Hoy pesebre es sinónimo de cuna de Jesús o de la escena completa del niño Dios rodeado por sus padres, los Reyes Magos, los pastores y los animales en un establo. Pero esta palabra de origen latino –praesepe o praesepes– designa originalmente el comedero, la caja donde se coloca el forraje para alimentar a los animales. El vocablo se compone del prefijo prae, que significa "delante" y saepes, "cerco".
De los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, sólo el de Lucas hace referencia a las circunstancias del nacimiento de Jesús: María, dice el evangelista, acostó a su niño en un pesebre, en el establo donde ella y su esposo pasaron la noche en Belén, porque no había sitio en el mesón.
El relato de San Lucas, es conciso y sencillo:
"Y aconteció que estando ellos allí (en Belén), se cumplieron los días de su alumbramiento. Y (María) dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, que se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre."
Un texto breve pero extraordinariamente fructífero. De estas líneas ha surgido una tradición más que milenaria.
La Navidad no fue festejada desde el comienzo por los cristianos. Recién en el siglo VI, está documentada una primera celebración en la Iglesia Santa María la Mayor, en Roma, el 25 de diciembre, en torno a reliquias del pesebre traídas de Belén y con estatuas de la Virgen, de José, del buey y del asno. Es en este momento que se fija la fecha del 25 de diciembre como la del nacimiento de Jesús.
La fecha es convencional y no está reconocida como exacta por la historiografía, ya que no hay fuentes que certifiquen la fecha del nacimiento Cristo. Los Evangelios no dan ninguna, ni siquiera Lucas que es el que más referencia hace al acontecimiento en sí.
A San Francisco de Asís se le atribuye la "invención" del pesebre viviente. Fue en 1223. La intención del Santo era hacerles "vivir" la Navidad a los campesinos de la región de Umbría. Para ello instala un pesebre viviente en una gruta en Greccio, que incluye un buey y un asno reales. José, María, los magos y los pastores eran representados por gente del pueblo. La teología franciscana es cristocéntrica y eso explica el interés por la escenificación del nacimiento milagroso de Jesús.
La costumbre de los pesebres vivientes se fue difundiendo luego por toda Italia y más tarde pasó al sur de Francia.
Poco a poco, los actores irán siendo remplazados por figuras en madera, cera, pasta de papel o cartón, porcelana, arcilla, etcétera.
Los pesebres con figuras se instalan primero en las iglesias, hacia el siglo XV, durante el Renacimiento. Y en las casas de familia, especialmente de las clases acomodadas, a partir del siglo XVIII. Los primeros pesebres particulares aparecen en esa época en Nápoles en las casas de la aristocracia.
Al prohibir las representaciones públicas de la Navidad, en el marco de su política anticlerical, la Revolución Francesa alentó la costumbre de instalar pesebres privados en las casas. Los "nacimientos" se repliegan pues al interior de los hogares como forma de compensar el vacío causado por esa prohibición.
Se atribuye a los jesuitas de Praga, en el siglo XVI, la aparición de los pesebres como los conocemos hoy, de menor tamaño, armados con figuras. Son los más antiguos que se conocen.
Conscientes del poder de la celebración de Navidad, de su popularidad, los jesuitas difunden la práctica de los pesebres por toda la cristiandad a través de modelos reducidos como los que hoy se usan, como forma de reforzar la catequesis en el marco de la Contrarreforma.
La piedad popular encontraría un medio adecuado de expresión a través de estas representaciones.
A lo largo de la historia, los pesebres fueron conquistando otros sitios además de las iglesias: edificios públicos, negocios, plazas. En cada país, fueron adquiriendo rasgos particulares ligados a las tradiciones y al folklore local.
En años recientes, en algunos países europeos y en el marco de un laicismo mal entendido, se han desatado polémicas por la iniciativa de autoridades de varias ciudades y comunas de prohibir los pesebres en sitios públicos.
¿Pesebre o gruta? ¿Dónde nació Jesús?
El pesebre es una escenificación del nacimiento con algunos personajes imprescindibles, como José, María y Jesús, con otros actores secundarios, pero importantes, como los reyes magos, los ángeles y los pastores, y con el agregado de animales, especialmente buey, asno, corderos y camellos.
Algunos pesebres son representados dentro de grutas. Esta idea surge de textos cristianos de los primeros tiempos, como el Diálogo con Trifón, del filósofo cristiano Justino de Naplusa y el Protoevangelio de Santiago, en los que se sugiere que la tradición oral de la zona señalaba como lugar preciso del nacimiento un establo construido en una gruta. Eran habituales por entonces las casas en flancos de colina en Belén. De hecho, la basílica de la Natividad de Belén fue construida en el siglo IV sobre grutas.
Un evangelio apócrifo (llamado del Pseudo Mateo) del siglo VII combina ambas versiones: María y José se refugian primero en una gruta, donde nace el Niño, y luego en un establo, donde lo acuestan en un pesebre.
El verdadero Mateo no menciona ni gruta ni establo. En cambio dice que los Reyes Magos visitaron a Jesús en una "casa", sin mayores detalles.
Es la tradición posterior la que fue sumando y mezclando todos estos elementos.
En las iglesias y en los hogares, los pesebres se instalan varios días antes de la Navidad, pero la fecha es variable. Según algunas tradiciones, se lo hace el primer domingo de Adviento. El Adviento es el período de preparación para el nacimiento. Varía de 21 a 28 días pues abarca 4 domingos. Otras fechas que suelen usarse es la festividad de San Nicolás, el 6 de diciembre, o el día de Santa Lucía, el 13 de diciembre. Finalmente, una fecha muy difundida es la de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre.
Esta última fecha deriva de una decisión del papa Pío IX, quien en 1854, en su bula Ineffabilis Deus, proclamó que María "por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción".
Es decir que la costumbre de armar pesebre y arbolito ese día es bastante reciente y no tiene sustento en la tradición; aun así, se ha propagado con mucha rapidez.
Algunos arman el pesebre completo desde el comienzo, pero también es muy frecuente colocar al niño Jesús recién en la medianoche del 24, luego de las doce campanadas.
El asno está presente porque es el animal con el cual viajó la Sagrada Familia y el buey el que dio calor al niño. Los pastores con sus ovejas están allí porque como vimos fueron los primeros en recibir la noticia del nacimiento. También se suele colocar una estrella en la parte superior para simbolizar a la que, con su brillo particular, orientó a los Magos que venían de Oriente buscando a Jesús. Estos suelen venir acompañados de otros animales, más exóticos, como camellos, caballo y hasta elefantes. Algunos colocan a los magos recién el 6 de enero.
En cuanto al momento de desarmar el pesebre, tampoco hay una sola tradición: algunos lo hacen después de Reyes (6 de enero), otros, el 2 de febrero, día de la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén.
Para los cristianos, el pesebre es la representación del nacimiento de Cristo, Dios hecho hombre, simboliza la encarnación del Hijo de Dios, que viene a vivir entre los hombres y a morir por ellos. Representa el amor de Dios por los hombres, tan grande, que envía a su Hijo para redimirlos.
Mensaje muy fuerte es el del marco de humildad de la escena. El Hijo de Dios nace en un establo y sus primeros visitantes son simples pastores. Jesús nació pobre entre los pobres.
En su última homilía de la Epifanía (Reyes), antes de renunciar al papado, el 6 de enero de 2013, Joseph Ratzinger, hoy papa emérito Benedicto XVI, dijo: "Así como los pastores que, como primeros anfitriones del Niño recién nacido acostado en el pesebre, personifican a los pobres de Israel y, en general, a las almas humildes que viven interiormente en gran cercanía con Jesús, así los hombres que llegan de Oriente personifican a los pueblos del mundo, a la Iglesia de los gentiles, a los hombres que a lo largo de todos los siglos se ponen en marcha hacia el Niño de Belén, honran en Él al Hijo de Dios y se postran frente a él".
Más allá de su simbolismo religioso, a lo largo de la historia, los pesebres han sido tema de inspiración artística, tanto de sus más refinadas expresiones como de las sencillas manifestaciones de la fe popular.