(Desde Mar del Plata) Desde que era chico, los papás de Fernando Villarreal (38) se dieron cuenta de que su hijo era más inteligente que la media. Teniente de navío y jefe de operaciones del ARA San Juan, se destacó en todo lo que hizo desde su Punta Alta natal, pasando por Ushuaia, donde vivió su juventud, los distintos países en que prestó servicio, hasta que se instaló en Mar del Plata. "Lo estamos esperando", dice María Rosa, en diálogo con Infobae, desde la casa de su hijo.
Fernando ingresó en el año 1999 a la Escuela Naval Río Santiago y se recibió en 2004 como escolta de la bandera. El primer destino que le asignaron fue Mar del Plata, donde hoy vive con su mujer Lucía y su hija Martina (3). "Siempre tuvo los mejores promedios", dice orgulloso su papá, Jorge Villarreal, también marino, sobre esas notas que llevaron a su hijo a destacarse durante los años de cadete y que le permitieron tener experiencias en navíos de Brasil y Perú.
"Es una persona muy paciente, con la que te divertís, muy respetuosa, con valores de hijo, solidario…", se le salen las palabras a María Rosa, que interrumpe la secuencia para terminar de describirlo en una anécdota: "Los hijos de sus amigos se enferman o les pasa algo cuando sus papás están navegando en el extranjero, y Fernando se levanta a la madrugada para ir a buscarlos a la casa y llevarlos al hospital".
Pero el mar no fue su primera vocación. En su adolescencia, cuenta Jorge, había querido ser médico: "Él iba a hacer Medicina, pero nosotros no podíamos ayudarlo económicamente, ni viajar a Buenos Aires durante toda la carrera, y por eso entró en la Escuela Naval". Su mamá acota que esa idea se le había metido en la cabeza de chico, cuando jugaba al básquet, que estaba fascinado por la "traumatología", pero que la carrera militar también lo atraía desde temprano.
La última vez que Infobae había hablado con los Villarreal fue a comienzos de esta semana, en la entrada a la Base Naval Mar del Plata. Estaban ilusionados por los "sonidos" que se habían registrado en la zona de búsqueda y que, se creía, podían pertenecer al submarino. A pesar de que finalmente no se trató del buque , Jorge sorprende al asegurar que terminando el sexto día y aún sin resultados, es "más optimista que ayer". "El tiempo mejora", hay "ayuda internacional" y "se está utilizando lo último en tecnología para la búsqueda", argumenta.
"A nosotros nos hace bien transmitirle a las otras familias y a toda la población nuestro optimismo, porque así sentimos que no estamos solos", explica y agrega que además de eso confía en su hijo y en sus compañeros: "Son profesionales, son responsables, hacen su trabajo y lo hacen bien, porque de eso dependen sus vidas. Del error de uno dependen las vidas de los 43, y por eso no se pueden equivocar".
"Los van a encontrar, con toda la ayuda del exterior y el buen tiempo mañana (por este miércoles), deberíamos tener novedades", se suma María Rosa a las palabras de su esposo. Ante la consulta sobre en qué piensa cuando necesita encontrar fuerzas en medio de tanta incertidumbre, no tarda en responder: "En Fernando, porque él debe estar pensando en nosotros. Y pienso en su hija, porque él la ama".
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