“Soy Gian Franco y quiero ser padre: estoy buscando quedar embarazado”

Gian Franco Rosales es un hombre trans. Nadiha, su esposa, es una mujer trans. Gian, que decidió conservar su útero, ya estuvo dos veces embarazado.

El tatuaje de su antebrazo dice: “Volvería a nacer trans porque sí soy feliz” (Agustín Marcarian)

Gian Franco pide disculpas por haber tardado unos días en contestar. La semana pasada, cuando estaba a punto de entrar al segundo mes de embarazo, sufrió un aborto espontáneo. Lo que necesitaba era tiempo para reponerse físicamente y para negociar con la tristeza. Gian Franco es un hombre trans y acaba de perder otro embarazo pero su deseo de gestar un bebé junto a su esposa, que también es una mujer trans, tiene cada vez más fuerza.

Gian Franco junto a Nadiha, su esposa. Se conocieron hace 6 años y se casaron en noviembre.

Gian Franco Rosales tiene 30 años y es poco lo que recuerda de su niñez: "Yo vivía lo que me pasaba con mucha naturalidad, hasta que empezaron a aparecer los 'no': 'Sos una nena, no podés andar revolcándote en el piso', 'sentate bien que así no se sienta una señorita' o 'los autitos no son para que jueguen las nenas'. Lo que yo fui entendiendo es que había cosas que se podían hacer y cosas que no, pero no entendía por qué. Eso es lo que recuerdo de mi infancia, el resto está bloqueado. Supongo que es lo que uno hace cuando no tiene aceptación", cuenta a Infobae.

Su familia, que es evangélica, lo había bautizado con el nombre "Gisela Analía" (de la unión de esos nombres nació "Gian") y los retos estaban atravesados por las creencias religiosas: "Yo no quería usar ropa de mujer y lo que me decían era: 'Dios no quiere ésto para vos' o 'te vas a ir al infierno'. Para no confrontar, Gian ideó una estrategia.

"Salía de mi casa con ropa ajustada, ponía la ropa holgada en la mochila, me cambiaba en un Mc. Donalds, hacía mi vida, y me volvía a sacar todo antes de volver. Para todo el mundo estaba mal lo que me pasaba, por eso sentía una culpa terrible. Yo también era evangélico y me acuerdo que desde la primaria hasta los 18 años oraba y le pedía a Dios que sacara esos pensamientos de mi cabeza".

En “Casa trans”, que fue inaugurada hace dos meses en San Cristóbal (Agustín Marcarian)

Gian dejó de ir a la Iglesia y eso terminó de demoler la relación con su familia. Sin saber qué era lo que le pasaba, regaló toda su ropa de mujer, compró ropa de hombre y se fue a vivir con una amiga. "Recién ahí empecé a conocerme, a ver qué me gustaba y que no, qué me quería poner. Me sentía tan aliviado que empecé a pensar: 'Si Dios no me cambió en estos 10 años tal vez no haya nada que cambiar".

Buscando un lugar de pertenencia, empezó a juntarse con un grupo de amigas lesbianas. Pero también se sentía diferente a ellas: Gian pensaba "cómo me hubiese gustado haber nacido hombre", ellas no sentían eso. Consiguió un trabajo y lo echaron con excusas. Consiguió otro y renunció cuando lo obligaron a usar uniforme de mujer: camisa rosa, pañuelo al cuello y tacos. Durante tres años vivió donde pudo: cada vez que se quedaba sin trabajo y sin dinero para pagar el alquiler, iba de prestado a lo de alguna amiga, volvía a lo de su familia, discutían, volvía a huir.

"Hasta que un día me senté en la computadora y escribí: 'Hombre encerrado en el cuerpo de una mujer'. Recién ahí empecé a encontrar grupos de chicos trans de otros países y empecé a entender". En ese entonces, a lo sumo se conocían mujeres trans y famosas, como Florencia de la V, pero nadie hablaba de los hombres trans. Todavía faltaban cuatro años para que se promulgara la Ley de Identidad de género.

Gian fue a una endocrinóloga -que nunca había atendido a un paciente como él-y comenzó un tratamiento hormonal. En el comienzo del proceso, tener barba, voz gruesa, facciones más cuadradas y un pene eran su mayor deseo: se suponía que así lucía un verdadero hombre. "Y había otra cosa clave: quería hacer el tratamiento para cortar el período menstrual, que en ese momento era algo muy traumático", explica.

Poco tiempo después, Gian entró a un quirófano y se hizo una doble mastectomía (le extirparon las glándulas mamarias). Su familia se enteró cuando ya estaba hecho. A medida que fue sintiéndose cómodo con su cuerpo, sin embargo, decidió no seguir operándose. No se hizo la histerectomía, que es una intervención quirúrgica para sacar el útero. Tampoco la faloplastia, que es una cirugía compleja e irreversible en la que se construye un pene con piel y grasa de otras partes del cuerpo.

En San Cristóbal y rodeado de niños: “Tengo un enorme deseo de ser padre” (Agustín Marcarian).

Ya con una barba incipiente, sin mamas y usando ropa de hombre, su familia empezó a hacer el intento: "A veces yo llegaba agotado de trabajar y mi mamá me preguntaba ¿estás cansad..? Se frenaba antes de hablar en femenino y corregía: ¿Tenés cansancio? Todavía no me podía tratar como hombre pero al menos lo estaba intentando", cuenta.

Gian es hoy Coordinador nacional de "hombres trans" de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (N de R: al final de la nota hay un glosario con las diferencias). Y en 2011, conoció a Nadiha, una chica trans que hoy tiene 35 años y que también es activista.

Gian había tenido relaciones de pareja con chicas lesbianas, con chicas bisexuales y con chicas heterosexuales. Por eso, "al principio no me llamó la atención para nada. En ese momento yo pensaba: 'no, es una mujer trans, no'. Siguieron en contacto a la distancia, porque ella vivía en Córdoba, hasta que un amigo lo arrinconó: "A vos te gusta Nadiha". Su amigo había observado que Gian buscaba excusas para llamarla y esperaba ansioso una actividad para volver a verla.

En 2011, cuando se vieron por primera vez, se tomaron ésta foto.

"Yo estaba lleno de dudas pero todo se dio de una manera muy natural", dice él y sonríe amorosamente cuando habla de ella. "La verdad es que para mí era tan importante lo que me pasaba y lo que ella me hacía sentir que nunca pensé cómo íbamos a tener sexo", sigue. La relación avanzó y empezaron a hablar de hijos. "Yo quería pero jamás se me había cruzado por la cabeza gestar un embarazo. Ella, antes de conocernos, incluso había pensado en adoptar".

Con ese propósito, hace tres años decidieron dejar sus tratamientos hormonales. Ella, que trabajaba en el ministerio de Justicia en Córdoba, pidió el traslado a Buenos Aires y se mudaron juntos a Avellaneda. El cuerpo de Gian se "limpió" de testosterona y recuperó su período menstrual. Los estudios indicaron que lo más adecuado era hacer una fertilización in vitro.

"Lo más difícil fue volver a tener que explicarle todo a todo el mundo. Me mandaban a hacerme un estudio y me decían 'no, ésto es para la mujer', y yo arrancaba: 'Soy un hombre trans y estoy en proceso de búsqueda de un embarazo'. A veces había que dar mil explicaciones sólo para conseguir un turno", dice.

Con la prepaga tuvieron otro problema: les exigían que las órdenes estuvieran a nombre de Nadiha (les enviaron una carta documento por ésto). Gian, entonces, fue con su pareja, se sentó frente a ellos y les dijo: '¿Ustedes dicen que el embarazo lo tiene que gestar ella? Bueno, si le hacen un trasplante de útero, ningún problema. Es una mujer trans, yo soy un hombre trans. Les pido por favor que lean la historia clínica. El útero lo tengo yo. Yo soy la persona que puede gestar un embarazo".

En noviembre de 2014, Gian Franco quedó embarazado de mellizos. "Fue una felicidad tan grande. Los vimos en la ecografía, escuchamos los latidos", recuerda con tristeza. Pero cuando estaba de dos meses, tuvo un aborto espontáneo. Lo que siguió fue un largo proceso de duelo. Y a fin del año pasado, cuando estuvieron mejor, se casaron y comenzaron otro intento de fertilización.

Gian Franco y su esposa durante su boda, en noviembre de 2016.

En julio de este año le transfirieron otros dos embriones y Gian volvió a quedar embarazado. Era un solo bebé y es el embarazo que finalizó hace pocos días con otro aborto espontáneo. Como no hay información sobre gestación en hombres trans y el médico va haciendo "prueba y error", aún no saben por qué no logra mantenerlos. Cuando logren tener un hijo se convertirán en una "familia transparental": así se llama a las familias formadas por un hombre trans y una mujer también trans.

Volver a tener el período menstrual, en esta etapa, dejó de ser traumático. "Es tanto más grande el deseo de ser padre y de gestar un embarazo que lo otro ya no importa. En aquel momento, tener el período significaba ser mujer, hoy menstruar es lo que nos va permitir ser padres", explica.

Fue este deseo lo que abrió en su matrimonio una nueva etapa de preguntas: "¿Qué pasa si nuestro hijo o hija no acepta que tiene padres trans? ¿lo van a cuestionar en la escuela? ¿qué va a pasar cuando vaya al jardín y le digan 'dibujen a su mamá cuando los tenía en la panza' y me dibuje a mí, con pelo corto y barba? ¿qué va a sentir cuando le digan 'tus papás son unos enfermos'? ¿va a tener que explicar y explicar una y otra vez, como nosotros?", plantea.

"No tengo respuestas -cierra. Sólo sé que cuando eso pase va a tener de sus padres la contención que nosotros no tuvimos con los nuestros. Que va a tener claro de dónde viene y que va a ser traído a este mundo con todo el amor que le podamos dar. Mi deseo es que, cuando crezca, pueda ser quien quiera ser y pueda tener recuerdos de su infancia".

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Glosario
Trans: Expresión genérica que engloba a travestis, transexuales y transgéneros.

Travesti: es una persona a la cual le fue asignada una identificación sexual masculina al nacer, pero que construye su identidad de género según diferentes expresiones de femineidad, incluyendo modificaciones corporales a partir de prótesis, hormonas, siliconas, aunque, en general, sin una correspondencia femenina en lo genital.

Transexual: Persona que construye una identidad de género
(sentimientos, actitudes, comportamientos, vestimenta) diferente a la que le fue asignada en su nacimiento. Muchas veces requieren para la construcción corporal de su identidad tratamientos hormonales y/o quirúrgicos incluyendo intervenciones de reconstrucción genital.

Transgénero: Persona cuya identidad y/o expresión de género no se corresponde necesariamente con el género asignado al nacer, sin que ésto implique la necesidad de cirugías de reasignación u otras intervenciones
de modificación corporal. En algunos casos, no se identifican con ninguno de los géneros convencionales (masculino y femenino).