El emocionante poema de despedida de la primera tripulación del ARA San Juan a los 44 marinos de la última misión

Fue escrito por la esposa de uno de los submarinistas que realizaron el primer viaje desde Alemania a la Argentina

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Parte de la tripulación minutos antes de zarpar desde Alemania
Parte de la tripulación minutos antes de zarpar desde Alemania

Un grupo de 34 marinos argentinos abordó el submarino ARA San Juan en 1985. Fue pocos días antes de trasladar la nueva embarcación de la Armada Argentina desde Emden, Alemania, donde había sido construida, hasta el puerto de Mar del Plata. Se habían introducido en los estrechos pasillos del navío para conocerlo y alistarlo antes de la partida.

Treinta y dos años después, 44 marinos se subieron al mismo submarino en el puerto de Ushuaia. Desde allí zarparon hacia una nueva misión que la Armada había indicado. El destino final era la misma localidad a la que habían llegado tres décadas atrás los primeros tripulantes del ARA San Juan. El 15 de noviembre del 2017 no se supo nada más de la embarcación ni de los marinos. Se perdieron en el medio del mar.

Luego de que la desaparición del submarino se convirtiera en tragedia, Gabriela Cepeda, esposa de Daniel Cepeda, uno los marinos que estuvieron presentes en el primer viaje, puso en palabras sus sentimientos y escribió un poema dedicado a los tripulantes de 1985, a los del 2017 y a todos los que pasaron por la histórica embarcación.

"Adiós gigante de acero", como tituló el poema, se convirtió en una emotiva despedida de la primera generación que navegó el submarino a la última que se subió. Un homenaje que mezcló heroísmo, historia, amor y dolor.

"Yo te despido San Juan como se despide a los grandes, con humildad y en silencio. Yo te despido San Juan, con ese gesto triste que dejabas en los que llevabas a bordo y en los que dejabas en la dársena", escribió Cepeda en las primeras líneas de un texto que empezó a propagarse por las redes sociales.

La mujer del submarinista recordó a través del poema lo que fue su vida –y la de tantas esposas de marinos que pasaron por el ARA San Juan– durante los años en que sus esposos navegaban en uno de los submarinos de la Armada Argentina.

"Yo te despido San Juan con las risas de los festejos de cumpleaños, navidades, años nuevos, despedidas de solteros, nacimientos. Yo te despido San Juan con la ropa con "olor a submarino" que Dany traía casi a diario y que era imposible de tapar", escribió.

En el final de su poema, Cepeda escribió palabras de agradecimiento para el submarino. Lo humanizó. Lo llenó de sentimientos y lo despidió como a un viejo amigo. "Siempre serás recordado como el glorioso San Juan, el que forma parte de cientos de anécdotas de esos submarinistas, que no dejan ni dejarán de hablar de vos. Yo te despido San Juan con un Gracias, por todo lo que nos diste, Gracias, por ser parte de mi historia".

A 19 días de la desaparición del submarino, el poema también se transformó en un homenaje a los familiares de las víctimas que esperan certezas mientras cada día hay más incertidumbre.

 

El poema completo

"Adiós, gigante de acero"

Yo te despido San Juan como se despide a los grandes, con humildad y en silencio. Yo te despido San Juan, con ese gesto triste que dejabas en los que llevabas a bordo y en los que dejabas en la dársena.

Yo te despido San Juan con la sonrisa de las anécdotas de todos los que surcaron el mar en tu regazo, los que te conocieron desde antes de tocar el mar tuvieron la fortuna de recorrerte por lugares recónditos de tu estructura que para otros ni siquiera fueron pensados.

Casi como en secreto, detrás de ciertos equipos, algunos con pintura indeleble escribieron sus nombres y fechas de cuando te estaban armando allá, en Alemania, por los 80's.

Para que aparecieran algún día cuando pasaras a desguace.

¡Vaya treta que te jugó el destino!

Yo te despido San Juan con la rivalidad que siempre tuviste con tu gemelo idéntico, el Santa Cruz.

Pero te digo algo…Para mí fuiste único.

Yo te despido San Juan con mis hijos sentados en la silla del sonar que su padre tanto quiso y mirando con la fascinación que sólo puede tener la mirada de un niño a través del periscopio.

Yo te despido San Juan con las risas de los festejos de cumpleaños, navidades, años nuevos, despedidas de solteros, nacimientos. Yo te despido San Juan con la ropa con "olor a submarino" que Dany traía casi a diario y que era imposible de tapar.

Te despido porque sé que diste lo mejor que pudiste, y todos los que pasaron por vos pusieron el alma, y éstos 44 pusieron su vida.

Siempre serás recordado como el glorioso San Juan, el que forma parte de cientos de anécdotas de esos submarinistas, que no dejan ni dejarán de hablar de vos.

Yo te despido San Juan con un Gracias, por todo lo que nos diste, Gracias, por ser parte de mi historia.

Adiós gigante de acero.

¡Viva la Patria!

 

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