Veneno en la heladera: el 60% de las frutas y verduras del Mercado Central tienen restos de agroquímicos

Son estadísticas oficiales del Senasa. La cifra trepa al 90% en el caso de los cítricos y alcanza a prácticamente todas las peras. También se venden productos con pesticidas prohibidos, como el DDT

Es oficial. Son datos del Estado. El 63% de los controles realizados en frutas, verduras y hortalizas entre 2011 y 2013 detectaron la presencia de residuos de agroquímicos. Y en algunos casos, como la pera y la mandarina, los análisis positivos superaron el 90% de las muestras.

En enero, la ONG Naturaleza de Derechos había presentado un pedido de información al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), que fue ignorado. Pero luego de que la organización impulsara un recurso de amparo para acceder a los datos, el Senasa dio a conocer sus estadísticas sobre los análisis realizados en los mercados de abasto de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata y General Pueyrredón. El organismo omitió, en cambio, aclarar con qué periodicidad hace los controles y qué medidas implementó a partir de los resultados positivos.

La información brindada por el Senasa incluye frutas, hortalizas, verduras, maíz, soja, girasol, trigo y arroz. Y está dividida en dos. La primera parte contiene datos obtenidos en 2011, 2012 y 2013. En total, se realizaron 3.381 controles, de los cuales 1.405 fueron positivos, es decir, el 42% del total. Pero si sólo se tienen en cuenta las frutas, verduras y hortalizas, la cifra trepa al 63 por ciento.

Hay algunos casos extremos. Por ejemplo, hallaron agroquímicos en 13 de las 14 muestras de apio y en el 98% de las de pera. Además, hay datos alarmantes en los cítricos: dieron positivo el 94% de los limones, el 91% de las mandarinas y el 83% de las naranjas. Pero las cifras también son llamativas en otros cultivos, como frutillas (76%) o acelga y espinaca (74%).

En el otro extremo hay sólo cuatro productos que dieron negativo en todos los controles: almendras, batata, cebolla y yerba.

Desde la ONG advirtieron que "tanto para frutas, como para hortalizas y verduras, no se evaluó la presencia de glifosato, atrazina y paraquat, que son los tres agrotóxicos, junto al 2,4-D, de mayor uso en toda la Argentina". Señalaron, además, que el 2,4-D sólo fue examinado para los cítricos, que el glifosato sólo fue buscado en las muestras de soja, maíz, trigo y maní, y que se dejaron afuera del muestreo a algunos productos, como berenjena, repollo, remolacha, brócoli y pepino.

El Senasa halló agroquímicos en 13 de las 14 muestras de apio y en el 98% de las de pera.

Otra dos cuestiones llamaron la atención. Primero, la presencia de cuatro sustancias prohibidas (DDT, endosulfán, metil azinfos y metamidofos), y de otras cuatro no autorizadas (diazinon, aldicarb, acrinatrina y hexaconazole). En segundo lugar, el desvío de uso, es decir, la utilización de agroquímicos para productos en los que no deberían aplicarse, como como aldicarb y carbofuran en la frutilla.

La otra parte del informe contiene las muestras tomadas en 2014, 2015 y 2016. El problema es que el Senasa cambió la metodología, en lo que la ONG definió como un "ardid". ¿Qué ocurrió? El organismo sólo reportó aquellos casos en los que la muestra superó los Límites Máximos de Residuos (LMR). "Esto significa que el Estado invisibiliza la presencia de agroquímicos, lo cual no quiere decir que no estén en los alimentos ni que sean inocuos, porque los LMR se decidieron de manera política y no científica. Pero además, los LMR no miden en cuenta la acumulación. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en la manzana hallaron 23 agrotóxicos, y otros 19 en la pera", explicó a Infobae el referente de Naturaleza de Derechos, Fernando Cabaleiro. Esto quiere decir, en palabras del ambientalista, que "los valores fueron establecidos sin haberse evaluado los efectos crónicos, cancerígenos y sinérgicos de los agrotóxicos".

En este segundo segmento, sólo dos productos, el zapallo y la frambuesa, arrojaron resultados negativos. En total, el 7% de las muestras fueron positivas, aunque desde la ONG cuestionaron los productos incluidos. Por ejemplo, de los 3.436 análisis, 1019 -casi el 30%- se realizaron en frutas secas, kiwis y bananas.

Nuevamente, en este tramo la pera, la manzana y el apio fueron los productos que más resultados positivos arrojaron, y también se detectaron desvíos de uso.

Hasta ahora, prácticamente no había información oficial. El Senasa sólo había divulgado estadísticas del período que va de agosto de 2009 a agosto de 2010. En ese lapso, halló agroquímicos en el 55% de las frutas y casi el 35% de las hortalizas. De ese total, el 87% eran pesticidas, herbicidas y fungicidas no autorizados para el cultivo evaluado.

En esa línea, un estudio del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (EMISA), de la Universidad Nacional de La Plata, halló entre noviembre de 2014 y abril de 2015, que en el 83% de los cítricos (naranjas y mandarinas) y las zanahorias había presencia de agrotóxicos. Asimismo dieron positivo el 78% de los pimientos y el 70% de las verduras de hoja verde (lechuga y acelga).

El dato más reciente también es contundente. En noviembre del año pasado, la jefa de los laboratorios del Mercado Central porteño, María Gabriela Sánchez, anunció que en los últimos dos años habían aumentado en un 5% los hallazgos de sustancias no aptas para el consumo humano, y que la tendencia era creciente.

Ante este escenario, en la ONG analizan una serie de pasos a seguir a partir del informe del Senasa. Una de las cuestiones es consultar a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) qué tipo de controles realiza sobre los productos elaborados a partir de otros productos que contienen agroquímicos, y solicitar que se implemente un etiquetado en el que conste el contenido de venenos. También pedirán que el Senasa mejore los controles y evaluarán la posible comisión de delitos por parte de funcionarios, productores y comerciantes.

El problema es muy profundo. En 2012, por ejemplo, la Auditoría General de la Nación advirtió que "no está garantizada la salud pública" debido a la debilidad normativa y a los problemas en los controles de la aplicación de agroquímicos. Pero, a su vez, también se detectó un obstáculo del otro lado del mostrador, como el trabajo de la autoridad ambiental bonaerense, la Dirección Provincial de Recursos Naturales del Organismo Provincial del Desarrollo Sostenible (OPDS), que subrayó que "el grueso de los productores no cuenta con asesoramiento técnico y obtiene las recomendaciones para aplicar en los comercios del rubro".