La Argentina cuenta con fuerza de submarinos desde 1933, cuando llegaron las primeras unidades de origen italiano. Desde esa fecha y hasta el presente el asiento de las naves está en la base naval de Mar del Plata, donde también funciona la escuela de esa especialidad. Hoy el país cuenta con tres unidades: el ARA Salta, ARA Santa Cruz y el ARA San Juan.
El San Juan, que es intensamente buscado desde anoche, es alemán y se incorporó a la Armada Argentina en 1985. Tiene 66 metros de eslora (largo), desarrolla una velocidad de 25 nudos en inmersión y está configurado como submarino de ataque. Por otra parte, tiene una dotación de 8 oficiales y 29 suboficiales y entre su tripulación se encuentra la primera oficial submarinista de la Armada Argentina.
En 2014 esta unidad completó en el complejo industrial CINAR del Ministerio de Defensa su reparación de media vida, durante la cual fue literalmente "partido al medio" y, entre otras tareas mayores, se procedió al recambio de la totalidad de sus casi 1000 baterías propulsoras.
Su propulsión es diésel eléctrica y cuando se encuentra en superficie su motor impulsa un generador eléctrico que carga los distintos bancos de baterías con los que se propulsa la nave cuando navega en la profundidad.
Actualmente, junto a otros componentes de la Armada, realiza tareas de patrullaje marítimo en defensa del patrimonio marítimo nacional, en especial el control de la pesca ilegal.
La Argentina cuenta con una fábrica de submarinos, el astillero Almirante Storni, que fue construido durante la última dictadura militar. Allí se llegó a avanzar en la construcción de una unidad que fue discontinuada una vez recuperada la democracia. Si bien sucesivas gestiones en el Ministerio de Defensa han intentado retomar las tareas, por razones presupuestarias no fue posible.
Cabe resaltar que dos unidades participaron de la guerra de Malvinas: el San Luis, actualmente fuera de servicio, y el Santa Fe, que fue hundido por su tripulación para que no cayera en poder del enemigo.
Video de archivo: el submarino por dentro