Por Catalina de Elía y Pablo Castagnari
Al principio, una pregunta. "Viajamos con un amigo a Europa y comimos sushi a un precio muy accesible. Y nos preguntamos por qué no podíamos tener sushi a ese precio en Argentina", dice Diego Araujo, uno de los fundadores de Sushi Pop, la empresa pionera en estas tierras en ofrecer sushi al alcance del bolsillo de las mayorías, que acaba de cumplir diez años en el mercado gastronómico. Nur Malek Pascha, en cambio, encontró una necesidad. "Venía trabajando hace años en e-commerce y notaba que había demasiada distancia entre las empresas y cómo distribuían los productos vendidos", recuerda la fundadora de Envío Pack, una start up que pisa fuerte desde hace un año ofreciendo una cartera de proveedores de logística a empresas que vendan vía web. Ellos son emprendedores, aventureros que un día decidieron crear su propia empresa, y que en la actualidad empiezan a ser valorados por el Estado argentino, que durante 2017 promulgó la llamada Ley de Emprendedores para facilitarles un poco las cosas. Alejandro Ramírez –abogado, docente e integrante del comité ejecutivo de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA)-, dice: "Antes de esta ley, había provincias donde se tardaba hasta un año y medio en crear legalmente una empresa. Una locura."
Si la humanidad aun no pudo responderse si aconteció primero el huevo o la gallina, mucho menos sabremos si los emprendimientos surgen de una pregunta o de una necesidad. Acaso no valga la pena perder tiempo en buscar esa respuesta. Lo importante, dicen, es adonde las preguntas y las necesidades desembocan: una idea. Invitados a La Política Joven, Malek Pascha, Araujo y Ramírez ofrecieron sus puntos de vista sobre cómo convertir esa idea en realidad. Y vivir de ella.
-¿Cómo se hace para sostener un emprendimiento en el tiempo?
Diego Araujo: Principalmente, con gente. Creo que la clave nuestra fue rodearse de gente adecuada desde el principio, y luego sumar gente para que nos ayude a empujar el proyecto y la idea. Y por otro lado, también, mucho foco en el cliente: escucharlos, estar cerca, y adaptarnos a sus necesidades.
Nur Malrk Pascha: Nosotros decimos siempre que la idea muchas veces no vale nada y que la implementación lo es todo. De ahí se desprenden dos grandes pilares. Por un lado, como decía Diego, el equipo: es la clave, el motor para que funcione cualquier proyecto. Y por otro lado la capacidad de gestión que ese equipo tiene. Con objetivos claros, y con un buen equipo que los lleve adelante, se van cumpliendo etapas. Y por lo menos en nuestro caso, creo que fue determinante no ponernos objetivos a muy largo plazo. Sí está bueno tener una misión, un sueño, pero siempre hay buscarlo cumpliendo etapas, porque si no podes quedarte a mitad de camino.
-Alejandro, sos uno de los colaboradores centrales de la flamante Ley de emprendedores de este gobierno. ¿En qué consiste la ley? ¿Por qué participaste?
Alejandro Ramírez: La ley 27349, de Apoyo al capital emprendedor, tiene cuatro pilares esenciales. El primero: crea las S.A.S., las sociedades por acciones simplificadas, que se puede crear por internet, en 24 horas, con firma digital. Segundo, establece beneficios impositivos y fiscales para la gente que apueste por emprendedores. Tercero: la creación de fondos que el Estado va a coparticipar con acelerador para invertir en emprendedores. Y finalmente la creación de un crowdfounding, para que los emprendedores puedan salir a buscar fondos por todo el país, de forma on line, con inversores pequeños. Porque ese es uno de los principales problemas: el acceso a fondos de financiamiento.
-¿Cómo impacta una ley así en los emprendedores, principalmente en los más jóvenes, los que recién empiezan?
D.A.: No estoy muy familiarizado con los detalles de la ley, pero en teoría debería ayudar a que los que tengan dudas en empezar o no una start up decidan dar el paso adelante para hacerlo. Hasta la llegada de la ley, si uno se ponía a evaluar los trámites que tenías que hacer para crear un negocio y armar una sociedad, se desanimaba: es todo tiempo, plata, y un montón de energía que uno podría dedicarle a la empresa. Es contraproducente.
A.R.: Por ejemplo, había provincias en las que uno tardaba hasta 18 meses para abrir una sociedad. Una locura. Ahora está intentándose aplicar en todo el país la vía de las SAS; en Buenos Aires ya se aplica hace tres meses. Se constituyeron alrededor de 1000 sociedades por acciones simplificadas ya. Pero imagínense lo que pasaba antes: uno se convertía en una especie de cadete del estado, yendo de ventanilla en ventanilla para autorizar firmas.
-Acerca del contexto económico actual, ¿cómo ven las políticas económicas en relación a los emprendedores? ¿También son más favorables?
D.A.: Tengo un dato: cuando arrancamos 2017, creíamos que iba a ser muy bueno para nosotros porque en general en los años eleccionarios hay más plata en la calle, y eso suele beneficiar al consumo. Pero lo que terminó pasando es que el boom de los créditos terminó orientando el dinero hacia ahí: la gente se dedicó a ahorrar. Esto demuestra el cambio de mentalidad que se puede ver en el país; en vez de gastar la plata en salir a comer afuera –que a mi negocio lo beneficia- la gente piensa en cosas a más largo plazo, como comprarse una vivienda. En ese sentido, para el consumo 2017 no fue un gran año, fue muy difícil.
N.M.P.:La tendencia a la baja del consumo se siente. Nosotros, en Envío Pack, trabajamos con empresas de e-commerce que venden on line. Y, por ejemplo, en ese sector hay dos grandes eventos en el año, que son el Cybermonday y el Hot sale, y notamos un descenso global del consumo entre los 300 clientes que tenemos. Se nota en la percepción de ellos: el consumo se retrajo.
-Si tuvieran que aconsejar a un emprendedor que recién comienza acerca de dónde reinvertir las primeras ganancias, ¿qué le dirían?
D.A: Depende de la industria y del tipo de negocio, pero creo que es fundamental, cuando estás arrancando, invertir mucho en desarrollar la propuesta que ofrecés al cliente. Invertir tiempo, energía, plata en agregarle valor al producto, que realmente sea distinto y que el cliente lo note, porque en definitiva son ellos los que al final de todo terminan pagando la cuenta. Y es lo que va a hacer que vos pases de tener un emprendimiento solo conocidos por tus amigos a uno conocido por todos. Ahí es donde pegás el salto. Segundo, el equipo. Invertir en el equipo de trabajo, porque si no, crecer es muy difícil. Nadie crece solo. Y tercero, invertir en tecnología. Los avances tecnológicos te van a ayudar a ser más productivo, a tener más alcance, a facilitar la comunicación con el cliente.
N.M.P.: Eso lo tomaría con cuidado. A veces uno piensa que automatizando todo indefectiblemente tu empresa va a crecer. Y muchas veces no es así. De todas maneras, comparto con Diego en que hoy por hoy la tecnología nos ofrece la posibilidad de simplificar casi todos los procesos. En nuestro caso, que somos una empresa que trabaja en su totalidad con la tecnología, nosotros reinvertimos todo nuestros recursos en el productor que le ofrecemos al cliente. Y esa es nuestra gran apuesta de valor. De todos modos, a los emprendedores que recién arrancan les digo que hay que ir paso a paso, y que con las aplicaciones de Google hoy una empresa puede funcionar. Y que a medida que vayan creciendo puedan ir encontrando las herramientas que mejor le convengan. Siempre recomiendo que se apueste por la tecnología, pero que primero se analice el motivo. Creer ciegamente en la tecnología como solución de algo es un error.
A.R.: Hay que asumir que la economía, tal como la conocíamos hace unos años, cambió. Pasamos de una economía industrial a una del conocimiento. El espíritu de la Ley de Emprendedores trata de receptar estos problemas que las empresas tienen en esta nueva era de la economía, donde lo valioso es el conocimiento y cómo lo aplicás. Pensemos que la anterior ley de sociedades, con la que la se venía trabajando hasta ahora, es de 1972. Imaginemos cómo se hacían negocios hace 45 años…
-O sea que vamos bien, o al menos mejor que antes, pero aún falta…
A.R.:Claro que falta. Es un problema internacional. Yo este año estuve dos veces en la ONU debatiendo este tema. Se está trabajando justamente la simplificación de las microempresas, junto a 62 países, para ver cómo crear leyes modelo que sirvan para todo el mundo, principalmente en países con economías emergentes. En Argentina, por ejemplo, las leyes parecen destinadas a las grandes empresas, pero el 99,8% de las empresas argentinas son pymes. ¿Cómo puede ser que las leyes sean pensadas para solo el 0,2% de las empresas?
-Volvamos a la economía del conocimiento. ¿Cómo creen que influirá en los trabajos del futuro? Algunos dicen que dentro de unos años desaparecerán el 50% de los trabajos, tal como los conocemos hoy en día.
N.M.P.: Creo que hablar del futuro sin detenernos a pensar en nuestro presente es arriesgado. Quizá se pudiera hablar del tema en países más desarrollados, pero en Argentina tenemos todavía cuestiones estructurales que solucionar. Po ejemplo, las leyes laborales. Sí creo que hay áreas en la actualidad muy innovadoras que requieren puestos laborales que aún no se crearon: en la salud, en la biotecnología, en la industria de los alimentos y en el comercio digital principalmente. Pero el cambio será gradual, y durante mucho tiempo ambos tipos de trabajo van a coexistir. Hay industrias que tienen problemas más inmediatos; no podemos pensar en tener robots si estamos pensando en cómo cubrir el IVA.
D.A.: A mí me parece que la robotización se va a dar mucho más rápido de lo que creemos. El avance en los últimos veinte años ha sido exponencial. Creo que frente a esto hay una responsabilidad muy grande del Estado, que tiene que adaptarse a esta nueva realidad, y tiene que estar adelante de lo que va a pasar. No necesariamente regular, sino anticiparse al hecho de que se van a destruir un montón de fuentes de trabajo. Creo que se deberían crear mesas de diálogo entre el Estado y las universidades para saber cómo encarar el futuro, porque si no los chicos que hoy tienen seis o siete años, dentro de veinte, van a estar afuera del mercado laboral. También creo, en simultáneo, que Argentina es un mar de oportunidades hoy. Los constantes cambios de reglas nos han convertido en camaleones, que nos podemos adaptar a casi todo, y eso nos ha vuelto muy versátiles. Somos grandes emprendedores los argentinos.