"¡Bienvenida, Cecilia! Esta es tu casa", decía un cartel en castellano preparado para recibir a la chimpancé de 20 años que, gracias a un hábeas corpus dictado por la Justicia, fue liberada del ex zoológico de Mendoza. En la noche del miércoles 5 de abril pisó por primera vez la tierra y el césped del Santuario Sorocaba, Brasil. El fallo marcó un importante precedente, e ilusiona con nuevas sentencias similares, ya que es la primera vez que una decisión judicial le otorga derechos como persona no humana a un primate para que consiga su traslado.
El camino a la libertad de Cecilia comenzó en 2014 luego de que quedara sola en la fría celda de cemento después de la muerte de Charly y Xuxa, sus compañeros. La tristeza por la soledad sumada al encierro y el estrés causado por la constante exhibición para el entretenimiento del público y fueron el punto de inflexión. "De golpe se mueren sus compañeros y se quedó completamente sola. Empezamos a buscar la manera para hacerla salir de esa prisión y llevarla a un lugar donde pueda estar con sus congéneres", contó a Infobae Mariana Caram, directora del Ecoparque de Mendoza y una de las primeras activistas que, como vecina autoconvocada, pidió la libertad de la chimpancé. Continuó: "Luego soy designada directora de lo que era el zoológico de Mendoza, hoy en plena transformación a un Ecoparque, y en marzo del año pasado la jueza que interviene en la causa del hábeas corpus nos llama, como excepción, al secretario de Ambiente y a otros entendidos en el tema para conocer cuál era la postura de cada uno con respecto al caso. Ella tenía una, pero quería escucharnos a todos. En esa reunión coincidimos en que lo mejor era trasladarla a un santuario y desde entonces comenzamos a trabajar en ello".
Antes de cumplirse el mes de vida lejos de las rejas, Pablo Buompadre, autor del hábeas corpus que logró la libertad de Cecilia la visitó en el Santuario de Grandes Primates de Sorocaba, Brasil.
La historia de la liberación de Cecilia
A fines de diciembre de 2014, la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada) presentó un recurso para que Sandra, la orangután que aún vive en el zoológico de Buenos Aires, pueda ser liberada y la Cámara Federal de Casación Penal la reconoció como un sujeto de derechos y demandó su protección. Con ese antecedente, representantes de la entidad en Mendoza hicieron lo mismo el 11 de junio de 2015 por Cecilia, la única sobreviviente de su especie en el zoológico local.
Cuando se conoció la resolución de la Cámara Federal de Casación Penal a favor de Sandra –que aún vive en el predio de Palermo– activistas de Mendoza se mostraron esperanzados con el porvenir de las chimpancés Xuxa y Cecilia, las hermanas que recientemente habían perdido la compañía de Charly (julio de 2014) por un paro cardíaco. Pero Xuxa tampoco resistió y murió en enero de 2015 dejando sola a Cecilia.
En total soledad los cuidadores la estimularon para que no entrara en depresión, pero la realidad era una: debía estar con pares. Así lo determinó, tres meses antes del fallo, Alejandra Suárez, representante argentina del Proyecto Gran Simio y directora del Centro de Rescate, Rehabilitación y Conservación de Primates Argentinos. Luego de evaluarla recomendó que en el corto plazo debía vivir con un grupo de pares porque el acompañamiento humano no iba a resultar suficiente.
"El 3 de noviembre de 2016 se hace la presentación judicial y por primera vez en el mundo se concede a un simio un hábeas corpus. ¡Fue un día histórico! El mismo fallo nos ordena el traslado al santuario", recordó Caram, y añadió que mientras se preparaban los papeles finales para completar el traslado de Cecilia, "estábamos con total alegría por poderla llevar a un lugar donde hay más congéneres, porque podrá elegir a su comunidad… Es un lugar con suelo natural, con vista directa al cielo… Podrá ver el cielo sin rejas de por medio. Va a tener una vida como se merece".
El proceso final para que Cecilia pueda salir de su celda se realizó casi en secreto debido a un sinfín de obstáculos interpuestos por un grupo de personas que afortunadamente fueron superados y el martes 4 de abril Cecilia abandonó la celda a la que parecía condenada y partió rumbo a la libertad. "El momento en que salió de la jaula fue histórico, estaba muy tranquila. Ella ve, siente, percibe que la gente que está alrededor está enfocada en lograr para ella la mejor calidad de vida", detalló Caram.
La salida de esa jaula repleta de desidia y malos recuerdos significó la primera vez que pisaba otro suelo distinto al de la celda. Veinte años vivió encerrada en un cubículo. "Vio todo por primera vez sin tener de por medio las rejas. Fue emocionante y muy enternecedor verla salir, lamentablemente para colocarla en el contenedor teníamos que anestesiarla, pero verla salir del recinto rodeada por cuatro personas que han dado todo por ella, fue emotivo. Luego la dejaron en el piso sobre una manta, sosteniéndole la cabeza como a un bebé. Las doctoras la auscultaron y con mucho cariño se la colocó en el contenedor. Sabíamos que ese era su pasaje a la libertad y por eso fue un momento de mucha emoción, de lágrimas y alegría. Después de eso partimos en dos vehículos". El jueves 6 de abril llegó al Santuario Sorocaba de Brasil.
El primer espacio en el que vivirá está preparado para que cumpla el proceso de adaptación. "Antes de partir hizo cuarentena para comprobar que esté bien para el viaje y allá tendrá que hacer una serie de pruebas de adaptación donde la observarán para ver cómo es y para conocerla. Ese será su período de adaptación gradual porque de a poco va a ir conociendo a los otros 50 primates, no los verá a todos de golpe. Lo bueno del lugar es que se les permite ir conociendo e ir probando con quién se sentirá mejor", explicó Caram.
Al llegar al Santuario, Cecilia pisó por primera vez la tierra húmeda, el césped. Luego se sentó, miró a la cantidad de personas ubicadas en una terraza que la observaban a modo de recepción. Clavó la mirada en lo alto, descubrió la brisa de la noche, el ruido de las hojas de los árboles, vio por primera vez en 20 años el cielo azul oscuro repleto de estrellas, sin rejas oxidadas de por medio. En ese brillo, seguramente, volvió a ver las miradas de Xuxa y Charly, la de sus padres, la de Arturo y la de cientos de miles de animales que mueren cautivos. Quizás todos ellos hayan brillado para ella en lo alto. Ojalá muy pronto llegue para jugar con ella Sandra, la orangután que sigue esperando que la piedad humana, de una buena vez, se acuerde de que ningún animal nació para ser esclavo.
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La Justicia de Mendoza declaró a una mona "como un sujeto de derechos" y autorizó su traslado