Bocinas, ruidos de autos, frenadas de colectivos… el sonido que contamina la ciudad, y al que las personas nos habituamos, se escucha en cada rincón de las 18 hectáreas que ocupa el zoológico porteño o actual Ecoparque. Y el nombre por el que se lo llame anticipará, también, qué perspectiva y pensamiento se tiene de él y de lo que representa. Lo cierto es que, por motivos que dieron las autoridades y que se transcriben en esta nota, los animales siguen allí y son cientos los visitantes que llegan a diario. La elefanta Mara y la orangután Sandra siguen sin fecha de viaje.
Ecoparque puertas adentro: ¿Qué pasó en el primer año de reconversión?
Era viernes por la mañana y, al menos, un centenar de visitantes paseaban en pareja o en grupos familiares por el predio que fue levantado en 1875 y que hoy está rodeado por las avenidas por las que más líneas de colectivos pasan. Infobae fue invitado a realizar un recorrido que se extendió poco más de cuatro horas, con la intención de ver qué se hizo y el estado de los animales, a casi un año del día en que el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunciara la mentada trasformación: "Hay una situación de cautiverio que es degradante para los animales. No es la manera de cuidarlos. A esta altura no transmite a los chicos los valores que queremos transmitir. Queremos que los chicos amen el medio ambiente y este no es el lugar".
Las palabras resonantes abrieron un mar de esperanzas para quienes durante años pidieron que el zoológico, como tal, cierre y que todos los animales sean derivados a santuarios (sobre todo después de la muerte del oso polar Winner debido al estrés y las altas temperaturas del verano), que los que estén en condiciones regresen a su hábitat natural y que quienes no estén aptos por salud o edad pasen sus últimos días allí con las mejores condiciones de vida. El deseo primario era que las promesas de los traslados sean efectivos, entre ellos, el de Mara (estiman que tiene 37 años) y de la orangután Sandra (estiman que tiene 30 años). ¿Por qué aún no se las traslada?
Manuel Pascual, de la Dirección ejecutiva del Proyecto Ecoparque, respondió ese interrogante: "El impedimento no sería lo económico, porque hay una bajada del jefe de gobierno de priorizar el bienestar animal, sino la cuestión animal. Hicimos un trabajo con el INTI y se definió que para hacer un traslado responsable hay que cumplir una serie de unos 135 pasos, en promedio, por animal", y agregó: "En el caso de Mara hay una voluntad del santuario (se refiere al de Mato Grosso) de recibirla y ese acuerdo disparó una serie de procedimientos internos para evaluar si está en condiciones de ser trasladada y si podría soportarlo. Después hay que analizar si el lugar es adecuado para Mara y si va a estar mejor que acá". En referencia a la orangután, añadió: "Sandra tiene la particularidad de ser un animal judicializado (tiene un recurso de habeas corpus), pero hay un trabajo con la jueza para encontrar un lugar donde creamos que puede estar mejor. El trabajo de evaluación es el mismo, con la diferencia de que existe una causa anterior a nuestra gestión que está activa. Hay voluntad de colaborar en el marco de esa causa".
Al referirse puntualmente a los traslados, el GCBA prefiere no estimar fecha ni asegurar que éstos lleguen a realizarse, sino que hablan de intención de hacerlo. Por un lado, los cuidadores remarcan que, por bienestar animal, hay que entrenar a los animales para que entren solos a las jaulas en las que serían trasladados, por ejemplo, o que se dejen sacar sangre para poder efectuar los análisis que exige sanidad. "Los tiempos los marcan los animales. A veces algo tan sencillo como tomarles una muestra para hacer una análisis puede requerir meses de entrenamiento. Por eso somos cautelosos a la hora de predecir cuánto se puede tardar porque esto puede resolverse en dos meses o en dos años, no lo sabemos", dijo el veterinario Guillermo Vimayer, gerente operativo de Bienestar Animal en Ecoparque.
Por su parte, el legislador Adrián Camps, quien llevó a la legislatura el proyecto Jardín Ecológico y pide la reconversión y que originalmente fue el que tomó el gobierno porteño, dijo que "se equivocaron al anunciar el cierre del zoológico y luego en decir que a los animales los iban a llevar a la Reserva, pero tomaron los principios esenciales y eso abría una esperanza de prestar asesoramiento y encauzar la reconversión, cosa que no sucedió porque admitía la existencia de un zoológico más chico y la transferencia de animales a otros zoológicos".
Respecto de los traslados efectuados, Camps se quejó: "Hasta el momento se trasladaron animales que pertenecen a Fauna Nación porque fueron incautados del tráfico ilegal o los que viven en semilibertad… Se los tuvo 40 días para ver si tenían problemas de salud y después muchos de ellos fueron liberados sin un proceso de adaptación. No se puede liberar a un animal que está acostumbrado a ser alimentado por el hombre si no se lo adapta para buscar sus nuevas fuentes de alimento".
En total disconformidad con lo que el proyecto Ecoparque plantea, Camps señaló que "de las 18 hectáreas que hoy ocupan, los animales van a quedar 6 y se va a pagar para entrar a ese espacio, con esto se mantiene el viejo concepto de zoológico de pagar para ver animales en cautiverio". Además, anticipó que el próximo lunes se reunirá con la Comisión de Seguimiento para evaluar lo que se hizo en el predio y la situación de los animales.
¿Qué pasará con Mara y Sandra?
El 16 de noviembre de 1995, una orden firmada por el juez Omar Fasciutto resolvió que Mara era víctima de maltrato animal y dictó su inmediata incautación de las manos de los propietarios del Circo Rodas, donde era salvajemente golpeada (el "entrenamiento" para hacer los trucos se conseguían a base de golpes) y vivía engrillada de sus patas al piso de un remolque. La denuncia -realizada por una asociación de defensa animal que envió a un inspector a ver lo que pasaba- impulsó la decisión de la Justicia de trasladarla al zoológico de Palermo. Allí llegó en un camión que apenas la contenía. Los veterinarios que la recibieron dijeron que pesaba 400 kilos menos de lo que debía pesar. Una vez en las instalaciones fue llevada al recinto destinado a la especie y convivió con las elefantas Araceli y Lucila. Es el mismo espacio que ocupa hoy. Ese mismo día otros 12 animales del mismo circo llegaron al zoológico porteño.
Mara vive desde ese día en el mismo lugar. Con los años comenzó a desarrollar conductas repetitivas que responden a un trastorno llamando zoocosis. La elefanta, de casi cuatro décadas, es una de las candidatas a abandonar la ciudad, pero no hay nada en concreto sobre el tiempo que llevará cambiar de destino. Consultado sobre las posibilidades y los tiempos para realizar, finalmente, el traslado el veterinario afirmó: "Mara arrastra problemas anclados en su primera etapa de la vida donde fue maltratada y en ella podemos ver signos de comportamientos repetitivos, pero se inició una evaluación para ver si el santuario de Brasil es el mejor lugar para ella (también irían las otras dos elefantas). Las derivaciones son muy detallistas y el concepto es que se traslade a todos aquellos a quienes les podamos mejorar las condiciones de vida. Queremos estar seguro de que estamos tomando la mejor decisión, nunca vamos a tomar decisiones libre de riesgo, pero queremos tomarla con el mayor nivel de responsabilidad, por eso vamos a tomarnos el tiempo que sea necesario". Respecto de la salud de Mara agregó: "Está bien. Recibe cuidados en sus pies, arrastra alteraciones del comportamiento que tiene que ver con movimientos repetitivos, que si bien han ido cambiando, algunas cosas que posiblemente las arrastre hasta el fin de sus días. Clínicamente está bien. Ahora estamos evaluando qué requisitos sanitarios pide Brasil para ver si los animales pueden ser trasladados allá".
Según contó el veterinario, hubo una primera reunión con representantes del santuario de elefantes de Mato Grosso, Brasil. "Se establecieron condiciones de entendimiento, se presentaron los proyectos de Ecoparque y del santuario y se firmó un convenio que da el puntapié inicial para que los técnicos vayan y vengan". Además, remarcó que existen limitaciones legales porque Mara fue confiscada del circo y "quedó con una guardia transitoria y la potestad la tiene un juzgado. Hace pocas semanas el juzgado falló diciendo que en caso de que todo lo administrativo y sanitario estuviera en orden el traslado era viable, pero hasta ahora no podíamos dar un paso sin autorización de la Justicia. Lo que se firmó dice que si el traslado se confirma se puede hacer. Lo que estamos haciendo es el proceso de análisis, donde se ve qué requisitos legales y sanitarios hay que cumplir; cuáles son las condiciones del animal para viajar y cuáles son las condiciones de recepción en el santuario".
Y, sin ánimo de aventurarse sobre fechas, el veterinario sostuvo que "los tiempos los marcan los animales porque a veces algo tan sencillo como tomarles una muestra para hacer una análisis puede requerir meses de entrenamiento. Por eso somos cautelosos a la hora de predecir cuánto puede tardar, esto puede resolverse en dos meses o en dos años, no lo sabemos".
Respecto de Sandra, a quien se pudo ver, pero no sacarle fotografías sin autorización de la jueza que entiende la causa, Viemayer remarcó: "Está debajo de una causa judicial. La diferencia entre ellas es que la orangután forma parte del plantel animal de la Ciudad y ahora la jueza está reuniendo evidencias y argumentos para terminar de fallar si debe quedarse y entonces habría que cambiarle y mejorarle las condiciones (vive en sola en un espacio vidriado con salida a un espacio abierto acondicionado para que juegue); o si tiene que ser trasladada. El proceso es lento porque es compleja la red de actores que intervienen para que la justicia falle".
Al lado del espacio vidriado que ocupa Sandra están Martín, Sasha y Kangoo, tres chimpancés de entre 49 y 10 años de edad, que también esperan por una decisión de la justicia. Los tres se ven juntos y unidos, pero las marcas de los años en ellos no es igual a las que tienen los simios en libertad. Tampoco la mirada.
Otros de los traslados que preocupan a los vecinos es de las tres jirafas, pero hasta el momento está descartado: "La posibilidad es baja por el tamaño que tienen porque pasados los 3 metros el traslado aéreo es complicado y debería hacerse por tierra o por barco", añadió el veterinario que afirmó que actualmente en el zoo "quedan entre 1.100 y 1.200 animales. Hace un año había unos 1500 y se trasladaron 350, aproximadamente".
El cariño y predisposición que los cuidadores demuestran a los animales con los que trabajan día a día no es suficiente para ellos que esperan que llegue el día para conocer, al fin, lo más parecido a la libertad.