Ariel Ciano es el abogado de Rocío Girat, la joven que denunció haber sido demorada el lunes pasado por besarse con su esposa, Mariana Gómez, en la estación Constitución de la línea C de subte.
Tras el hecho, su repercusión y las versiones encontradas, ya que la Policía de la Ciudad dijo que lo que originó el conflicto fue que Gómez "estaba fumando" y no que se estuvieran besando, el letrado difundió una carta abierta a la comunidad.
En el mensaje, titulado "El amor se celebra y el delito se condena: las cosas en su lugar" y escrito en una primerísima persona, Ciano repasa su historia con Girat, a quien conoció tras una situación traumática anterior, y cuestiona el accionar de la Policía porteña.
En un video subido a un portal de noticias puede verse a mujeres policías forcejeando con la joven, que aparece tirada en el piso y por momentos gritando.
Según las denuncias de distintos colectivos que denunciaron lo ocurrido, Gómez habría sido tratada de "pibe" por la policía y tras ser detenida, fue acusada de "resistencia a la autoridad y desacato".
La carta completa del abogado
"El amor se celebra y el delito se condena: las cosas en su lugar"
El amor es el sentimiento más puro del ser humano, surge desde lo más íntimo y manifestarlo es una forma de sentirse vivo. El amor es salud porque hace que la vida tenga sentido y por eso, siempre es motivo de celebración. Sin embargo, a veces aparecen barreras y las ponen los intolerantes, aquellos que no respetan la diversidad o la felicidad ajena. Aquellos que se mueven por los prejuicios y no por el bienestar de las personas.
¿Qué tiene de malo que dos personas del mismo sexo se amen? ¿Qué tiene de malo que dos mujeres se besen? ¿Por qué no respetar la diversidad del amor y el sentimiento de cada uno? ¿Por qué no tolerar que la gente se quiera?
Justamente eso mismo se lo preguntaría a los efectivos de la Policía Metropolitana que el pasado 2 de octubre en la estación Constitución del Subte C en Buenos Aires detuvieron a dos mujeres por el solo hecho de besarse, lo que me lleva al interrogante: ¿qué bien jurídico protegido estarían afectando o quien se podría sentir afectado ante este acto de amor?
La situación me llega muy especialmente porque a una de esas chicas la conozco a partir de un hecho lamentable, de esos que sí merecen un masivo rechazo social y sobre todo, una pena ejemplar de la justicia. Me refiero a Rocío Girat, la joven que fue noticia hace tres años, tras juntar valor y animarse a denunciar a su padre, el ex militar Marcelo Girat, quien desde los 13 hasta los 17 años abusó de ella en su lugar de trabajo, la Base Naval.
Fui y soy el abogado de Rocío en este caso y su historia me conmovió como a toda la opinión pública ni bien se conoció el caso y más aún, con la sentencia del 3 de septiembre de 2014. Ese mismo día, el condenado la amenazó de muerte tanto a ella como a su ex pareja, por lo que la investigación continuó y este lunes 9 de octubre tendremos el juicio, en donde esperamos que Marcelo Girat sea nuevamente condenado.
Como ex fiscal y defensor oficial, así como actual abogado y docente universitario de Procesal y Práctica Penal, no puedo dejar de condenar lo que realmente hay que repudiar: el daño -sobre todo irreparable- a la integridad física, sexual y emocional de la victima que se produce en casos como el de de Rocío, de esos que te ponen la piel de gallina y que te movilizan por la gravedad que conllevan.
Por ello, habiendo historias tan terribles en donde se afecta la integridad física, sexual o directamente se acaba con la vida de una persona, ¿cómo vamos a repudiar un acto de amor? ¿Cómo vamos a ocuparnos de reprimir dos sentimientos genuinos de dos personas que se quieren?
Espero que sucesos como estos sirvan para reflexionar más aún a las autoridades públicas y a las fuerzas de seguridad, porque no hay mayor ignorancia que la intolerancia. De las autoridades se espera conductas ejemplificadoras y claramente éste no ha sido el caso.
Que la policía se encargue de prevenir, aprehender e intervenir cuando realmente un bien jurídico protegido esté afectado.
Que la justicia se encargue de condenar cuando realmente se comete y se acredita la existencia de un delito.
Que cada uno de nosotros tengamos la grandeza y la tolerancia de celebrar el amor. Que como en todos los órdenes de la vida, aprendamos a que podemos tener distintas visiones y sensaciones de lo que es amar, pero que la tolerancia y el respeto tienen que estar por encima de todo, porque se trata ni más ni menos que de la felicidad del prójimo.
Simplemente, las cosas en su lugar.
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