El aberrante testimonio de un cura sobre los abusos en el Próvolo de Italia y la conexión con Argentina

La declaración fue grabada con una cámara oculta. Desde la cama de un hospital de Verona, el padre Eligio Piccoli confirma las vejaciones sexuales a los niños y el traslado de los sacerdotes abusadores a diferentes puntos del país

Un periodista se infiltró en el hospital donde está internado el padre Eligio Piccoli y, haciéndose pasar por un ex alumno del instituto Antonio Próvolo de Verona, logró que el religioso le diera escabrosos detalles de cómo eran los abusos a los que él y otros curas sometían a los internos. Las pruebas reforzaron las denuncias de las víctimas en la causa que investiga la justicia italiana y podrían tener repercusiones en los casos de Argentina.

La entrevista fue realizada en la localidad de Negrar, cerca de Verona, en un edificio que es parte de la estructura vaticana y que alberga entre otros sacerdotes al ex cura del Próvolo, Eligio Piccoli, uno de los 24 acusados en la causa que investiga 67 abusos sexuales a menores de edad dentro de la institución religiosa, entre las décadas de 1960 y 1980.

“Abusábamos de los niños sordos, éramos al menos diez”

La grabación, registrada con una cámara que el periodista italiano Sacha Biazzo del sitio Fanpage.it llevó oculta entre su ropa, muestra una habitación blanca, luminosa, que tiene como única decoración un pequeño crucifijo. Desde su cama, Piccoli accede a recibir al supuesto ex alumno, que le dice querer conocer cuánto hay de cierto en las versiones que hablan de "abusos a niños sordos" ocurridas dentro de la escuela.

El relato impacta por el detalle, la ligereza con que se narran los hechos y los constantes intentos del sacerdote por relativizar o justificar lo sucedido. Durante el intercambio Piccoli confirma, además, un dato para nada menor: los curas que eran descubiertos o denunciados eran enviados a la Argentina.

No lo dice como una posibilidad ni como algo que ocurrió alguna vez, Piccoli da cuenta de un procedimiento establecido y conocido por todos dentro de la estructura del Próvolo en aquellos años. "Había que elegir, 'a tu casa' o 'a América'", explica en el video.

Es en este punto donde los abusos en Italia encuentran un link directo con los casos denunciados en las sedes argentinas. Es la confirmación en boca de uno de los responsables, de que los curas expulsados, lejos de ser castigados por la Iglesia, eran reubicados, protegidos, y dejados en libertad para seguir sumando víctimas de este lado del Atlántico.

La revelación, a pesar de su importancia, no se compara en materia de impacto con los pasajes en los que el religioso, siempre convencido de que el periodista es un ex alumno del Próvolo, cuenta los abusos. Resultan perturbadores los detalles que da al relatar las distintas escenas de las que tuvo conocimiento, y de las que fue parte: "Abusábamos de los niños sordos, éramos al menos diez", dice.

Menciona también entre los implicados al fallecido Giovani Turati, junto a Piccoli, uno de los 24 sacerdotes acusados por los 67 abusos que ex alumnos denunciaron que ocurrieron en el establecimiento educativo entre fines de la década del 50 y hasta 1984.

-¿Era una cosa común, frecuente?
-En esa época sí.
-¿Es decir que lo hacían un poco todos los curas?
-Un poco todos, sí, sí.
-¿También sexo?
-Sí, sí.
-¿Sexo?
-Sí, sí.
-¿Y los sacerdotes, cuando se sabía, eran retirados?
-Eliminados.
-¿Cuando se descubrían los abusos?
-Estaba Don Turati por ejemplo, que hizo esas cosas, y luego "a América".
-¿Eran enviados cuando se descubría que habían realizado abusos a los niños?
-Sí, a Argentina, a Argentina.

Además, tras describir los peores actos de sus compañeros en el instituto Próvolo, Piccoli termina relatando también el abuso a un menor que él mismo protagonizó.

Los casos de abuso fueron analizados por una comisión presidida por Mario Sannite, juez retirado y ex presidente del Tribunal de Verona, que tuvo la tarea de "escuchar a las víctimas y establecer la verdad".

En base a eso la Congregación para la Doctrina de la Fe, un órgano colegiado de la Santa Sede, en un extenso documento fechado a fines de 2012, adoptó las "penas" para los curas acusados de abuso de menores. Sobre Eligio Piccoli determinó: "Dada la edad avanzada y la mala salud, se sanciona con precepto penal la orden que implica llevar de ahora en más una vida dedicada a la oración y a la penitencia, la prohibición de todo contacto con menores y la vigilancia constante por parte de personas elegidas por el obispo de Verona".

En Italia, la Red L´Abuso, una organización sin fines de lucro que lucha por que se esclarezcan los hechos ocurridos en el Próvolo de aquel país, destacó el importante aporte de la investigación periodística de Biazzo, ya que por primera vez existe un registro en el que uno de los responsables da detalles de la mecánica del horror que funcionaba dentro de la institución.

Las precisiones del padre Piccoli adquieren una importancia trascendental ahora en la investigación, ya que su versión puede ser contrastada con las denuncias de las víctimas y reforzarlas.

Nicola Corradi (Diario Los Andes)

Del mismo modo, la declaración del religioso da cuenta de la transferencia de sacerdotes, unas veces sistemática y otras impuesta, hacia la Argentina. Se cree que el dato podría tener relevancia jurídica, por ejemplo, en el caso del cura italiano radicado en el país Nicola Corradi, hoy de 82 años, principal acusado por los más de 60 abusos en el instituto Antonio Próvolo de Luján de Cuyo, en Mendoza.

En el caso del Próvolo mendocino, además de Corradi, están detenidos el sacerdote Horacio Corbacho, el monaguillo, Jorge Bordón, dos empleados administrativos, José Luis Ojeda y Armando Gómez, y la recientemente implicada monja Kumiko Kosaka.

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