—¿Se puede ser católica y estar a favor de la despenalización del aborto?
—Sí, se puede, porque yo lo soy. Y la gente, las mujeres de mi organización
también son católicas y estamos a favor de la despenalización y la legalización del aborto. Por empezar, la Iglesia Católica no es monolítica, no es que todos piensen exactamente igual, y en temas de moral sexual en la Iglesia Católica hay diversidad de posiciones. La Iglesia Católica en sus orígenes no se ocupó del aborto, no convocó al cristianismo con el tema del aborto, la reproducción, anticonceptivos, DIU, preservativos.
—"Es un dogma de fe la defensa de la vida desde la concepción". ¿Es correcto esta afirmación?
—No. El aborto en la Iglesia Católica es tema de derecho
canónico, no es tema dogmático. También podemos decir, es parte de la
doctrina de las últimas décadas que ha tenido más énfasis en el último tiempo. Pero todos los temas de doctrina son discutibles, convergen diferentes teologías.
—Claro.
—No todos piensan lo mismo. Hay una defensa de la vida; nosotras las
feministas católicas, y todas, le damos un valor a la vida en gestación, no nos es indiferente, pero decimos bueno, la vida tiene también un valor gradual, por eso adherimos a la despenalización y legalización de un embarazo en un momento de temprana gestación.
—¿Cómo se llevan con la jerarquía eclesiástica dentro de la Iglesia
Católica al sostener esta posición?
—No nos llevamos, no tenemos diálogo. Tenemos diálogo con curas,
con religiosas, que a lo mejor no piensan como nosotras pero están en
contacto con la gente, están en contacto con las comunidades, tanto en los
sectores más pobres como en sectores de clase media. Y saben que es una
práctica frecuente de las mujeres. Una práctica que sucede entre las mujeres y muchas hablan con el sacerdote. Entonces ellos saben de esto. Con ellos
hablamos. Y a veces nos piden que hablemos con algunas mujeres que han
construido una culpa innecesaria por estas situaciones.
—El aborto, ¿es homologable a un asesinato?
—No, eso no está ni en la religión, ni en el Derecho Canónico ni en el Código
Penal. Fijémonos las leyes, yo no soy abogada, pero la condena por aborto
nunca es equiparada a la condena por asesinato. Eso no es así. Incluso la
mujer en general, está despenalizada, no se la penaliza a la mujer.
—¿Hay un machismo más exacerbado dentro de cierta jerarquía de la Iglesia?
—Es una organización, la religión en sí es muy jerárquica, es muy patriarcal. No necesariamente toda la jerarquía, todos los sacerdotes van a maltratar a las mujeres, pero hay una concepción patriarcal muy arraigada. Por suerte hay gente con la que se puede hablar, como en todos lados.
—¿Pasaste por una situación de aborto?
—Sí, sí. En dos oportunidades.
—¿Por qué decidiste no seguir adelante con el embarazo?
—Bueno, lo voy a decir por una cuestión de compromiso con la
causa, pero las mujeres pueden decidir por miles de razones. O no tener una razón aparente. Yo era madre de cuatro hijos y había pasado siete años en el exilio. Volví al país y bueno, no podía asumir, no estaba en condiciones de asumir más hijos. Ya el número posible para la familia que construimos era suficiente.
—Y estas fueron tus decisiones, ¿tuviste que hacerlo clandestinamente?
—Por supuesto.
—Sos mujer, sos mamá, sos feminista, sos católica y reclamás
tu derecho a decidir sobre el embarazo…
—Sí. Y soy abuela de una joven. Que quisiera que tenga toda la libertad que
otras mujeres no pudieron tener.
—¿Sentís que se está a las puertas de conseguir esa libertad protegida
por el Estado o sos pesimista?
—Soy muy optimista. Porque llevamos años trabajando estos temas, poniendo en debate. Logramos la despenalización social del aborto, hoy se habla en todos lados. La adhesión que tiene la campaña nacional por el derecho al aborto crece día a día. Entonces se ha trabajado mucho y es un tema que me parece que, con justicia, se pone en debate. Hubo un anuncio de llamar a una sesión especial porque justamente no estaba en la agenda parlamentaria. Al día siguiente se decidió poner el derecho al aborto, el proyecto de la campaña en la agenda parlamentaria. Digo, ésta es una conquista del movimiento mujeres, del movimiento feminista, del movimiento "Ni una Menos", de todos los movimientos que van confluyendo en todas las causas que tienen que ver con los derechos de las mujeres.
—¿Cómo te caen las declaraciones de Monseñor Aguer?
—Me parece que es un hombre muy fundamentalista cuando habla. No deja lugar. Cree que él tiene la verdad absoluta y es misógino. Por algo cumple 75 años y deja de cumplir su función, porque no está bien visto ni por la feligresía ni por la propia jerarquía.
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