Daniela Vega, la actriz trans de Chile que sorprende al mundo y va por el Oscar

Fue criada como niño, hizo su transición hace 13 años, su familia fue su gran sostén. En diálogo con Infobae desde Santiago, y a pocos días del estreno local de "Una mujer fantástica", la película que protagoniza y seduce a Hollywood, habla de su gran presente laboral, de la identidad y los debates alrededor del género

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Daniela Vega, nueva diva chilena
Daniela Vega, nueva diva chilena

Marina camina por una calle vacía con el viento en contra. Vuelan algunas hojas. Intenta seguir pero hay una fuerza que se lo impide. Da otro paso. Y otro. Sigue a pesar de todo. Incluso pese a que su cuerpo se tuerce por la potencia de ese obstáculo invisible pero poderoso. Pero no se quiebra. Y avanza.

Así es una de las escenas más elocuentes de "Una mujer fantástica", la película chilena que competirá por el Oscar a mejor largometraje extranjero en la próxima entrega de los premios de la Academia y que se estrenará en la Argentina el 22 de febrero.

Así pareciera ser también la vida de Daniela Vega, quien por estos días sorprende al mundo por el rol que interpretó y recibe elogios de las revistas de cine más prestigiosas de varios países.

Daniela Vega es actriz y cantante lírica. Tiene 28 años y es transexual, como Marina, el personaje que interpretó bajo la dirección del cineasta Sebastián Lelio.

Nació hace 28 años en Ñuñoa, una de las comunas de Santiago de Chile. En el colegio de varones sufrió bullying y a los 14 años comenzó su transición con el apoyo de su familia. Pero trece años atrás no se hablaba, no se sabía, el camino no era sencillo. "La identidad es vital, lo hacés o te morís", sintetiza.

Un poco cansada con la gran exposición que está teniendo por estos días, luego de varios viajes a festivales de cine y con el pedido de no hablar específicamente de su vida privada, Vega atiende por teléfono a Infobae desde Santiago de Chile.

En pocos días viajará a Hollywood, donde varias estrellas como Julianne Moore o Helen Hunt destacaron su trabajo.

Una escena de “Una mujer fantástica”
Una escena de “Una mujer fantástica”

-¿Qué te llevó a decir que sí cuando te ofrecieron participar de este proyecto?

-Decidí trabajar en esta película por el director y porque me parece que su obra es súper buena.

-Tu caso fue atípico porque no es que recibiste un guión y decidiste hacer un papel. ¿Es cierto que trabajaste antes, en el armado de la historia?

-Me involucré como consultora cultural desde el inicio del proyecto. Ellos tenían por supuesto una idea, ya tenían una fija pero ellos querían enriquecer un poquito culturalmente lo que significa ser trans. Como ellos no son trans y son muy profesionales decidieron contratar a gente trans para que les dijera de qué se trataba esto. Entonces nos conocimos. Y cuando nos conocimos nos quisimos inmediatamente. Después de un tiempo Sebastián (Lelio) se dio cuenta de que quería trabajar conmigo y me lo ofreció.

Marina, la joven trans protagonista de "Una mujer fantástica", sufre un shock cuando repentinamente se muere Orlando, su pareja, un hombre bastante mayor que ella que la protege como nadie.

A medida que la película avanza, las capas que cubren esa relación se van quitando. Entonces aparecen la familia y los hijos de él, las instituciones que no le permiten a ella hacer el duelo correspondiente, la violencia sobre su cuerpo, los espejos, las preguntas.

"Para mí, es una especie de interpelación del propio personaje hacia sí mismo, diciéndose '¿qué veo cuando me veo?' '¿quién soy' '¿para dónde voy?'. Y, al mismo tiempo, cuando el personaje mira a la cámara en el ascensor, cuando va a la clase de canto, está interpelando al espectador, le está diciendo: '¿qué ves cuando me ves?'", explica la actriz, que se fue formando para su trabajo de manera autodidacta.

"Estoy trabajando en esta carrera desde hace siete años, he venido construyendo esto todo este tiempo. Ahora hay una especie de boom con la película, que me parece muy bonito, pero hay mucho trabajo detrás de eso también", señala.

La pregunta que se impone, entonces, es cómo fue que de todos los mundos posibles, terminó eligiendo la actuación y el canto, dos espacios en los que –más que en otros– debe ponerle el cuerpo a lo que hace.

Junto a Sebastián Lelio, director de “Una mujer fantástica”
Junto a Sebastián Lelio, director de “Una mujer fantástica”

"Nace por la necesidad de cuestionármelo todo. Yo siento que mi arte está conectado con mi ombligo. Y tiene que ver con eso, con cuestionármelo todo. Lo primero que hice fue preguntarme quién era. Ese fue el primer ejercicio. Tenía 6 o 7 años. Y de ahí en adelante empecé a construir mi propia identidad y mi propio lenguaje artístico. Fui descubriendo cómo quería decir las cosas, cómo quería moverme", explica.

En distintas entrevistas contó que empezó a hacer su transición hace 13 años y que, pese a haber sido criada como un niño, siempre sintió que había algo que no terminaba de cerrarle.

Entonces fue por más. Siempre vinculada al mundo del arte, primero trabajó como maquilladora y luego fue convocada a participar de un videoclip.

En 2014 tuvo su debut oficial cinematográfico en la película "La visita", bajo la dirección de Mauricio López Fernández. Luego apareció "La mujer fantástica".

-Marina oscila entre la suavidad de una mesera que trabaja como cantante y una cosa muy física, que la lleva a dar golpes, por ejemplo. ¿Cómo trabajaste su construcción desde lo actoral?

-El personaje está creado en base a tres pilares: la dignidad, la rebeldía y la resistencia. Y esos tres pilares la empujan hacia arriba. Lo que hice es pensar por qué hay personas que se sienten a salvo, a pesar de todo, en las distintas feminidades que habitan en los diferentes cuerpos del mundo. Y me quedé con esa idea y construí a Marina de esa manera.

-El personaje se debe enfrentar a distintas instituciones como el sistema de salud, la policía, una investigadora que quiere saber sobre su vida. Esto seguramente le ocurre a muchas personas trans a lo largo de su vida. ¿Creés que muchos se sentirán o se sienten identificados al verlo?

-Sí, he recibido mensajes de personas que se vieron identificadas de muchas partes del mundo.

-Debe ser fuerte para vos.

-Mucho, muy.

-En Argentina existe la Ley de Identidad de Género desde 2012 pero en Chile todavía no se terminó de aprobar. ¿En qué etapa está?

-No está aprobada. Falta un trámite legislativo y estamos esperando que se resuelva.

-¿Creés que tiene posibilidades de ser aprobada?

-No lo sé porque en este momento hay un cambio de gobierno y el nuevo gobierno de derecha tiene otros intereses. Entonces no estoy segura.

-¿Cómo vivís este momento de distintos movimientos de mujeres, desde el #NiUnaMenos a nivel local hasta lo que está pasando en Hollywood con el #MeToo?

Yo siento que hay un interés por participar por parte de las mujeres. Pero también hay una especie como de tomar por asalto, digamos, cosas que han estado históricamente en manos de las masculinidades, en manos de los hombres. Y ahí es lo mismo si eres hétero o gay, porque hay un poder masculino que ha imperado desde el día uno del nacimiento de las culturas de muchísimas partes del mundo. Sobre todo en Occidente. Siento yo que estamos viviendo una etapa de resignificación de lo que es el género.

-Una etapa de cuestionar…

¿Qué es el género? ¿Qué es ser mujer? ¿Qué es ser hombre? Cuestionarse el género es también cuestionarse la existencia misma. Entonces es una forma de defender los colores, los olores, los sabores de la propia vida. Para mí es muy interesante el cuestionamiento en general. Y como artista busco cuestionármelo todo: la familia, el amor, el cuerpo, la sexualidad, todo.

-¿Qué te pasa con la repercusión que está teniendo tu trabajo? ¿Sentís que tenés algún tipo de responsabilidad al mostrar allí a una persona trans, a alguien que pertenece a una población por lo general invisibilizada?

-No, no soy la voz de nadie, no pertenezco a ninguna institución ni me siento ni activista ni ícono. No me siento de influencia en ninguna persona. Tengo conciencia de que lo que hago repercute en otras vidas pero no es lo que busco. Yo busco emocionar a la gente porque yo soy artista. Busco emocionar y cuestionarme las emociones. Nada más que eso.

-¿En Chile cómo se está viviendo este boom?

-Yo me tomo todo con mucha calma y trato de pasarla bien. Trato de estar zen, por lo tanto no es un problema para mí. Yo sigo andando en metro, sigo tomando taxi, sigo caminando por la calle.

-¿Te paran por la calle?

-Por supuesto.

-¿Qué te dicen?

-Cariño, mucho cariño y respeto. Y eso es algo muy bonito.

Daniela Vega, durante su paso por el Festival de Cine de Mar del Plata en noviembre pasado
Daniela Vega, durante su paso por el Festival de Cine de Mar del Plata en noviembre pasado

-¿Considerás que estamos en un momento de cambio cultural respecto del género y la diversidad?

-Creo que los cambios culturales se van manifestando cuando van pasando las generaciones, cuando van creciendo las personas. Creo que es muy pronto como para pensar en eso.

-¿Tenés mujeres fantásticas referentes?

-Por supuesto. Mis abuelas, mi madre, mis amigas.

-¿Y del mundo artístico?

-Claro que sí: la poeta chilena Stella Díaz Varín, Gabriela Mistral, María Callas, Audrey Hepburn, Marlene Dietrich, muchísimas.

-¿Cuáles son tus planes para el futuro?

-El plan es seguir trabajando. Tengo agendado seguir trabajando, afortunadamente tengo trabajo a futuro. Y seguir viva, que es lo que me interesa también.

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