En solo dos cuadras frente al casino de Mar del Plata, sobre la calle Buenos Aires, a apenas 200 metros del Gran Hotel Provincial, de las playas del centro, de las postales más emblemáticas de la ciudad balnearia, siete locales anuncian con carteles vistosos: "Compro oro". Sin embargo, la realidad es que en la mayoría puede venderse casi cualquier cosa: desde laptops y cámaras, pasando por televisores viejos, hasta joyas. Es el lugar al que llegan los jugadores cuando la suerte no estuvo de su lado, cuando se les acabaron los recursos, dispuestos a desprenderse de lo que sea, por una jugada más.
Osvaldo hace 10 años que es dueño de Punto y Banca, una de las casas de empeño que están frente al casino de Mar del Plata, y asegura que los reconoce apenas los ve cruzar al trote el Boulevard Peralta Ramos. "Los notás nerviosos, ves que transpiran, quieren venderte lo que llevan encima, un reloj, una cadenita y te das cuenta de que no es gente que lo hace por necesidad", comparte el comerciante con Infobae. Su local es un "bonus" con el que el jugador no había contado hasta el momento en el que salió del casino, vio los carteles enfrente y se dio cuenta de que no todo estaba perdido. O que había más por perder.
"La ludopatía (adicción a los juegos de azar) empezó siendo tomado como un trastorno del control de los impulsos pero en el último manual de psiquiatría que se usa en los Estados Unidos se lo comenzó a considerar un trastorno adictivo", le explica a Infobae la licenciada Mariela Coletti, psicoanalista y directora de Entrelazar, Centro de Investigación y asistencia a la adicción al juego.
"Esto quiere decir que en alguien que tiene este problema el juego pasa a ser lo central en su vida, no puede dejar de jugar, básicamente no puede dejar de perder, que es el problema principal que tiene un jugador", precisa, al tiempo que deja saber que detrás de un ludópata "la fantasía de recuperar lo perdido está siempre", para la especialista "el peor engaño que tiene el juego de apuestas".
El juego es un círculo vicioso en el que un ludópata lleva las de perder: "A pesar de que el jugador contabilice solo sus ganancias, lo que se constata es que tiene una adicción a la pérdida, es alguien que está más en el lugar de quien pierde constantemente. Si gana vuelve a jugar lo que ganó y si pierde vuelve a intentar recuperar lo que perdió, por lo que al final pierde siempre".
Roberto, dueño en otra de las casas de empeño de calle Buenos Aires en Mar del Plata, lejos de sorprenderse por la consulta de Infobae, asegura que a su local siempre llega gente intentando convencerlo de que les compre algo. "Han venido a vender ropa, cámaras digitales, cadenitas, una campera me han llegado a vender", asegura el comerciante, que cinco años atrás vivió de cerca las consecuencias de la adicción al juego.
"Fue en el 2013, yo tenía un departamento que había alquilado una mujer con su marido, estaban la hija y el novio de la hija también. Ya me habían dejado una seña, estaba todo acordado, pero esta gente llegó muy temprano. A las 11 de la mañana estaban acá y yo el lugar todavía no lo había limpiado", cuenta Roberto, que le propuso a la familia que volvieran "en unas cuatro o cinco horas". "Cruzaron al casino y se jugaron el primer día la plata de todas las vacaciones", suelta sin anestesia el final de la historia. "Tuve que comprarles la rueda de auxilio, el matafuegos y el pasacassette para que pudieran cargar nafta y volverse a Buenos Aires", agrega.
"El hecho de que se llegue a los extremos y de que se empeñe todo y que se hipotequen las casas y que se venda todo y que todo pase digamos a ser algo posible de ser apostado, llega incluso a poner en riesgo la vida misma de las personas, porque fijate que existe un juego que se llama ruleta rusa en el que se juega a que no salga la bala", ejemplifica la psicoanalista, sobre la gravedad de una enfermedad en la que "por lo general las consultas llegan tarde".
El miércoles la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, informó del cierre de tres casinos, un bingo y la licitación pública por primera vez en 23 años de 3.900 máquinas tragamonedas. "El juego no es algo bueno para los bonaerenses", dijo durante el anuncio en el que además se refirió a la ludopatía. "El gobierno debe estar del lado de los que la sufren y no de los que la promueven", sostuvo.
"Si bien la oferta puede facilitar el acceso a las salas de juego de un montón de personas que si no la tuvieran a la vuelta de la casa quizás no irían, también es verdad que alguien que está complicado con el tema del juego si no tiene donde ir se las rebusca para ir. No es que se elimina ni se disminuye la ludopatía porque cancelemos o tengamos menos bingos en la ciudad o la provincia. De hecho en lugares como Brasil donde el juego está prohibido, lo que hay es juego clandestino esparcido por todo el país de una manera abrumadora", comparte Coletti en una mirada amplia sobre la iniciativa y la problemática.
Sin embargo la autora del libro La adicción al juego: ¿No va más…?, ve con buenos ojos el gesto del Estado de ocuparse del tema y subrayó la necesidad de que se ofrezca también "un tratamiento adecuado y se prevenga o difunda de qué se trata la ludopatía, porque es la forma que tiene la población de advertirlo y de saber dónde tratarlo". Y agregó: "Es una patología que tiene tratamiento y el tratamiento es eficaz, hay muchos casos que se recuperan, lo difícil es perder el juego, perder eso que te atrapó".
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