Del 2002 a esta parte los que pasaron por ese punto de la Ciudad en el que se cruzan las avenidas Córdoba y Juan B. Justo, se acostumbraron a mirar para arriba buscando lo que tenía para decirles el puente. Frases anónimas como: "Nadie tiene que perder", "Hoy me levanto sin razón" o "Los obstáculos no son nada excepto nuestros propios pensamientos", dejaban pensando durante varias cuadras a automovilistas, peatones o pasajeros. Hace dos años, el 1 de diciembre de 2015, sin aviso y para tristeza de los ocasionales lectores, los mensajes dejaron de aparecer. Hasta ahora.
Oscar Brahim empezó a manejar un taxi a fines de los 90 y es el responsable de las frases sobre las vías del San Martín, que miles de porteños se acostumbraron a buscar con la mirada durante 13 años. La última se vio en 2015, después de la asunción de Mauricio Macri y tras 12 años ininterrumpidos de gobierno kirchnerista. "The house is in order", decía, remitiendo directamente a la "La casa está en orden", del radical y padre de la democracia, Ricardo Alfonsín, pero escrita en inglés.
Hacía ya más de dos años que el puente estaba en silencio, sin embargo en los últimos días una nueva frase, con la inconfundible estética de Oscar y ese estilo propio de poesía callejera que supo instalar en sus lectores de a pie, volvió a aparecer.
Al taxista no le gusta explicar su obra, como si el chiste de esa forma perdiera la gracia. Pero jugando ese juego que él enseñó a jugar, el de quedarnos pensando después de pasar por abajo del puente, se puede indagar en la respuesta. Un dato de la actualidad puede ayudar: por estos días se llevan adelante las obras del Gobierno de la Ciudad que harán que la estructura desaparezca. ¿Despedida?.
El enigmático tachero empezó a escribir las frases en 2002 y acaba de dejar la que seguramente sea la última colgada del cielo. Para construir el viaducto de la línea San Martín se sacarán 11 pasos a nivel porteños, la obra obligará al Ejecutivo a demoler el puente de Juan B. Justo en su cruce con Córdoba, el puente de las frases, el puente de Oscar.
Sin embargo la voz del escritor y artista es probable que encuentre nuevos soportes, otras formas de "transportar" como él mismo dijo alguna vez, a los que se cruzan con alguno de sus mensajes. Incluso en estos últimos aparentes dos años de silencio, en los que se fue del puente, apareció -anónimo pero inconfundible- en otros rincones: con una idea que dice le robó a un vendedor de café callejero, dejó sus frases escritas con vasos de plástico encajados en los alambrados de las vías del tren, puntos blancos flotando en el aire.
Oscar va cambiando, probando, corrigiendo, mirando la calle con los ojos del que busca constantemente una pista que lo lleve hacia un lugar nuevo. Collages desconcertantes y provocadores en los '90, los mensajes del puente de Córdoba y Juan B. Justo en el 2000, frases flotantes este último tiempo.
Puede que en estos momentos una nueva obra suya esté en alguna calle de Buenos Aires y todavía no lo sepamos. "Somos responsables de lo que vemos", es lo que grita por estos días el taxista poeta desde lo alto del puente; y otra vez nos deja pensando.
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