Fuego, humo y encierro. Eso fue lo último que vieron los más de 140 empleados, en su mayoría mujeres, que murieron en 1911 en el interior de la fábrica Triangle Shirtwaist, Nueva York, cuando se desató un incendio en los tres últimos pisos del edificio que ocupaban y del que no pudieron escapar porque las puertas estaban cerradas. Desesperación y furia, la lamentable combinación que marcó el antes y después en la historia de las mujeres y de las trabajadoras en todo el mundo.
Ese siniestro ocurrió el 25 de marzo de 1911, unos días después de la multitudinaria marcha en la que mujeres de cuatro países reclamaron por las pésimas condiciones en las que desarrollaban sus labores y con una paga mínima. Y tenían otros reclamos: derecho al voto y el de ocupar cargos públicos, trabajo digno, formación profesional y no discriminación laboral. La movilización del 19 de marzo de 1911 fue simultánea en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, y convocó a un millón de personas y es considerada la primera marcha por el Día de la Mujer.
Cómo fue el incendio en el que murieron las trabajadoras de Triangle
Si bien hubo hechos previos y tan graves antes de éste (en 1908 tras una huelga protagonizada por 40 mil mujeres, 129 de ellas fueron quemadas por orden de su patrón en el interior de otra fábrica textil), lo sucedido Triangle Shirtwaist fue el límite de lo tolerable. Y lo fue porque mientras en Europa las mujeres reclamaban e intentaban lograr el reconocimiento de los derechos que hoy son básicos, en los Estados Unidos no sucedía lo mismo pese a que la fatalidad ya había ocurrido a fines del siglo anterior en la misma ciudad.
Pero, puntualmente ¿qué pasó en el interior de Triangle Shirtwaist? ¿Por qué sus empleadas no pudieron salir?
La fábrica de camisas ocupaba los piso 8, 9 y 10 del edificio Asch ubicado en la esquina de las calles Washington Place y Greene Street de Manhattan, Nueva York. Temerosos de ser robados, los dueños de la firma, una vez que el personal ingresaba, ordenaban cerrar las puertas y no abrirlas hasta el horario de salida. Fue así que a las 16:45 del 25 de marzo de aquel año se desató el feroz incendio y la peor tragedia de la industria textil.
Los tres pisos fueron prácticamente devorados por las llamas y hubo muertes por quemaduras, inhalación de humo y aplastamiento, provocado por el derrumbe.
Para poner un poco en contexto aquellos días, hay que hacer referencia a aquel 19 de marzo de 1911 en el que un millón de mujeres y hombres marcharon reclamando por sus derechos laborales y contra las deplorables condiciones en las que trabajaban. Esos ecos enfurecieron a Isaac Harris y Max Blanck, dueños de Triangle, quienes comenzaron a sospechar de que sus empleados les robaban, y decidieron hacer de la fábrica de confección de camisas una trampa mortal.
Mientras las llamas devoraban todo, las mujeres que no podían escapar por las escaleras comenzaron a tirarse por las ventanas.
En el siniestro murieron 146 personas, 123 eran mujeres y 23, hombres, en su mayoría inmigrantes de Italia y de Europa Oriental. Algunas pocas salvaron su vida. Una de ellas fue Pauline Pepe, que contó el horroroso momento: "Fue horrible, al descender vimos las tres escaleras en llamas… Todo estaba lleno de cuerpos. Fue terrible, nunca lo olvidaré. Jamás".
El 11 de abril de ese año, Harris y Blanck fueron imputados por homicidio culposo por considerarlos responsables de esas muertes, y el 4 de diciembre se inició el juicio, pero el 27 de ese mes la Justicia decidió que eran inocentes, y tras veintitrés pleitos legales, el 11 de marzo de 1917, fueron sentenciados a pagar indemnizaciones… ¡de 75 dólares por cada vida perdida!
Tras ese incendio, en los Estados Unidos comenzó a prestarse atención a las condiciones laborales y a la legislación en favor de todos los trabajadores.
Sin dudas, una de las grandes conquistas de las mujeres fue la creación de un sindicato que comenzaba a respetar, mínimamente, sus derechos como trabajadoras.
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