Aunque su nombre casi no era conocido, el embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, era una pieza clave en la búsqueda del ARA San Juan. La semana pasada se había presentado ante la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés), que tiene su sede en Viena, y solicitó que se investigue qué ocurrió en la zona de operaciones el miércoles pasado, luego del último contacto con el submarino. Los técnicos de la CTBTO elaboraron un informe que concluyó que casi tres horas después de esa comunicación se produjo en la ruta que seguía la nave un "evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear, consistente con una explosión".
Grossi fue quien finalmente le comunicó al canciller Jorge Faurie las conclusiones de la CBTO. Infobae conversó con el diplomático, quien conoce del tema, ya que fue director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El embajador explicó por qué se tardó siete días en arribar a una conclusión y descartó un posible ataque extranjero.
—¿Por qué acudió a la CTBTO?
—Porque tiene su sede en Viena y yo soy el embajador. La organización cuenta con una red internacional muy extensa de detección de ensayos nucleares, gracias a distintos equipos, como estaciones sismológicas y de infrasonido. Entre ellas, tiene instrumentos de medición hidroacústicos en los fondos marinos que lo que hacen es detectar señales acústicas.
—¿Cuándo se contactaron?
—La semana pasada los llamamos y les pedimos que analicen, que hagan un barrido de toda la información que tenían de la zona de operaciones. Ellos tuvieron la enorme generosidad y solidaridad de poner un equipo técnico a leer los datos, analizarlos y sacar conclusiones. Naturalmente, a medida que pasaban los días mi ansiedad se fue agravando, porque no había novedades. Pero no era un trabajo sencillo. Hay distintas curvas de las señales acústicas, que hay que interpretar y analizar cruzando datos, como por ejemplo, las medias históricas, el lugar de detección, etcétera, es decir, distintos parámetros.
—¿La conclusión de que hubo una explosión es tajante?
—No, no usaría esa palabra, pero es de altísima verosimilitud. Hay que tener en cuenta que son tres las estaciones que detectaron el evento: dos en la isla Ascensión y una en las islas Crozet.
—¿Es posible que el ARA San Juan haya sido víctima del ataque de una nave extranjera?
—Lo que ocurrió no tiene nada que ver con un ataque militar, porque, primero, se debería haber detectado otro navío en la zona; y segundo, sería un fenómeno distinto, con una señal con otro tipo de curva, más larga y con más eco.
—¿Está completamente descartado un ensayo nuclear en la zona?
—Absolutamente. Un ensayo nuclear tiene otra dimensión, otro ruido, incluso se siente en la corteza terrestre.
—Si efectivamente hubo una explosión de la dimensión detectada dentro del ARA San Juan, ¿es posible que haya sobrevivientes o que el submarino no se haya destruido?
—Con los datos que nos brindaron no se pueden realizar ese tipo de conjeturas.
—¿Las coordenadas geográficas son precisas? ¿Se sabe exactamente dónde fue ese ruido?
—Son muy precisas, pero tienen un margen. Lo importante en este caso es que coinciden con la ruta del submarino teniendo en cuenta la última comunicación.