El mate vive en la rutina. En la ruta, en la plaza o en el escritorio del trabajo. Allí descansa y alivia. Es la continuación del brazo de la abuela que se estira en la cocina mientras ofrece algo más que un instante de felicidad. Es el inicio del diálogo, la invitación a descubrir las tristezas y las alegrías ajenas. También las propias. Es el momento preciso en el que negarse no está en los planes.
Es, sin dudas, una de las costumbres más populares. Vital para entender el significado cultural de la región. Ideal para entender las raíces más profundas del hombre: un monumento a los antepasados de América del Sur; o la infusión sagrada, regalo del dios de los guaraníes, Tupá, el responsable de que la sonrisa de la abuela perdure para siempre.
"Quienes habitamos esta parte de la tierra, heredamos esta costumbre de nuestros ancestros. El simple hecho de vivir en Argentina, sin haberlo heredado, nos cruza con esta costumbre diaria. ¿Por qué la tenemos? Gracias a quienes habitaron esta tierra. Ellos lograron que esta infusión, con un sentido único y diferente al resto, se relacione de manera afectiva. Encariñados con la costumbre. No se toma mate por tener sed, sino por lo que el momento del mate representa", sostuvo a Infobae Valeria Trapaga, primera sommelier de mate del mundo.
El European Journal of Nutrition publicó una investigación sobre 13 países de tres continentes en donde se destaca al consumo argentino: 2.300 ml líquidos a diario, colocando al país en el tercer lugar entre los que más bebidas toman. El podio lo lideran los alemanes, que toman 2,470 litros diarios, y los británicos, con 2,320 litros. ¿El resto del listado? México, Brasil, España, Francia, el Reino Unido, Polonia, Turquía, Irán, China, Indonesia y Japón.
"Es una costumbre heredada, y como toda herencia, nos posee y la poseemos. Es mística heredada de los cultores y descubridores que fueron los guaraníes. Se trató siempre de compartir y ese es el símbolo. Para los argentinos el culto del mate significa siempre que, al estar con alguien, el mate es acompañar, escuchar, el silencio, la palabra que a veces no está. El mate tiene muchos significados y es un ritual del que no podemos desprendernos", sostuvo la sommelier.
El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) presentó una encuesta en donde se ubicó al mate en el primer lugar "como rasgo identitario de la argentinidad" con un 38%, seguido de la carne con un 37%, y luego el dulce de leche y el vino con un 11% y un 7%, respectivamente.
El estudio se realizó en todo el país a través de una muestra de individuos, compuesta por 1.000 personas de 16 años. El consumo de mate con bombilla supera ampliamente al de las demás infusiones y se convierte en la forma más extendida del consumo de la yerba. Ocho de cada 10 argentinos (80%) declararon haber consumido mate (tradicional) en los últimos 30 días, otorgándole a esta infusión el podio por sobre su competencia.
El INYM también indicó que los consumidores de la infusión ingieren un promedio de 100 litros anuales de mate. Un número que deja en el camino a los 50 litros anuales promedio de las gaseosas, a los 30 litros del vino y a los 34 de la cerveza. En tanto, cada año se compran 240 mil toneladas de yerba mate, mientras que de café se compran 33.400 toneladas y 6 mil toneladas de té.
"El argentino encuentra el sentido del mate en el compartir. El punto clave de la cebada es el agua. El mate es el agua. El hecho de haber recorrido todas las provincias me dio un panorama muy grande del agua y del país. Detecto que este factor modifica absolutamente la percepción que cada uno tiene del mate. Pero además de que el agua es diferente en todo el país, noto que son muchos los argentinos que la hierven", explicó.
"A diferencia de la yerba mate brasileña o la uruguaya, la nuestra tiene un proceso más que es el proceso del estacionamiento y la evolución, en donde tiene la posibilidad de adquirir un aroma diferente, más redondos, más hacia los tostados, los acaramelados y, en algunos casos, con finales dulces. Esto hace que el consumo crezca, en comparación con producciones vecinas", dijo Trapaga.
¿Mate cancerígeno?
Hace más de un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el consumo de bebidas calientes y su relación con el cáncer de esófago: "Los resultados muestran que ingerir bebidas muy calientes probablemente causa cáncer en el esófago y que es la temperatura, y no las propias bebidas, las que parecen responsables", señaló en un comunicado Christopher Wild, director de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, en inglés), que depende de la OMS.
Dicha institución agregó que "beber mate a temperaturas que no sean muy calientes no es clasificable como cancerígeno para los seres humanos".
"Para empezar la mañana, para relajarme en casa cuando vuelvo de trabajar, de viaje, para estudiar, y así podríamos hacer una lista interminable de momentos para tomar mate. Siempre se busca la excusa para compartir este momento. Todos buscamos inconscientemente esa sensación de placer, cercanía, amistad", concluyó la especialista.
¿Es posible encontrar en otras culturas una ceremonia semejante? La realidad es que tal costumbre, sana y social, es capaz de fomentar una amistad y de atraer a rivales. El mate es, en definitiva, el fruto colectivo de la sabiduría popular. Protagonista exclusivo (a veces testigo) de experiencias comunes. Compañero ideal, en el que no existen estatus ni clases, en el que la soledad y la compañía se complementan de la mejor manera.
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