Unas 50 personas asistieron a una subasta de objetos que pertenecieron a la Fundación Felices Los Niños, creada en 1993 por el padre Grassi. Se vendieron pupitres, sube y baja, hamacas, palos de trepar, arcos de fútbol, camas de una plaza, armarios y hasta colchones. Por los 122 lotes que pertenecían a la fundación en la que el cura cometió los abusos sexuales a menores, se pagaron 1.700.000 pesos.
Arrancó a las 15, en el Hotel Castelar. Un comprador pagó unos 4.ooo pesos por el único lote que contenía elementos religiosos: unas estatuillas de santos, un pedestal y una cruz con algunos cuadros. Otro, consiguió un grupo de pupitres por 2.000 pesos. Los que más gastaron fueron los que compraron un vagón antiguo de ferrocarril a casi 100.000 pesos. Solo cuatro compradores permitieron liquidar la totalidad de los lotes, junto a otros que participaron de manera activa por internet.
Despojados del valor simbólico de estar ofertando dinero por mobiliario que perteneció a una fundación arrasada por un escándalo de abusos sexuales, los compradores ofertaron de 100 en 100, de 1.000 en 1.000, según el lote. "A nosotros nos importa el remate. No pensamos qué relación tiene con los abusos. Hemos comprado cosas peores", explicó uno de ellos a Infobae.
Otro de los que se llevó objetos que eran usados por los chicos contó que ofertó como coleccionista de antigüedades. "No pensé en otra cosa que en comprar lo que quería, a veces hago donaciones a pueblos originarios. No se me vino el caso Grassi a la cabeza". En diálogo con este medio, la periodista Miriam Lewin, que investigó el caso en profundidad, expresó: "Que haya gente que pueda despegar una cosa de la otra, también es una foto de la sociedad actual".
Desde la fundación celebraron que lo recaudado haya superado las expectativas iniciales. ¿A dónde irá el dinero? Su interventora, Paula Expósito, dijo a Infobae que "las deudas que tiene la Fundación son muy altas. Seguramente se priorice a la gente que estaba trabajando para que puedan cobrar sus indemnizaciones".