residía en la isla terminó con la vida del artista oriundo de Lanús, que vivía en una hostería en el pueblo y hacía cuatro años que trabajaba y viajaba por Latinoamérica.

Aunque no se conocen con precisión los detalles de la discusión que terminó con el atroz homicidio -que ocurrió el domingo último pero trascendió en las últimas horas-, una publicación en redes sociales revela que Alejandro conocía a quien luego fue su homicida y ya lo había denunciado en un grupo cerrado de gente de Vilcabamba en redes sociales como un sujeto violento.

En su mensaje de denuncia, publicado el martes 17 de abril pasado, Alejandro se refería a un episodio en el que "Millen" -hoy detenido por el crimen del joven argentino- había agredido a una mujer canadiense y a una amiga suya.

"Probablemente soy la persona más desafortunada de todas", escribió Alejandro y explicó el porqué: había descubierto que el agresor se había mudado a la hostería donde estaba quedándose mientras pintaba un mural, que el hombre además vivía en el cuarto contiguo al suyo y que lo había encontrado tratando de forzar su puerta para entrar.

El mensaje de Alejandro denunciando a quien luego sería su homicida
El mensaje de Alejandro denunciando a quien luego sería su homicida

Luego, en el mensaje que publicó cinco días antes de morir, agregó una escalofriante premonición. "Trataré de avisarle a mi arrendador sobre esta persona, veamos qué va a hacer. Si no saben de mí en los próximos días, bueno, se pueden imaginar", escribió y comentó abajo que se alegraba al menos de que su amiga estuviera sana y salva. "Tené cuidado", le contestó otro usuario. "Gracias, lo tendré", respondió Alejandro.

En los siguientes comentarios otras personas se solidarizaron con él, le ofrecieron lugar para dejar sus cosas y le pedían que diera el nombre del hostel, a lo que Alejandro se rehusó.

"Prefiero no nombrar el albergue (lo hice ayer y luego me retracté) porque no quiero que esto se torne en mala publicidad para este lugar (sabemos que así será). Es necesario decir que ya he informado esta situación al propietario y él se encargará de eso. Lo siento", contestó ante el pedido en el mismo grupo a través del cual se comunicaba con otros turistas y nativos del pueblo y donde compartía varios de sus diseños también.

En respuesta a su negativa, otro usuario le contestó contándole una oscura historia previa de la hostería 'Las ruinas de Quinara': "Para ser justos, el hostel fue dirigido por un tipo que drogó y violó a muchas jóvenes gringas durante un período de diez años. Personalmente, como nuevo propietario, habría cambiado el nombre". Y Alejandro le contestó: "Wow. Una cosa es segura, ¡Vilcabamba es malditamente divertido!".

Además, otros de los usuarios de esa comunidad también piden en sus publicaciones que se quiten las responsabilidades que algunos atribuyen al hostel y a"Juan", encargado del alojamiento, quien tenía buena relación con él y lo asistió cuando fue atacado.

En el grupo donde se sucedieron todos estos mensajes, sus amigos y allegados informaron que el viernes llevarán a cabo el velorio en la hostería donde Alejandro fue asesinado y donde hay muchos de murales de su autoría. Incluso piden a quienes tengan dibujos o creaciones del joven argentino que se acerquen con ellas para recordarlo.

Elizabeth, hermana de Alejandro, habló con Infobae sobre el duro momento que atraviesa la familia a la distancia. "El quería probar suerte. Estuvo en Perú, en Ecuador y en Bolivia y vivía de lo que quería", explica. "No nos vimos ni una vez desde que se fue. Tratamos de encontrarnos el año pasado. Él iba a viajar a Brasil para que nos encontremos pero no pudo".

"Yo tenía miedo de ir a Ecuador, honestamente, porque no sentía que era un lugar muy seguro", dice. "Él a veces tal vez nos pedía ayuda en lo económico pero con respecto a su seguridad nunca nos dijo nada. Calculo que tampoco querría preocuparnos".

Los tres hermanos de Alejandro y su mamá (su papá falleció hace un tiempo) se enteraron de la noticia a través de un argentino que vive en Ecuador y les avisó. Ella es quien está actualmente siguiendo de cerca las formalidades que requiere la repatriación del cuerpo con Cancillería.

Las autoridades argentinas están actualmente a la espera de que se completen los trámites que acreditan el reconocimiento del cuerpo con la documentación de Alejandro para que no sea necesario el traslado de un familiar.

"Me pasaron un presupuesto de 5800 dólares para traerlo porque dicen que la embajada argentina no se hace cargo de los costos de repatriación. Supongo que la plata la podremos juntar pero esto hace que todo se complique un poco más", explica y aclara que solo lo hace porque su madre necesita despedirse de su hijo de esa manera.

"Mi mamá no tiene consuelo", dice Elizabeth. "Yo trabajo mucho en mi parte espiritual y la verdad que mi hermano ya no está. El cuerpo de mi hermano para mí no es más que eso. Este trámite que hago lo hago por mi mamá porque ella necesita despedirse. Es su manera y es algo que está en cada uno".

El mensaje completo de Alejandro cinco días antes de morir:

"Probablemente soy la persona más desafortunada de todas. La semana pasada quise advertir a una amiga mía sobre el tipo irlandés que apuñaló a la mujer canadiense. Él no sólo no se fue, sino que vivía en un albergue cerca del parque, el mismo albergue donde vivía mi amiga. Hice mi parte, le aconsejé que le dijera a su casero la historia de este tipo y ella lo hizo. A la mañana siguiente me desperté con el repentino conocimiento de que él está viviendo en mi hostal y, no suficiente con eso, está justo al lado de mi habitación.

Otra cosa para agregar a este sinsentido que estamos viviendo: acabo de regresar de comprar algunas cosas y me lo encontré intentando abrir la puerta de mi habitación. Trataré de avisarle a mi arrendador sobre esta persona, veamos qué va a hacer. Si no saben de mí en los próximos días, bueno, se pueden imaginar".

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