Jean-Louis Ville: "Los países deberían empezar a trazar sus presupuestos públicos con conciencia de género"

De paso por Buenos Aires para participar de unas jornadas entre miembros de la CELAC y la Unión Europea sobre prevención de la violencia hacia las mujeres, el Director Director de Desarrollo Humano y Migraciones de la Comisión Europea dialogó con Infobae

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-En su discurso destacó las cifras crecientes de femicidios, especialmente en América Latina. ¿Cómo puede la comunidad internacional ayudar a combatir cuestiones como la violencia hacia las mujeres?

Lamentablemente la cuestión de la violencia hacia las mujeres no es algo nuevo. Es algo establecido, conocido, documentado por un montón de organizaciones. Es un problema que se expande por todo el mundo. Incluso Europa está lejos de ser perfecta en estos temas. Para comenzar a combatir este tema hay varios puntos. Lo que suele ocurrir, obviamente, es que se empieza por la protección a la víctima cuando hay un caso, un problema de violencia de cualquier tipo, ya sea física, psicológica o lo que sea, contra una mujer. Y luego se piensa en la prevención teniendo en cuenta, por ejemplo, que hay que reforzar leyes o al sistema judicial pensando que a partir de eso la gente va a decir "si hago algo malo, no debo hacerlo más". Los cambios en las leyes o los marcos regulatorios se han hecho en algunos lugares pero eso no significa que sea suficiente para encarar un problema tan extendido. Nosotros, desde la comisión, hemos empezado a preguntarnos cuál es el paso siguiente. ¿Qué se puede hacer para marcar una diferencia real en este terreno? Una de las cosas que hemos observado es que lo que hay que hacer es hablar abiertamente de este problema. Si la violencia de género se sigue manteniendo como algo privado, interno o doméstico será más difícil de resolver. Cuanto más se hable del tema, más gente verá lo que está ocurriendo, que no se trata de casos aislados o excepcionales. Ese es un primer paso. Personalmente yo veo a diario en Europa casos de femicidios en la televisión. Por cuestiones personales estuve viendo mucha televisión italiana y ahí se puede ver en los noticieros casos que se ven en primer plano y que hacen pensar "esto es un problema real". Creo que esto es parte de un proceso porque en tanto no nos demos cuenta de la gravedad de este tema, seguirá ocurriendo. No se trata de convencer a mujeres o a activistas sino que hay que cambiar los modos de pensar de los varones, un desafío que no es fácil porque mucho de esto está enraizado en la sociedad.

Si se miran las posiciones sociales de varones y mujeres, al final siempre se está hablando de cuestiones vinculadas con el poder. Desafiar eso implica desafiar el rol de los varones y su poder. Y hay que comenzar desde el principio.

-En ese sentido, ¿cuál debería ser el rol de los sistemas educativos?

Es fundamental. Siempre se piensa en asistencia legal para las víctimas o en el sistema de salud, que obviamente tienen que estar ahí para ayudar, es en lo que se piensa primero. Pero la educación es clave. Mientras los niños tengan modelos en la educación donde las mujeres jueguen roles tradicionalmente ligados a las mujeres como amas de casa y los varones con roles tradicionalmente masculinos, se va a seguir perpetuando el sistema, los esquemas y las normas. Y de esa manera se seguirán manteniendo las inequidades.

-Es claro el rol de las mujeres en distintos espacios de la sociedad civil, porque han sido esos movimientos los que pusieron al tema de la violencia contra las mujeres en la agenda pública. ¿Pero cómo se hace para involucrar a los varones?

Sí, absolutamente. Los movimientos de mujeres y la sociedad civil son extremadamente activas para esto. Y han hecho mucho para abrir cabezas y poner el tema en debate, incluso para llevar esto a ámbitos gubernamentales y parlamentarios. Pero hay cosas que se deben hacer para involucrar a los varones. Una, como decíamos, en el sistema educativo, comenzando con los niños pequeños para decirles claramente que "mujer no es igual que ama de casa". Por lo general los modelos que reciben los niños en algunos ámbitos tienen que ver con una madre que está en la casa, que no trabaja y que debe ocuparse de su familia mientras el varón es el que sale y provee. Es un esquema tradicional. No se trata de decirle a nadie "esto es bueno o esto es malo" sino que se debería explicar que hay alternativas posibles. A la vez esto se torna difícil porque si uno mira estadísticas sobre cuántos hombres tienen responsabilidades en cuestiones domésticas, por ejemplo, se verá que los números son bajos. Otro tema que hay que encarar es el de convencer a los gobiernos a nivel de sus políticas públicas. Los países deberían empezar a trazar sus presupuestos públicos con conciencia de género. Así que a nivel parlamentario, por ejemplo, es algo sobre lo que se debería discutir. Hay que empujar a quienes trabajan como ministros de Finanzas a considerar esto.

¿Y qué sucede en el ámbito laboral? En su discurso usted mencionó la disparidad entre lo que ganan mujeres y varones por los mismos trabajos.

En el empleo público, en la mayoría de los casos hay equidad porque por lo general hay un marco que dice cuánto se gana. El problema real es en el sector privado porque el empleador siempre puede llegar a justificar que una persona tiene más experiencia que otra para una misma posición. Hace un par de años hubo un debate importante en Europa para obligar a las empresas por ley a tener una determinada cantidad de mujeres en sus juntas de gerentes. Fue largamente debatido el tema de imponer un cupo. Las compañías privadas decían "¿por qué debemos incluír un cupo de mujeres y no al mejor candidato posible para ocupar un puesto?". Finalmente, después de mucha discusión, se decidió que se diera como una recomendación y no como una medida obligatoria. Ese fue el balance que se pudo encontrar. Nosotros en la Comisión tenemos un sistema de cupo para asegurar un nivel determinado de representación en las jerarquías. Si no se imponía algo así íbamos a tardar años en llegar a un equilibrio.

-¿En este sentido cree que los estados deben intentar hacer esfuerzos por convencer al sector privado?

Sí, se deben hacer los esfuerzos. Los estados deberían involucrarse en este tema y compromterse a lograr algún progreso en este sentido. Luego, cómo se logra, depende de cada país y puede ser de maneras distintas. Lo importante es que el tema esté en un lugar destacado en la agenda.

-¿En qué consiste la recientemente anunciada "Iniciativa Spotlight" de la UE?

La Unión Europea y las Naciones Unidas han puesto en marcha una nueva asociación para erradicar todos los tipos de violencia contra las mujeres y las niñas que está respaldada por una dotación financiera específica inicial de 500 millones de euros. Fue la semana pasada, durante la asamblea general de la ONU. Intentamos detectar estos problemas y la iniciativa está orientada a trabajar en distintas partes del mundo, como América latina, África y el Caribe, entre otras regiones. Aunque todavía no se decidió específicamente en qué países se comenzará a trabajar, la idea es hacerlo localmente viendo las iniciativas de cada región y tratando de enfocarnos en los países donde, por ejemplo, las tasas de femicidio son altas. La idea es hacer una diferencia para intentar revertir esa tendencia.

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