Una de las consecuencias directas del interés de Alemania de impulsar las inversiones en energías renovables en las últimas décadas es que durante varios fines de semana de este 2017, los consumidores de electricidad tuvieron tarifas negativas: es decir, las distribuidoras les pagan a los usuarios por usar la red.
Esto sucedió unas 100 veces en lo que va del año, y el último ejemplo fueron el domingo y el lunes pasado, día de Navidad, cuando por una mezcla de factores (baja demanda, más oferta de la habitual y un clima más cálido del normal en esas fechas), EPEX Spot, una bolsa donde cotizan distribuidoras de energía alemanas y europeas, tenía precios negativos para el Megavatio-Hora.
Esto implica que los clientes de las redes pueden recibir dinero por usar la red de electricidad con importes en torno a los USD 60 por Megavatio-Hora, una medida para los consumidores mayoristas, y las causas están relacionadas con la regla más conocida del funcionamiento de los mercados: ante el exceso de oferta y una baja demanda, los precios tienden a bajar.
A pesar de esto, los consumidores no pagan mucho menos en sus facturas de electricidad, ya que lo que abonan los usuarios no sólo responden al precio del Megavatio-Hora a nivel mayorista (solo el 20% del número final que abona cada usuario está relacionado con esto), sino que está compuesta por impuestos, tarifas para promover la energía renovable y otros gastos que superan el saldo a favor que pudiera tener un consumidor.
El por qué de los precios negativos de la electricidad durante el fin de semana de Navidad tiene varias respuestas. Por un lado, los sábados, los domingos y los feriados son los días de menor consumo (las fábricas y los edificios de oficinas suelen estar cerrados); además, Alemania tuvo temperaturas más cálidas de las habituales para esas fechas (las casas y los departamentos se calefaccionaron menos); y por último, en esos días, las plantas de energía eólica alemanas produjeron más electricidad de la habitual gracias a un aumento temporal en la velocidad del viento. Es decir que entre la baja demanda por las altas temperaturas y por el feriado, y el sobrante de oferta por el exceso de producción de las plantas eólicas, los precios pasaron a ser negativos.
Este tipo de situaciones no son exclusivas de Alemania, ya que en países como Bélgica, Gran Bretaña, Francia, Holanda y Suiza se registraron distintos momentos a lo largo del año en los que los precios mayoristas de la electricidad fueron negativos. Sin embargo, esto se registra más comunmente en territorio alemán, que suele exportar sus excedentes de energía a las naciones vecinas, aunque esta vez eso no fue suficiente para volver a equilibrar los precios.
Este exceso en la producción de energía es una consecuencia directa del incentivo a la inversión en renovables, ya que por un lado, las plantas de energía eólica o solar pueden aumentar su producción por un "capricho" de la naturaleza, y como las baterías para almacenar esta producción no están lo suficientemente desarrolladas, las distribuidoras no pueden guardar esa energía, e inundan el mercado de electricidad, lo que baja los precios mayoristas.
En la misma línea, las plantas tradicionales de producción de energía a través de combustibles fósiles no tienen la capacidad de aumentar o reducir la generación de electricidad rápidamente, es decir que no pueden responder a la baja demanda y el exceso de oferta con una disminución en la producción.
Una de las posibles soluciones a este "problema" es que el Estado y las distribuidoras incentiven el consumo de sus usuarios cuando los precios están en negativo. Un ejemplo sería una campaña para motivar que las personas laven la ropa o planchen en esas horas de preciso bajos o negativos podría equilibrar el mercado de energía.
En ese sentido, las empresas que producen energía renovable están buscando adaptarse a esta nueva realidad, y por ejemplo, según contó Stanley Reed en un artículo en The New York Times, "RWE, uno de los mayores operadores de instalaciones de energía de Alemania, emplea un pronosticador meteorológico para ayudar a anticipar los aumentos repentinos en la energía eólica y para igualar los picos a cuando la compañía espera una demanda máxima".