El jueves pasado, en una casa ubicada en el barrio rosarino de Gallotto, Flavio de 45 años encontró a su madre, Gladis Santa Cruz, de 66, agonizando en el piso de la cocina en medio de un charco de sangre. Desesperado, comenzó a gritar para pedir ayuda hasta que los vecinos llamaron al 911.
Al ser indagado, el hombre explicó que cuando llegó a la vivienda notó que las llaves de la puerta estaban puestas de la parte de adentro. Pensó que su mamá estaba ocupada y decidió ingresar por la parte de atrás. Fue en ese momento que se encontró con la mujer tirada en el suelo. Intentó levantarla y notó que su respiración era muy débil, por lo que decidió dejarla y avisar a los vecinos. No había mucho por hacer; la mujer ya estaba muerta y directamente llamaron a la Policía.
La fiscal Analía Saravalli ordenó el inmediato traslado del cadáver al Instituto Médico Legal de Rosario (IML) ya que presentaba algunos golpes en zona de la cabeza. Sin embargo, lo único que logró esta medida fue agregar confusión al episodio. El informe preliminar de la autopsia señaló que la mujer presentaba politraumatismos y fracturas en rostro y cuerpo, lo que hacía suponer que fue golpeada.
Saravalli ordenó entonces la detención de Flavio y el domingo se realizó la audiencia en los tribunales donde se le imputó el delito de homicidio agravado por el vínculo. Fue ahí que la jueza Mariela Minetti le dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de 25 días.
La fiscal explicó que basó su imputación en el informe del IML pero dejó entrever algunas reservas y pidió tratar el caso con cautela. Y no se equivocó. El martes, la funcionaria recibió un nuevo informe donde la médica que realizó la autopsia rectificó las primeras apreciaciones e indicó que la muerte de la mujer no se debió a una paliza sino a una caída. Por lo que el hijo de la mujer tuvo que ser liberado, informó el Diario Sur.