Este viernes los cuatro rosarinos que sobrevivieron al atentado en Manhattan, Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisán, Ivan Brajkovic y Guillermo Blanchini, dieron una conferencia de prensa en la sede del Consulado argentino en Nueva York. Leyeron una sentida carta y no aceptaron preguntas de la prensa.
Desde la sede diplomática, y acompañados del cónsul Mateo Estremé, los rosarinos leyeron un escrito en el que expresaron todo su dolor tras las muertes de Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi, con quienes estaban festejando los 30 años de egresados del Colegio Politécnico de Rosario en la ciudad de Nueva York, cuando fueron víctias de un ataque terrorista.
(Informe de Alejandro Isturiz – Telemundo 51 Miami)
"En mi opinión son cuatro héroes los que están acá, el quinto está hospitalizado y al resto los hemos despedido. Quisiera expresar mi admiración por todos ellos, porque en los últimos días nos han dado una lección a todos", dijo antes de cederles la palabra el cónsul Estremé, quien pidió a la prensa que se respetara la decisión de los sobrevivientes de no hacer declaraciones a los medios.
"Si hay un lugar donde no hubiésemos querido estar es en este lugar. Si hay un texto que no hubiésemos querido escribir es este texto. Pero aquí estamos, llenos de dolor. Cuesta entender, no hay forma de entender que se arrebaten vidas así, que un sueño se transforme en la peor pesadilla.", comienza la carta de los rosarinos en la voz de Blanchini, para hablarle al mundo tras lo ocurrido el martes pasado, en medio de un sentimiento que calificaron de "instransferible".
Es la primera vez que los sobrevivientes del grupo hablan con los medios periodísticos, aunque en las últimas horas había circulado un mensaje de voz de uno de ellos, Ariel Benvenuto, a partir de la iniciativa de allegados que planean proponer que se pase el "Día del Amigo" al 30 de octubre, día del atentado.
La carta completa
Si hay un lugar donde no hubiésemos querido estar es en este lugar. Si hay un texto que no hubiésemos querido escribir es este texto. Pero aquí estamos, llenos de dolor. Cuesta entender, no hay forma de entender que se arrebaten vidas así, que un sueño se transforme en la peor pesadilla.
El sentimiento es intransferible y no hay palabra que lo pueda contener. Duele como nunca había dolido. También es intransferible la experiencia por la que pasamos, hemos sobrevivido y hemos visto partir a nuestros amigos.
¿En qué se ha transformado el mundo? ¿Cómo alguien puede pensar, planear y ejecutar un acto semejante? No nos entra en la cabeza. Si hay algo que no queremos son más muertes, ojalá se haga justicia, ojalá no se vuelva a repetir ni aquí, ni en ningún lugar del mundo.
Sabemos que un periodista americano ha escrito una nota sobre nosotros, sobre nuestra amistad y sobre el profundo significado que tiene la amistad para los argentinos. Sabemos que esa nota tan emocionante se ha vuelto viral.
Es verdad que nos alentaba un fuerte sentido de fraternidad, es un rasgo de la cultura argentina: amistades fuertes, duraderas, tolerantes y solidarias. Llegamos hasta aquí empujados por ese sentimiento que se había forjado durante nuestra primera juventud y nos acompañó siempre. Ahora somos adultos, somos padres, somos esposos.
Lloraremos por siempre a nuestros amigos, fue el amor lo que nos trajo hasta aquí y ese amor nos seguirá uniendo a ellos, a nosotros, a nuestras familias. Eso es y será nuestro camino.
Nuestro maravilloso círculo de amor y amistad que cultivamos durante décadas fue lacerado. Tendremos que vivir con ese dolor a cuestas pero seguimos convencidos de que la forma de habitar este mundo es la que aprendimos de chicos, en nuestras casas y en nuestra escuela, que es la que nos trajo a esta ciudad a celebrar nuestra amistad de más de 30 años.
En nombre de estos sentimientos, que son también valores y una forma de vida, queremos hacer un ruego: que el amor vensa al odio, que la vida se imponga sobre la muerte, por nuestros amigos, por nuestras familias, por nosotros, por el mundo entero.
No podemos dejar de agradecer la asistencia y la contención que nos dio el consulado argentino, a Mateo, a Eduardo y a Verónica. Y a todo el personal infinitas gracias por su incondicional apoyo y solidaridad. Agradecemos también a toda la gente de distintos lugares del mundo que nos acompañó para consolarnos en esta tragedia. Y agradecemos el cariño que de distintas maneras nos hicieron llegar nuestro compatriotas, los argentinos.
Tenemos que volver ahora, tenemos que acompañar a las desconsoladas familias de nuestros amigos. Queremos ir en busca de nuestras familias, nuestros hijos, nuestars esposas, nuestros padres y hermanos. Permitan que nos retiremos con nuestro dolor a nuestros hogares. Gracias.
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