El reinado de las lindas y la "edición" de los cuerpos: cuando la belleza estandarizada se convierte en obligación

Lala Pasquinelli, artista plástica y creadora del proyecto "Mujeres que no fueron tapa", habló con Infobae sobre los estereotipos sociales y cómo “hackearlos” desde el arte

Lala Pasquinelli ofreció una charla en el evento  Mujeres4tech, organizado por Fundación Telefónica y Media Chicas (Lihue Althabe)

Lala Pasquinelli es artista plástica, activista y creadora del proyecto Mujeres que no fueron tapa, que busca analizar los estereotipos que se difunden en relación a la mujer e invita a hackear, desde el arte, esos mensajes estandarizados.

Pasquinelli ofreció una charla en el marco del evento Mujeres4tech, organizado por Fundación Telefónica y Media Chicas. En ese encuentro, dialogó con Infobae sobre su iniciativa, el feminismo y la cultura en torno a los "cuerpos clonados y editados".

-¿De qué se trata el proyecto Mujeres que no fueron tapa?

-Empezó siendo parte de un proyecto artístico mío, donde yo quería mostrar la forma desigual en que muestran los medios a los hombres y a las mujeres. Por desigual me refiero a que se muestran a las mujeres por su cuerpo, y se muestra un mismo tipo de mujer, usualmente en relación a la moda. A los hombres, en cambio, se los muestra en su diversidad y se los destaca por lo que hacen. Las mujeres que no encajamos en el estereotipo no aparecemos en los medios y esto es violento. Yo quería hablar de todo esto y decir que por eso crecemos sin referentes, crecemos con inseguridad y ocupamos menos lugares de poder en la sociedad. Usé las revistas para mostrar eso porque son una síntesis de lo que pasan en los medios en general. En principio surgió así y después, como para mí es importante "hackear" en el sentido de generar mensajes con otras cosas que ya existen, usé esas mismas revistas para construir las imágenes de otro tipo de mujeres y para que la gente construya sus propios mensajes así como a las mujeres que admiran. Ahora la idea sigue creciendo porque hay más gente que se suma al proyecto.

-¿Cuál es el estereotipo más fuerte contra el cual tiene que luchar la mujer?

-La apariencia. La idea de que la mujer se tiene que ocupar de su cuerpo y que toda la energía se vaya en que vos edites tu cuerpo de manera que se parezca a estos cuerpos que todo el tiempo estamos viendo repetidos en las imágenes y eso implica un circuito de consumo. No es una crítica sólo de los que nos están mostrando los medios, sino también sobre qué valoramos nosotras de otra mujeres, es decir qué nos decimos entre nosotras: "Hay que linda que estás" o "estás más flaca". Tiene que ver con lo que nos decimos y les decimos a las otras.

“Mujeres que no fueron tapa” es un proyecto artístico de Pasquinelli donde se invita a las participantes a cuestionar los modelos de mujer impuestos por la sociedad

-¿Y qué más?

-Y después el estereotipo de la mujer que es vista como mujer esposa o enamorada, la mujer en relación al hombre o la mujer madre. El concepto de que si sos mujer tenés que querer ser madre y desear tener hijos. Y esa idea saca un montón de otro deseo, que es todo lo que nos mueve a las mujeres en la vida, más allá del deseo de ser o no madres.
La apariencia, la maternidad y el amor heterosexual y romántico. Ese núcleo duro no cambia a lo largo del tiempo. Cambia apenas la forma en que eso se muestra, pero no cambia en esencia. A las mujeres se les siguen preguntando las mismas cosas. En una entrevista hace 50 años a una mujer se le preguntaba las mismas cosas que ahora.

Hay toda una industria en torno a los cuerpos homogéneos.

-Recién nombraste la palabra "editar" en relación al cuerpo femenino y sé que también usás mucho el término "clonación" para hablar de esta tendencia a modificar el cuerpo con el fin de responder a un ideal único de belleza. ¿Cómo afecta eso a las mujeres?

-Para mí es terrible eso. Cuando estuve en República Dominicana, en el Encuentro internacional de Mujeres por la cultura. Ahí la mayoría de la población tiene raíz afro, sin embargo todas las mujeres usan el pelo lacio. Y eso es de una violencia muy grande. Y ves las imágenes en la calle, en todos lados, repleto de publicidades de mujeres blancas, como si fueran escandinavas, con el pelo lacio. Y justo me pasó que en la presentación del evento había una performance de danza de chicas que usaban el pelo afro, suelto y yo no te puedo explicar la potencia de esas mujeres. Ellas con su pelo suelto, con afro tenían una fuerza, una potencia arriba del escenario que era increíble. Y cuando se bajaron, se ataron el pelo y yo pensé, claro se trata de eso alaciar el pelo a las mujeres.

-¿De homogeneizarlas y quitarles fuerzas?

-Sí, y de todo lo que implica la edición. Ahí es muy evidente pero acá, con nosotras también se puede ver todo el tiempo ese discurso. Hay toda una industria detrás de la idea de crear cuerpos homogéneos. Porque tampoco podemos ser tan inocentes de creer que es solo un gusto o una moda. Está en la publicidad, en los medios. Hay toda una industria en torno a los cuerpos homogéneos.

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-¿Y se atenta así contra la femenino? Cuando hablo de lo femenino me refiero en el sentido de la esencia de la mujer.

-Yo creo que hay que poner en duda la existencia de lo femenino. ¿Qué es lo femenino? ¿Existe o no existe? Porque sino estamos en la misma conversación que dice que ser femenina es ser amorosa, que es cuidar, que es contener. Todo eso lo hacemos y es verdad que está, porque desde que nacemos nos enseñan a hacer eso. Forma parte de las tareas de cuidado que vamos a hacer cuando seamos grandes. La maternidad tiene que ver con eso.

Creo que es un momento interesante para analizar si existe lo femenino y lo masculino. Creo que los seres humanos somos absolutamente diversos y que hay gente que tiene características que se asocian a lo masculino y a lo femenino en cualquiera de los dos géneros. Y está bueno empezar a mirar eso, porque me parece que nos saca de lo innato, del instinto femenino. Hay mujeres que no lo tienen y ¿qué significa eso? ¿que no son mujeres? Me parece que hay que ir más profundo con las preguntas y sostener la duda.

-¿Entonces dirías que lo femenino no existe?

-No sé si no existe, pero podemos preguntarnos si existe. No lo tengo claro y hay un montón de estas cuestiones para las cuales no tengo respuestas. Y me gusta no tener respuestas porque es lo que me permite seguir pensando, leyendo, investigando y teniendo mi experiencia vital. Creo que es imprescindible poner en duda todo lo que viene impuesto como "esto es así", porque sino ¿cómo nos transformamos?, ¿cómo nos relacionamos por fuera de la violencia?, ¿cómo hacemos las mujeres para construir por fuera de estas estructuras que no fueron creadas para nosotras ni para nosotras? Sino es como seguir buscando la validación en instituciones, lugares, construcciones que no fueron creadas por nosotras, que no nos incluyen. Hay que pensar por fuera de todo lo que nos ha venido dado y ver qué pasa. No tengo ni idea que pasa pero creo que hay que hacerse preguntas todo el tiempo.

Pasquinelli habla sobre las prácticas que se llevan adelante para “clonar” los cuerpos con el fin de responder a un ideal de belleza estandarizado (iStock)

-¿Ésa es la propuesta de hackeo a la que hacés referencia vos desde tu trabajo con el arte?

-Sí, claro, porque hackear es poner en duda. No hablo de hackeo como sinónimo de crackeo sino como sinónimo de la ética hacker, la filosofía hacker que tiene que ver con tomar en cuenta que la información es generada de una manera homogénea y centralizada y que necesitamos hacer otra cosa con eso. Necesitamos construir otros mensajes, que le hablen a nuestra diversidad y a nosotras. Yo no me siento identificada con estos estereotipos y tengo perfecto registro del daño que producen. Nos imponen estereotipos en los que no encajamos y eso produce daño. Casi nadie encaja en esos estereotipos y no encajar genera un montón de problemas.

-¿Qué es ser una feminazi?

-No tengo ni idea, porque imagino que ser una feminazi sería hacer un genocidio de hombres, tener campos de concentración par hombres y todo lo que implicó el nazismo, y claramente el feminismo no tiene nada que ver con eso. Es un movimiento que justamente lo que promueve es no sólo la igualdad entre los géneros sino también una cuestión de derechos humanos. Hay una crítica a la forma en que se produce en el mundo; es un marco teórico muy amplio. Quizás hay gente que se siente incómoda cuando es interpelada respecto al ejercicio de sus privilegios y nos dicen a las mujeres que estamos trabajando por la igualdad o tratando de hackear un discurso hegemónico que tenemos que quedarnos en la casa criando a los hijos y ocupándonos de tener la panza firma. Quizás algunos sienten que si las mujeres tenemos más espacio, los hombres pueden llegar a tener menos espacio. No sé cómo lo piensan.

-¿Creés, entonces, que hay miedo hacia el empoderamiento de la mujer?

-Sí, fijate que la violencia, los femicidios. Hay mucha gente que viene hablando de esto y que tiene mucho conocimiento detrás, como Rita Segato (antropóloga argentina), por ejemplo, que hablan de la violencia de la violación y el femicidio como una respuesta ante el hecho de que las mujeres salgan a ocupar otro espacio, a que salgan del ámbito de lo doméstico, para ser libres básicamente. Eso genera toda una respuesta con el objetivo de disciplinarnos o castigarnos.

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