Hay dos formas de ver un show de magia: intentando descubrir los trucos o dejándose sorprender. La diferencia es definitiva. Los primeros cuando el ilusionista baje del escenario querrán saber "¿Cómo lo hizo?". Los segundos en cambio intentarán retener el mayor tiempo posible esa sensación de haber visto algo fantástico. Fuerza Bruta es eso: 13 magos que durante 70 minutos vuelan, nadan en el aire, corren por las paredes y entran en un trance de música, color y acrobacia, junto a todos esos que en lugar de buscarle los hilos al show, se animen a creerles.
Fuerza Bruta existe hace 13 años y si hay algo que define a esta compañía teatral que nació en Buenos Aires pero que tiene además shows presentándose en San Pablo y Tokio, es la experimentación. Los que salen cada noche a escena y agotan todas las entradas que se ponen a la venta en el Centro Cultural Estación Terminal Sur del Paseo Aldrey de Mar del Plata, surgieron de un casting que incluyó diferentes disciplinas como baile, acrobacia y actuación, conformando un equipo que rota papeles en cada función y que para Wayra tuvieron que aprender artes que les eran extrañas.
"Yo soy actor, venía del palo del teatro y del 'teatro off', siempre tuve mucha facilidad para el baile de oído pero nunca estudié como ellos que saben segunda, primera, yo cararrota total en el tema del baile o de los arneses también. Para mí Fuerza Bruta fue una escuela, me enseñó todo lo que sé hacer ahora en el show", le cuenta Esteban "Chori" Lisazo a Infobae, uno de los integrantes más nuevos del equipo, que el año pasado durante el casting, comenzó a tomar en paralelo a las pruebas para entrar en la compañía, clases de otras disciplinas.
"Todos teníamos una dificultad en algo, yo por ejemplo de música no sé nada y entonces fue cada uno practicar eso que nos costaba más", agrega Solsiré Pinto, también producto de las últimas pruebas que realizó la agrupación. Como si no fuera suficiente experimentación, en esta gira Fuerza Bruta suma famosos en sus presentaciones. La primera en estar ayer lunes por la noche fue la actriz y bailarina Magui Bravi, que se entrenó varias semanas junto a los integrantes del equipo para poder estar en el show.
"Yo soy muy fan del espectáculo y tenía muchas ganas de ser parte", le admitió la semana pasada Bravi a Infobae después de uno de los ensayos con el grupo, al tiempo que dejó saber que el llamado no fue o casual: "Hace rato que venía persiguiendo la idea de tener alguna posibilidad de acompañarlos y me llegó ahora, en plena temporada", compartió la bailarina, que después de mucho tiempo volcada a la actuación siente que Fuerza Bruta fue el móvil para "reconectar" con su cuerpo.
Y es que Wayra es esencialmente físico. Los actores desafían al público en cada aparición con movimientos que conjugan la acrobacia y la danza africana, la música y el circo. Llevan adelante escenas que requieren de un desprecio del cuerpo a partir de sobrevolar el espacio, explotar en el agua o correr por las paredes, una vibración que el público no puede evitar sentir y querer moverse también. El show no sólo lo permite, lo pide a gritos en un lenguaje inexistente, obliga a tocar las texturas, a bailar, a saltar, a escuchar, a ser parte.
Como todo buen mago, también tienen sus ayudantes: el espectador ve 13 actores y un músico en escena, pero Wayra necesita a más de 50 personas moviéndose con precisión detrás de bambalinas para que sus trucos funcionen. Estos ilusionistas saben que el manejo de la atención es un factor clave. Cuando uno menos lo espera un nuevo estímulo surge a nuestras espaldas o sobre las cabezas, es imposible adivinar de dónde va a venir el próximo y querer hacerlo un error.
"La gente no tiene que venir preparada, tiene que estar permeable, dispuesta a ver algo que les va a cambiar la energía, con mucha predisposición, sobre todo a disfrutar, a estar abierta a lo que les pasa, a los sentimientos, a permitirse participar de las escenas porque es eso, el show te invita a ver, a sentir", dice "Chori" y Sol agrega que Wayra es "una experiencia diferente", una que todos deberían darse la posibilidad de experimentar.
Fuerza Bruta propone una ilusión. La posibilidad de por 70 minutos saltar de un mundo onírico a otro tribal, de hablar una lengua extraña en medio de personajes que logran lo imposible, que nos alientan a saltar con ellos, que pueden ser poéticos o violentos, alegres o desafiantes, acróbatas o bailarines, músicos o actores. Un crescendo de sensaciones en el que aceptar jugar el juego que nos proponen es perderle el miedo a lo que va a venir, no buscar explicaciones, dejarnos sorprender y tratar que la sensación nos dure en el cuerpo lo más que se pueda.
Fotos de Cristian Heit
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