Elayny y Renata son brasileras y ya eran novias cuando se vinieron a vivir a Recoleta. Hace seis años que están juntas y el año pasado, finalmente, se casaron. Sabían -siempre lo supieron- que para tener un hijo biológico iban a tener que usar el método que suelen usar las parejas de mujeres: recurrir a un donante de semen y elegir quién de las dos va a embarazarse. Pero cuando llegó el momento "Ely" -así la llaman- hizo su propia investigación y supo que existía otra forma, mucho menos conocida, en las que las dos podían participar activamente del embarazo. Se llama "método ROPA" y de ese modo fue concebido Valentín, su primer hijo juntas, que nacerá en junio.
El método ROPA, también conocido como "doble maternidad" o "maternidad compartida", significa "Recepción de Óvulos de la Pareja". Esto es: un donante pone el semen, una de ellas pone los óvulos y la otra, el vientre y atraviesa el parto. Así, las dos juegan un papel determinante en el embarazo: una es "madre biológica" y la otra "madre gestante".
"Así lo hicimos. Se extrajeron óvulos de ella, se fecundaron con el semen de un donante y a mí me transfirieron dos embriones. Uno prendió y nacerá en junio", cuenta Ely, que tiene 32 años y trabaja en el área de soluciones tecnológicas en una multinacional. "Yo siempre quise llevar un bebé en la panza pero mi esposa no, así que cuando le hice saber que podía participar de esta forma le encantó".
"Es un método que están eligiendo cada vez más parejas de mujeres", dice a Infobae Juan Manuel Costa, ginecólogo y especialista en fertilidad del centro Procrearte. "A mí me gusta porque permite que las dos actúen de forma activa en la búsqueda de ese embarazo. Cuando se hace una inseminación, en cambio, sólo se estimula a una de las dos mujeres de la pareja y se la insemina y, si funciona, lleva adelante ese embarazo. La otra solamente la acompaña".
Se trata, a diferencia de una inseminación, de un tratamiento de alta complejidad, por eso las prepagas suelen poner "peros". "Sabíamos que iba a ser difícil que la prepaga lo cubriera pero finalmente lo logramos", dice Ely. Y cuenta: "En un Centro de Fertilidad nos dijeron que no iban a cubrir el tratamiento porque la ley de Fertilidad indica que cuando las gametas son donadas tienen que ser de un banco de óvulos anónimo. Me dijeron: 'no podés usar los óvulos de ella porque la conocés'. ¡Y claro, si es mi esposa!".
Quien habla ahora es Jimena Antonelli que está en pareja con su mujer desde 2010. "Lo que hay que entender es que existe lo que llamamos 'infertilidad estructural', que es lo que le sucede en las madres solteras por elección y a las parejas de mujeres: no estás enferma, tenés que recurrir a un tratamiento porque obviamente te falta una parte".
Ella -que ahora es la vicepresidenta de la Ong Concebir, donde se orienta a quienes están en la búsqueda- se hizo cuatro inseminaciones y dos tratamientos de alta complejidad pero ninguno funcionó. "Tuve que insistir mucho para que me hicieran los estudios. Al final, tenía trombofilia y una reserva ovárica sumamente baja. Entonces, cuando vimos que con mis óvulos no se podía, le dije a mi mujer 'probá vos'. Ella quedó embarazada en el primer intento". El resultado de todo ese esfuerzo es Bianca, la hija que tienen juntas, que acaba de cumplir un mes.
Jimena no puede usar sus óvulos. Sin embargo, su útero está perfecto para poder gestar un bebé. "Por eso, como yo siempre tuve ganas de llevar un embarazo, ahora vamos a probar con el método ROPA". Sabemos que algunas prepagas se rehúsan a cubrirlo y otras están empezando a hacerlo (el tratamiento completo cuesta, aproximadamente, 70.000 pesos), pero lo importante es que las parejas sepan que está dentro de la ley. La ley dice que uno puede usar gametas propias o gametas donadas. En este caso, la gameta donada es el semen del banco, y la propia es la de tu pareja, que pone el óvulo". Si todo sale bien, entonces, Jimena también podrá, pronto, gestar un hermano biológico para Bianca.