Durante el mes de octubre, los ítalo-norteamericanos celebran el Mes del Legado Italiano, y en Nueva York se realizó un gran desfile (la 73º Parade) a lo largo de la Quinta Avenida. Este desfile anual se realiza el segundo lunes de octubre; también es motivo de encuentro con otras colectividades como la española, que se hizo presente.
Del mismo modo, se realizaron desfiles en otras ciudades, por ejemplo, en San Francisco (149º), Chicago (65º), Baltimore (127º), Cleveland (65º), Boston, Filadelfia y Newport (RI). Asimismo, en Manhattan se realizó el Desfile por el Día de la Hispanidad, para que la estatua de Colón del Columbus Circle permanezca en su lugar.
En los Estados Unidos, el Columbus Day (Día de Colón) es la fecha en la cual honran a la comunidad de italianos emigrados a esa nación y a sus descendientes. Así lo expresa una de sus asociaciones, la Orden de los Hijos e Hijas de Italia en Norteamérica (OSIA), en su mensaje: "Celebrá tu historia, tu herencia y tu cultura ítalo-norteamericana. Celebrá a Cristóbal Colón, navegante del mundo. Celebrá sus logros y contribuciones, símbolo de los italianos que vinieron a los Estados Unidos y ayudaron a construir este país. Celebralo con orgullo con tu familia y amigos".
En Argentina también supimos tener respeto por la diversidad cultural, pues era eso lo que se recordaba el Día de la Raza, cuando "raza" no tenía connotaciones negativas y nombraba a la que surgió en América a partir del mestizaje entre españoles y nativos: los mismos españoles, y los europeos en general, tenían una gran diversidad de orígenes, por lo cual la pluralidad que ellos tenían volvió a combinarse con las razas del Nuevo Mundo. Esto dio lugar a lo que se llamó la "nueva raza" en América.
En los últimos años esta buena predisposición cambió, y ya no existe ese respeto por los símbolos de las culturas que construyeron nuestra nación: se les asigna otro significado, y, para peor, se cree que la unidad y el respeto se lograrán atacando el principal símbolo de esa unidad y solidaridad: las que había entre inmigrantes de un mismo origen y también entre colectividades distintas.
Nuestra nación tuvo por casi un siglo un Memorial de los Inmigrantes a la Nación, plasmado en la Plaza Colón, junto a la Casa de Gobierno, sobre la antigua barranca de la fundación de Buenos Aires. En dicho memorial se ubicó un monumento pagado por el propio pueblo argentino (los ciudadanos extranjeros y sus hijos argentinos), mediante dos colectas públicas, en honor a la nación.
Quizás sea el único caso en el mundo en que los propios ciudadanos contribuyeron de su bolsillo, no a través de impuestos, para la construcción de un homenaje a la propia nación, para que fuera ubicado frente a la Casa de Gobierno. Es muestra de respeto por nosotros mismos, y por nuestra tradición de diversidad cultural conservar los sitios históricos que representan este sentir.
Por otra parte, no hay peor lugar para ubicar el monumento que el Espigón Puerto Argentino: el medio ambiente agresivo de Costanera Norte destruirá el mármol de Carrara de las 15 estatuas y demás piezas, según se explica en el informe técnico "Los nuevos riesgos del Monumento a Colón", de mayo pasado. Allí también se ilustra sobre el problema de los grafitis en el mármol.
Por todo esto, la petición por el retorno del monumento a su lugar histórico sigue sumando adhesiones: ya pasó las 10 mil firmas. Ojalá que el presidente Mauricio Macri se haga eco del sentir expresado en la petición, que es muestra de respeto por nuestros propios orígenes: Argentina es un país netamente inmigrante y nuestra historia está escrita en este memorial con su monumento, frente a la cara este de la Casa Rosada.
El autor es miembro del Comité Colón en su Lugar.