Quien haya pasado en estos días por la histórica Plaza de Mayo, escenario de tantos hechos grabados en la memoria argentina, habrá notado que, por ejemplo, todas sus baldosas color terracota han sido retiradas. No volverán, serán remplazadas por baldosones grises, los mismos que el Gobierno de la Ciudad ya ha colocado en otros lugares.
Lo que llama la atención es la velocidad y casi podría decirse el secretismo con que se decidió y se puso en marcha esta "puesta en valor" –según la expresión oficial- de Plaza de Mayo.
"Son obras que empiezan a concretarse cuando uno ve el acopio de materiales en el lugar, el vallado y los obreros trabajando. Pareciera una metodología. Pero en el caso de Plaza de Mayo, una difusión y hasta una discusión previa me parece que hubiera sido necesaria", respondió Oscar de Masi, historiador y especialista en patrimonio monumental, ante la pregunta de Infobae.
El anuncio público del plan de remodelación –en noviembre del año pasado – fue en realidad el anuncio del comienzo de las obras y no su presentación. "Anuncian el hecho consumado –dice De Masi-. Esto pasa con todas las intervenciones que hacen, es una conducta general de la Ciudad: arremeten sobre los lugares y después nos enteramos de lo que van a hacer".
"El proyecto de intervención de Plaza de Mayo fue presentado por la Dirección General de Espacios Verdes a la Comisión Nacional de Monumentos en Junio de 2016", respondieron por escrito desde la Comisión Nacional de Monumentos a la consulta de Infobae.
La doctora Sonia Berjman, doctora en Historia del Arte y ex asesora ad honorem de la Comisión Nacional de Monumentos, fue una de las primeras en alertar sobre esta iniciativa, recordando que la Plaza de Mayo -"plaza fundacional de la ciudad"-, así como la Plaza San Martín, fueron declaradas Lugar Histórico Nacional, tan temprano como en junio de 1942. Quienes promovieron esta declaración, escribió Berjman en una carta abierta, "lo hicieron en la creencia de que las leyes serían respetadas en los tiempos por venir y en la absoluta seguridad de que la Historia debe estar presente más allá del tiempo de una generación".
Según Berjman, la "puesta en valor" emprendida es una reedición del "irracional proyecto de convertirla en una plaza de apariencia posmo" que ya se había intentado en 2006, en ese entonces sin éxito.
El 3 de diciembre pasado, Berjman renunció a su cargo de Asesora Ad Honorem de la Comisión Nacional de Monumentos que preside Teresa de Anchorena, precisamente por su desacuerdo con los proyectos referidos a Plaza de Mayo, al Planetario, al Zoológico, al monumento a Colón, entre otras remodelaciones y modificaciones del paisaje patrimonial porteño que ese organismo ha avalado.
"La Comisión, dijo Berjman a Infobae, debería brindar un informe público de lo que se va a hacer y de por qué lo aprueba. También (la residencia presidencial de) Olivos es Monumento Histórico Nacional y frente a la decisión del gobierno de convertir en parque público parte de la quinta, la Comisión no interviene, deja hacer".
"La gente de la Comisión es adicta al gobierno de turno", sentencia. "Y en vez de hablar de 'puesta en valor' deberían decir de 'dis-valor'".
En las respuestas que la Comisión envió a Infobae, a través de su servicio de prensa, se señala que, del estudio de la documentación histórica de la Plaza, surge que "tuvo varias modificaciones físicas a lo largo de su historia, incluso en sus dimensiones y trazados internos".
"Luego de la evaluación del proyecto –respondieron- y habiendo tratado el tema en varias reuniones del cuerpo colegiado, la Comisión Nacional de Monumentos entendió que las intervenciones que se realizarán respetan el valor patrimonial simbólico y cultural de este espacio público tan significativo para la Ciudad y para el país, que no es un simple espacio verde sino que es un ámbito cívico de gran importancia, escenario de encuentros ciudadanos y manifestaciones populares".
También dijeron haber propuesto modificaciones "al proyecto inicialmente presentado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires" luego de estudiar "la propuesta presentada por la Dirección General de Espacios Verdes en cuatro reuniones de Comité Ejecutivo entre junio y agosto". "La propuesta final fue aprobada en agosto de 2016".
Como ejemplo de esa modificaciones, señalaron que se resolvió "la conservación de los canteros existentes en los laterales de la plaza que, a pesar de algunos cambios, se han mantenido desde principios del siglo XX así como de los senderos que marcan la llegada de las Diagonales Norte y Sur a la plaza, y se mantienen y restauran las luminarias existentes".
Finalmente, en cuanto al piso de la Plaza, señalaron que, "en lo concerniente a los solados, la Comisión Nacional de Monumentos aprobó la colocación de baldosas graníticas de panes que se asemejan en morfología y aspecto a las baldosas calcáreas colocadas tanto en la Plaza del Congreso como en el eje cívico Avenida de Mayo y en las Diagonales Norte y Sur con las que (Plaza de Mayo) forma un conjunto histórico y urbano". Y recuerdan que "los solados de la Plaza han variado numerosas veces tanto en materiales como en colores".
Tanto Oscar de Masi como Sonia Berjman admiten que la Plaza de hoy no es la original. "Sin embargo, dice Berjman, la imagen que vive en el inconsciente colectivo argentino desde hace cuatro generaciones es la de la Plaza de Mayo actual: la remodelada por Carlos Thays cuando se hizo la apertura de la Avenida de Mayo, en 1894″.
"El problema es que se desintegra una traza y un diseño histórico de la Plaza que ya está consolidado –dice Oscar de Masi-. Uno puede decir que la Plaza de Mayo, o la Plaza Mayor para decirlo en términos más históricos, fue cambiando a lo largo del tiempo. En un momento fue un recinto a la española, cerrado, en otro hasta hubo una plaza de toros. Pero el aspecto que se ha consolidado en el imaginario argentino es el que resultó de la modernización hecha por Torcuato de Alvear. Si el proyecto avanza sobre este modelo y destruye esas características estamos perdiendo un valor patrimonial".
Berjman también pone el acento en la metodología del hecho consumado: "Al Mercado del Abasto primero lo destruyeron y luego lo declararon monumento histórico", ejemplifica.
Oscar de Masi da otro ejemplo de este método: "Lo mismo pasó en el caso del Cementerio de la Chacarita: comenzaron trabajos alrededor del muro histórico y después nos enteramos de que había un proyecto, que aún no conocemos, de crear un gran parque en la zona. El muro sobre la avenida Elcano lo mandó a edificar Torcuato de Alvear, y en su momento le costó mucho a la Ciudad porque para levantarlo hubo que reforzar el presupuesto. Es un muro histórico, almenado Pero buena parte de él ya fue demolida".
La ley establece, para este tipo de proyectos, la necesidad de una previa intervención de la Comisión Nacional de Monumentos, a la que da amplios poderes. Su dictamen es vinculante.
"El problema es que en este momento de la historia, la Comisión Nacional de Monumentos no garantiza la preservación de los sitios declarados Lugar Histórico Nacional, dice De Masi, porque viene aprobando intervenciones que desde el punto de vista patrimonial son inexplicables".
Sobre todo porque esta institución, de larga historia dado que la creó Ricardo Levene en 1938, tiene unas facultades muy amplias según la ley 12.665. "El problema es si está dispuesta a ejercerlas o no", dice De Masi.
Legalmente, con haber hecho la consulta ante la Comisión, las autoridades quedan cubiertas en términos de lo que establece la ley 12.665, de patrimonio nacional.
De Masi advierte que la tendencia remodeladora no afecta sólo a Plaza de Mayo: "Las intervenciones que está haciendo el Gobierno de la Ciudad en numerosas plazas de Buenos Aires no respetan las trazas originales, se crean senderos nuevos, algunos muy atractivos, muy modernos, pero a costa de las trazas originales. La pregunta es si la traza original de una plaza no es parte de su autenticidad patrimonial. Una autenticidad que hay que recuperar, no deformar".
Algo similar sucede con el parque Colón, es decir, la plaza detrás de la Casa de Gobierno. Allí la destrucción patrimonial fue comenzada por la anterior gestión –aunque con anuencia del Gobierno de la Ciudad- que desmanteló y trasladó el monumento a Colón. En vez de devolver el conjunto de estatuas a su sitio, la administración actual seguirá con las modificaciones, con un criterio de practicidad o modernidad, no de restauración.
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"Las baldosas de Plaza de Mayo obviamente no son originales pero ya el concepto de baldosa marca la identidad de un cierto elemento en ese lugar –dice De Masi-. Si pasamos de baldosas a otro tipo de material estamos perdiendo identidad. Quienes diseñaron la ciudad, ya fuera las plazas, las veredas, el espacio público, lo hicieron con una racionalidad, lo que uno se pregunta es si estas intervenciones tienen esa misma racionalidad."
Infobae preguntó a la Comisión si se podía tener un informe o copia de su dictamen, y la respuesta fue que "las actas de las reuniones de Comité y demás informes" estaban a disposición de la prensa "así como del público en general".
Pero es evidente que el público en general difícilmente vaya a la Comisión a consultar actas sobre un tema especializado que corresponde a los expertos evaluar. Además, ¿por qué los vecinos de Buenos Aires se inquietarían por algo de lo que ni siquiera están enterados?
En cuanto al porqué de este frenesí de "puestas en valor", De Masi dice: "La respuesta políticamente correcta sería que quieren de alguna manera imponer una estética del espacio público que tenga una identidad con esta gestión de gobierno".
Una estética que ni siquiera puede definir como "minimalista" sino como una "simple destrucción de las señales históricas de las plazas, que tienen una identidad que estas intervenciones destruyen".
"La Comisión –dice Sonia Berjman en su carta abierta- tiene la obligación de informar a la población dando a publicidad el informe técnico completo y fundamentado que avale estos hechos, firmado por los profesionales que hubieran intervenido. La Plaza de Mayo no es de nadie en particular y es de todos los argentinos colectivamente. Es el lugar más sagrado de la civilidad argentina. No se la puede atacar con continuos cambios que la alteren físicamente. ¿Por qué hay que cambiar su fisonomía, su diseño y su vegetación? ¿Quién se cree mejor paisajista que Carlos Thays? ¿Han hecho una consulta nacional a especialistas sobre esta transformación?".
Y recuerda que la Plaza está también incluida en la ordenanza APH N° 1, del Código de Planeamiento Urbano que en su sección 5, 4.1.2.2.1. establece que "en el espacio propio de la plaza de Mayo sólo se permitirán trabajos de conservación y mantenimiento de los elementos preexistentes".
"Vamos perdiendo a Buenos Aires –lamenta Berjman- ya que el balance favorece ampliamente a los destructores culturales. ¡Y pensar que hay todavía quienes quieren presentar a Buenos Aires para integrar la Lista del Patrimonio de la Humanidad!".
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