Hasta hace un año y medio, Alejandra pasaba buena parte de la semana arriba de un avión. Era gerenta general de una multinacional holandesa, tenía el puesto más alto de la Argentina y, a la vez, tenía dos hijos en primaria. Había roto el techo de cristal y alcanzado un puesto jerárquico aún siendo mujer y madre, pero un día pensó en el taller mecánico de su papá y se hizo una pregunta en silencio: "¿Por qué no hay mujeres mecánicas?". Diciembre de 2017 terminó con Alejandra desarmando y volviendo a armar el motor de un auto para concluir el primer año de la "Tecnicatura en mecánica y tecnologías del automóvil".
"Mi mamá siempre fue ama de casa y mi papá tiene 78 años y sigue teniendo su taller mecánico. El taller estuvo siempre al lado de casa así que las herramientas fueron como mis muñecas", cuenta Alejandra Hartman (45) a Infobae. Su abuelo también había sido mecánico, su tío se había abocado a la chapa y pintura y en su casa, en Villa Pueyrredón, se leía la revista Corsa y se miraban, religiosamente, el TC 2000 y la Fórmula 1.
Sin embargo, cuando llegó el momento de aprender un oficio o elegir una carrera universitaria, no hubo discusión: era natural que no fuera la mujer de la familia la encargada de heredar un oficio como ese. Alejandra empezó entonces una licenciatura en Comercialización, se recibió, se casó a los 24 años, hizo un máster en Negocios Internacionales y enseguida comenzó una carrera corporativa internacional.
Fue Jefa de producto en Quickfood (donde hacen las hamburguesas Paty), fue directora de marketing en Flora Dánica (la de las margarinas) y después de la crisis de 2001, ya viviendo en Miami, se convirtió en directora de marketing para Latinoamérica de las sopas Campbell, conocidas en el mundo por el cuadro de Andy Warhol que hoy está en el Museo de Arte Moderno, en New York.
Durante los 7 años en los que ella y su marido vivieron en el exterior, nacieron sus hijos. Fue cuando regresaron a Argentina que Alejandra llegó a ser CEO de la multinacional GrandVision (acá es +Visión), que existe en 6.000 ópticas distribuidas en 60 países.
"Yo resolvía todo pero un día me encontré con que no pude resolver un problema del auto. Me pareció ridículo", cuenta. "Al mismo tiempo empecé a pensar: '¿Por qué, en vez de trabajar tanto para otros, no pensar en ser emprendedora y trabajar para mí?".
Ya sola y sin el dinero con el que cuenta una multinacional para encarar proyectos, arrancó por una observación: pocas veces había visto mujeres en el taller de su padre, ¿por qué? ¿Cómo podían ir tan pocas si son mayormente mujeres quienes deciden qué auto se compra para la familia?Lo primero que hizo fue armar una encuesta dirigida a 100 mujeres para encontrar la respuesta.
"La primera pregunta que hice fue de qué tema les gustaría saber que suele solucionarles un hombre: 'autos' salió primero. La mitad de las mujeres dijeron que le pedían al padre, al marido o un hermano que llevaran el auto al taller porque, al no saber explicar el problema, sentían que las tomaban por tontas. Siete de cada 10 contestaron, además, que no sabían cambiar un neumático", repasa.
Con los conocimientos que ya tenía, Alejandra creó una página en Facebook a la que llamó Lady Fierros y empezó a dar tips. Se grabó cambiando una rueda y fue escribiendo posts. ¿Qué cuidados hay que tener un día de lluvia? ¿Qué pasa con los frenos cuando te metés en un charco profundo? Y fue contestado preguntas: "¿Nos hablás un poco de lubricantes? ¿cómo te das cuenta si al auto le falta aceite? ¿cuál le tengo que poner?".
La página ya tiene 245.000 seguidores: el 86% son mujeres. "Contesto todo. Y lo que no sé, pregunto. Me trasladan todo lo que no se animan a preguntar en un taller: 'Cuándo sale humo, ¿qué hago? ¿Abro?, ¿tiro agua?, ¿corro?, ¿se me puede incendiar el auto? ¿se puede fundir? ¿puedo ir andando hasta la estación de servicio? ¿qué pasa si me acaba el líquido de frenos? ¿qué tan peligroso es manejar con tacos?".
Ya con ganas de convertirse en una referente en consejos de mecánica, el año pasado Alejandra comenzó a estudiar mecánica en el Instituto Tecnológico de Capacitación Automotriz (ITCA). "Eran 20 hombres y yo, una experiencia increíble. Para terminar el primer año tenés que saber desarmar y volver a armar un motor", cuenta ella, que acaba de comenzar el segundo (y último).
La encuesta, además, le aportó otro dato: el 65% de las encuestadas dijeron que sentirían más confianza si el taller mecánico fuera atendido por una mujer. "Quieren que haya una mujer que las trate como pares. Muchas me dicen también que quieren aprender a manejar con una mujer porque sienten que los hombres no las tratan bien, eso mismo que pasa en la calle cuando estás manejando y te dicen: 'eh, boluda, movete' o andá a lavar los platos'. Algunas incluso me dijeron que se han querido sobrepasar", cuenta.
El año que viene Alejandra piensa abrir su propio emprendimiento: un taller mecánico dirigido por una mujer y para mujeres: "La verdad es que hay muchas más mujeres solas, porque se separaron o porque no están en pareja, y no tienen hombres a mano para preguntarles sobre autos. Las mujeres somos capaces de hacernos cargo de la casa, del trabajo, de los hijos, ¿por qué depender de un hombre para ésto? Quiero que las mujeres sientan confianza y saquen pecho cuando se pongan a hablar de autos".
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