La actual dueña y administradora del Belgrano Day School, Matilde Villanueva, les respondió a los hijos que tuvo su marido en un primer matrimonio y que viajaron a la Argentina desde diferentes partes del mundo para reclamar una parte de la herencia que aseguran que les corresponde.
Los herederos, hijos de Bernardo Green, llevan cinco días acampando en la puerta del colegio y pidiendo que Villanueva les otorgue el dinero que les corresponde de la herencia. Llevan presentadas varias demandas. Una de ellas es para que la ex esposa de su padre le otorgue una suma de dinero a Lucy, una de las hijas, quién padece una enfermedad degenerativa y que tiene un hijo con un cuadro grave de autismo.
Ninguno de los herederos vive en Argentina. Todos viajaron desde diferentes partes del mundo para unirse y realizar un reclamo en la puerta del colegio que se encuentra en el barrio de Belgrano. Llegaron desde Bélgica, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra y México.
Luego de iniciar un reclamo en la puerta del colegio y de que la lucha por la herencia tome conocimiento público, Villanueva decidió hacer pública su posición a través de una carta. Allí aseguró que está "pasando momentos difíciles por la incomprensión de algunos herederos, que me reclaman derechos que no está dentro de mi alcance otorgarlos".
Sostuvo que esos derechos que reclaman los herederos de Bernardo Green "se encuentran pendientes de resolución judicial, que como es evidente no depende de mí". "Sin embargo, este accionar imperfecto y criticable o tomo como un don, que permitirá a la Justicia tener más claros los daños que acarrea la demora en la resolución", indicó.
A continuación el texto completo en el que Villanueva explica su posición:
Al Belgrano Day School y a la opinión pública:
Deseo dirigirme a todos los que en estos días han tomado conocimiento de la situación jurídica del Belgrano Day School. Va, en primer lugar, mi agradecimiento a cuantos se han acercado con afecto sincero, en momentos donde la información trasmitió mayoritariamente conceptos erróneos, imprecisos y muchas veces faltos de asentamiento en la realidad.
Destaco que el desarrollo académico de la Institución no está en juego. Ya mi marido, Bernardo Green, en vida tomó las resoluciones necesarias, efectuando designaciones para que esto fuera independiente del tema de la discusión de la propiedad. Agradezco a todo el personal directivo, docente y no docente, a padres y alumnos el trabajo de cada día con el que se siguió construyendo y transformando el Colegio, según las exigencias del siglo XXI, logrando de esta forma un establecimiento académico de excelencia cuyos resultados están a la vista, ratificados también por el aumento de la matricula ocurrido ininterrumpidamente desde hace 15 años, en los que casi se duplicó la misma.
La crisis de hoy tiene origen en la problemática sobre la propiedad del Belgrano Day School comenzada desde principios de los años 1990, en vida de Bernardo y Hugo Green, quienes iniciaron las acciones civiles, penales y comerciales tendientes a recuperar los bienes del acervo hereditario de la familia, los que habían sido sustraídos por el Síndico Dr. Juan Miguel Richards. Todo esto fue notificado por Bernardo a la comunidad educativa del Colegio por una carta con fecha 27 de diciembre de 1999, donde ponía a disposición la documentación judicial pertinente (ver abajo, Ref, I. y adjuntos).
Estas acciones contra el Dr. Richards yo las he sostenido ininterrumpidamente hasta el día de hoy en los respectivos fueros. También entre los expedientes anexos aparecen las causas iniciadas por mí, como consecuencia del intento de tomar posesión del Colegio por parte del Dr. Richards a la muerte de Bernardo (ver Ref. II). Además solicité y obtuve la designación de un Administrador Judicial que desde entonces comparte la gestión administrativa, la cual –auditada–, informa trimestralmente ante los respectivos Juzgados (ver Ref. II).
Por otra parte, las sucesiones de Juan Hugo y Ernesto Bernardo Green tramitan normalmente. Sus respetivos testamentos constan en los expedientes de los juicios sucesorios (ver Ref. III).
Estoy pasando momentos difíciles por la incomprensión de algunos herederos, que me reclaman derechos que no está dentro de mi alcance otorgarlos. Los mismos se encuentran pendientes de resolución judicial, que como es evidente no depende de mí. Sin embargo, este accionar imperfecto y criticable -por las consecuencias dañinas que hacen a la imagen del Colegio- lo tomo como un don, que permitirá a la Justicia tener más claros los daños que acarrea la demora en la resolución.
Con esto, doy testimonio público de mi acción conocida y cotidiana para recuperar los bienes y engrandecer el Colegio, objetivo este que estamos logrando.
Cumplo así con lo que Hugo y Bernardo soñaron y resolvieron, encomendándome la prosecución de esta lucha, que con pasión llevo adelante.
María Matilde Villanueva de Green