"Nosotros vamos a estar acá", se lo escucha decir a Jorge Villarreal, papá de Fernando, jefe de operaciones del ARA San Juan, que filma desde la orilla el mar, en dirección al lugar por el que debía llegar el submarino hace ya varias semanas. Lo grabó junto a su mujer, María Rosa, antes de volver a la casa familiar de Punta Alta, donde hoy todavía esperan encontrarse con su hijo.
"Vinimos a buscar a nuestro hijo, a recibirlo, como tantos otros lo estamos esperando y tratando de divisarlo en el horizonte. Aunque tarde nosotros vamos a estar acá. Seguramente Fernando no ve la hora de llegar para ver a su hija, a su esposa y a nosotros también. Nos causa mucha emoción, pero la fe y la esperanza la mantenemos, seguramente ellos estén haciendo lo imposible para que sea cual sea la emergencia que tengan, se pueda solucionar", dice Jorge, con el mismo optimismo que lo caracterizó durante los primeros días de búsqueda.
Sin embargo, desde hace dos semanas, cuando la Armada informó sobre el final del operativo SAR (de búsqueda y rescate, según sus siglas en inglés), las familias reciben la información a cuentagotas. "Estamos como el primer día o peor, cada vez tenemos menos noticias en cuanto al submarino", le contó María Rosa a Infobae, al tiempo que dejó saber que hoy las novedades solo les llegan a través de los medios, que en simultáneo "cada vez dedican menos tiempo a las conferencias" del vocero, Enrique Balbi.
"En la base no te recibe nadie, nunca la Armada hizo esto, mi esposo estuvo 40 años en la fuerza, ahora está retirado, pero cuando pasaba algo así organizaban todo para avisar primero a las familias", se quejó en esa línea, una de las razones por las que prácticamente no les quedaron más alternativas que regresar a Punta Alta, donde este viernes convocaron a "estar frente al mar esperando una respuesta", mientras que en simultáneo a nivel nacional se realizarán marchas en todas las plazas del país bajo una misma consigna: que no se abandone la búsqueda.
Fernando Villarreal ingresó en el año 1999 a la Escuela Naval Río Santiago y se recibió en 2004 como escolta de la bandera. Hoy vive en Mar del Plata con su mujer Lucía y su hija Martina (3). "Para nosotros siempre está la esperanza de que los encuentren, de volverlos a ver, pasa que pasan los días y uno tiene que ser realista, pero sin indicios, sin nada concreto, es difícil", admite María Rosa, que si tuviera que elegir un mensaje a un mes de esa última comunicación el 15 de noviembre "diría que sigan con la búsqueda, que no los abandonen y que se comuniquen con nosotros", y agrega: "Estamos a la deriva, como el submarino".
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