Un grupo de vecinos le hizo un funeral a un pasaje peatonal en reclamo por una torre

Son los habitantes del Granville, en Villa Santa Rita, que vuelven a pedir restricciones a las alturas de los desarrollos linderos

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Un grupo de vecinos de Villa Santa Rita cree que vive en una pesadilla. A pesar de que hay leyes que protegen su casas por habitar una manzana atípica de Buenos Aires y un pasaje apenas visible en los mapas de la Ciudad, otra vez ven amenazada la subsistencia de este lugar histórico. Desde hace casi 10 años se han movilizado por mantener la fisonomía de su barrio y hasta consiguieron una ley que que protege los pasajes, pero ahora un nuevo emprendimiento, según ellos, "hiere de muerte el lugar" por lo que decidieron hacer un funeral al espacio tan valorado.

"Desde hace algún tiempo estamos enfrentando construcciones irregulares. Hoy volvemos a estar amenazados. En un terreno de Jonte 3222/24/32, comenzó la demolición de la construcción y se proyectan torres, cocheras para 60 autos en subsuelo, pileta. El terreno sobre el que se va a erigir la nueva construcción, linda directamente con los fondos de una parte de las casas del pasaje", cuenta a Infobae María Cabrejas, vecina del pasaje Granville, a la altura de Álvarez Jonte y más conocido como La Puñalada que mide apenas 60 metros por 3, de ancho.

El miércoles por la noche un grupo de vecinos simuló un funeral con cajón y corona para despedir a su querido pasaje. Aún les queda una esperanza: el martes la Dirección General de Registro de Obras y Catastro contestaría su pedido. Tienen fe que, tal como sucedió antes vuelva a triunfar el reclamo vecinal y frenen la obra.

El pasaje tiene construcciones que no superan los 9 mts. de altura y corta irregularmente la manzana comprendida entre Cuenca, Campana, Jonte y otro pasaje, Julio Dantas. Ese mismo corte hace que sean manzanas atípicas. Cualquier edificación de alrededor que supere esa altura hace las veces de paredón.

"Hemos acudido a la Justicia, solicitamos amparos, contamos con ayuda de legisladores y de los propios medios, que en varias oportunidades se hicieron eco de nuestros reclamos. Así, logramos hace unos años reducir la altura de una de las construcciones y frenar otra, ambas sobre Jonte, pegadas al pasaje", relata Cabrejas orgullosa del triunfo vecinal que consiguió que en 2013 la Legislatura sancionara la ley que protege no sólo el entorno de esta callecita sino también el de otros pasajes de la Ciudad.

"Error administrativo"

Sin embargo, hubo un problema, el anexo de la normativa no marcaba claramente el Granville, entonces el caso que generó la ley no aparecía en ese documento oficial.

"Durante un tiempo nos quedamos tranquilos, y grande fue nuestra sorpresa cuando hace dos años, un nuevo edificio comenzó a levantarse en avenida Jonte.

Esta vez, no hubo amparo ni numerosas conversaciones con funcionarios que pudieran frenarlo a tiempo: para nuestra sorpresa, esa ley, de la que nos sentíamos parte, tenía una seria irregularidad que se reflejaba en las planchetas del código para construcciones urbanas: habíamos sido omitidos de la misma, según nos dijeron, por un error administrativo.

Pero el mismo nunca se subsanó y una mole de 10 pisos se instaló en las manzana, con todas las consecuencias vinculadas con la luz, el aire, los servicios", cuenta Cabrejas.

Los habitantes del pasaje hablan con orgullo del lugar y hasta tienen su propio sitio web. "Hablamos de su belleza, no solamente porque muchos son la cuarta generación de habitantes de estas 14 casas, la mayoría levantadas por inmigrantes italianos, o por que esta rodeado por 18 hermosos pasajes, o por su cercanía al pasaje Tokio y su homónimo declarado sitio de interés cultural, sino por razones objetivas: Granville es un pasaje peatonal de una sola cuadra, atravesado por largos canteros con palmeritas, limoneros, damas de noche o higueras, donde todavía podrá encontrar por las tardes niños corriendo una pelota, o recorriendo sus baldosas en bicicleta", destaca el blog.

El barrio Villa Santa Rita es uno de los pocos que no cuenta con ningún espacio verde, ni parques ni plazas. Y el pasaje, que debería estar protegido, guarda casas casi centenarias en algunos casos, con partes de adobe. "Nos sentimos impotentes porque no se prioriza la seguridad de los vecinos que viven allí y ante estos atropellamientos que esperábamos ya no se producirían", dice Cabrejas.

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