Una importante firma inmobiliaria comenzó a llevar a cabo un proyecto ambicioso que parecerá brindarle aún más elitismo al barrio de Palermo Hollywood. En la esquina de las calles Juan B. Justo y Honduras se desplegará un inmenso complejo de energía renovable que contará con una torre de oficinas de 27 pisos, tres locales comerciales, 8 salas de cine, un patio gastronómico y un solar de 2.390 m2. Parece aportarle más clase a un barrio que se ganó el prestigio a lo largo de los años gracias a su enorme variedad de oferta gastronómica y de locales de salida nocturna.
Sin embargo la realidad del día a día del barrio demuestra que, por el momento, Palermo Hollywood es incapaz de evadir el peligro de la inseguridad. Motochorros, carteristas y entraderas son palabras que aparecen habitualmente en cada calle de una zona que se regodea por ser una de las más top de la ciudad.
El robo que sufrió el conductor Jorge Rial por parte de dos motochorros durante la tarde del martes volvió a ubicar el problema sobre la mesa. El animador fue abordado por dos delincuentes a plena luz del día, cerca de las cuatro de la tarde y en la puerta de un enorme edificio de oficinas, donde hay movimiento constante.
"Hoy hubo zona liberada en Palermo. Festival de chorros. Tres al hilo. Y me tocó a mí, miren cómo actúan estos tipos", fue la frase del conductor para realizar su descargo en su cuenta de Twitter.
Las imágenes del violento episodio se sumaron a unas que se hicieron públicas minutos antes, en las que el conductor de un auto fue interceptado y robado por dos motochorros en la avenida Córdoba y Humboldt.
Así y todo, aún después de la mediatización de los hechos de inseguridad en el barrio, los hechos delictivos se mantuvieron de manera intacta: son las 7:50 de la mañana del miércoles, y en el portal de una casa ubicada en Niceto Vega y Humboldt están sentados sobre la vereda Gastón y su padre Walter. Al joven le rompieron el vidrio trasero de su auto durante la madrugada mientras estaba en un boliche.
"Fui a bailar. Cuando vine a buscar el auto, vi el vidrio roto de la puerta trasera con la piedra sobre un asiento. No me llegaron a robar nada. No sé qué les habrá pasado", se lamentó Gastón en diálogo con Infobae.
"¿Sabés qué es lo peor de todo?", interrumpió su padre, Wálter, "Lo peor es que a veces terminás esperando que haya trapitos en la zona. Les tenés que pagar una fortuna pero por lo menos te cuidan el auto. Al final terminamos perdiendo toda la confianza por los que nos tienen que estar cuidando". Ambos, con caras de cansancio elocuente, llevaban desde las 5:40 de la mañana esperando que un perito de la policía se acerque al lugar para realizar un peritaje del siniestro sufrido. Por momentos hasta se mostraron arrepentidos de realizar la denuncia.
Precisamente, desde la Policía de la Ciudad indicaron a Infobae la dificultad para poder establecer en estadísticas el incremento de la delincuencia en Palermo Hollywood. Una gran parte de los ciudadanos que sufren robos prefieren no hacer ninguna denuncia para no tener que realizar la batería de trámites que ese episodio requiere.
La lotería de la delincuencia encontró una nueva víctima apenas a 50 metros de donde se encontraba Gastón junto a su vehículo. Fue en Humboldt, cerca de la esquina de Cabrera y hasta existe la sospecha de que hayan sido los mismos delincuentes. Sergio, quien reside en Avellaneda, sufrió el robo de la sillita de su bebé, el estéreo del auto y dos parlantes en su Renault Clio azul.
"Yo no soy del barrio. Vine a Palermo porque tengo a mi bebé recién nacido en neonatología de Los Arcos con un problema de salud. Anoche fue mi primera noche en el barrio, yo pensé que era un lugar mucho más tranquilo", le aseguró a los medios apostados en el punto exacto donde Rial había sido robado.
"La denuncia no la hice porque no tengo tiempo. Ahora tengo que llevar a mi mujer a la clínica para que le pueda dar la teta al bebé. Después veré qué hago", agregó.
La indignación no solo ocupa a las víctimas exclusivas de los robos sino también a los propios vecinos de la zona. Jorge tiene un taller mecánico en Ravignani y Niceto y su foco de críticas está puesto exclusivamente sobre la policía.
"Hoy hay un policía en cada esquina. Pero estoy seguro de que fue por lo que le pasó a Rial ayer. Hay muchos momentos del día en el que no hay nadie y pasa lo que pasa", se quejó.
No está tan errado. Según le informó a Infobae un policía de la zona que no quiso revelar su identidad, hoy se llevó a cabo el llamado "servicio de saturación", en el que se pidió la ayuda de efectivos de comisarías de otras partes de la ciudad para reforzar el control de los propios asignados al barrio.
Esta medida ocurrió apenas un día después de que, por orden del ministro de Justicia porteno Martín Ocampo, se dispusiera el desplazamiento del titular de la Comisaría N° 31 Claudio Gabriel Pezzatti. El hombre lleva más de 25 años de experiencia entre la Policía Federal y la de la Ciudad.
"Entiendo a la gente pero incluso nosotros a veces nos sentimos con bronca por no poder hacer nada. Estamos disfrazados de payasos. Este tipo de ropa la usamos nosotros y los empleados de Burger King y la gente se nos ríe en la calle, no tenemos autoridad", se lamentó uno de los policías de la zona ante Infobae, en referencia a la nueva indumentaria, desde que se fusionaron las fuerzas de la Policía Metropolitana y la Federal.
Es cierto que muchos de los casos de robos de motochorros son perpetrados por delincuentes de otras partes de la ciudad, pero los propios vecinos también conocen los puntos de riesgo del propio barrio.
Marta tiene su casa en la esquina de Darwin y avenida Córdoba, justo enfrente del puente de Juan B. Justo. Si bien reconoce que esa zona está más cuidada en los últimos tiempos, es habitual ver conflictos violentos entre las personas que viven debajo del puente.
"Hay que saber separar. En un lado del puente hay cartoneros que ya no tienen más el tren blanco y están provisoriamente ahí. Ellos se comportan con un respeto enorme, te tratan bien y tratan de ganarse la vida como pueden. Pero en el otro hay gente peligrosa", aseguró, mientras miraba de reojo la zona.
"Hace diez días agarraron a un chico extranjero, le sacaron todo, el Ipad, el celular, la mochila, las zapatillas. Y muchas veces se están matando con otra banda, que para en la calle Castillo, cerca de Juan B. Justo. Hay días en los que tienen peleas feroces. Vuelan botellas, gritos, de todo", agregó.
También hay casas y edificios famosos por los hechos violentos de sus residentes y por las que los propios vecinos no quieren pasar ni cerca. En la propia esquina de Cabrera y Humboldt se sitúa una casa blanca en la que, durante las madrugadas del sábado y domingo entra y sale gente de manera constante.
"Ahí venden droga y lo sabe todo el mundo, pero nadie hace nada. A partir de las 5 de la mañana del sábado y el domingo es tierra de nadie. Hay peleas todos los días. Alguna gente que se mete en esa casa me da mucha pena, están en un estado deplorable, desesperados, hechos pelota", advirtió Carlos, seguridad de un garage de la zona.
Algunos efectivos policiales también indicaron que muchos de los delincuentes que llegaron a detener realizando robos en el lugar pertenecían a los terrenos abandonados y tomados entre las calles Juan B. Justo, Soler, Nicaragua y Godoy Cruz y a algunos edificios usurpados específicos de Palermo y Villa Crespo.
Mientras tanto, pasan los días y Palermo Hollywood continúa respirando ese aire tan confuso entre bares de prestigio y precios desorbitantes, productoras de TV, emisoras de radio y medios digitales, autos de alta gama y hechos delictivos que todavía no se detienen.