Mientras disfruta el éxito de Falladas, donde interpreta a Perla, una desopilante psicóloga, escribió y dirige Mujeres que cocinan con huevos, una obra sobre la violencia de género abordada desde el humor.
—¿Por qué decidiste escribir sobre este tema?
—Es un tema que hace rato tengo en la cabeza por historias familiares, es como una necesidad. La escritura es el único lugar donde vos sos muy honesto, porque estás solo con vos, no tenés que caretearle a nadie, hacés catarsis con tus cosas. Yo soy psicóloga social, trabajé en una oportunidad con un grupo de mujeres víctimas de violencia de género y vi cosas tremendas, insoportables de poner en un escenario si no es con humor. Una cosa que me llamó mucho la atención fue que vi violencia también en ellas, deseos de matar. Investigando un poco, vi cómo ellas eran también violentas a veces con los hijos. A mí me impresiona la violencia. Más allá todavía que la violencia de género, yo creo que la violencia está en los huevos, está en el embrión del ser humano lamentablemente.
—¿Como algo genético?
—Como algo natural, algo absolutamente biológico. Le sacan un juguete a un bebé y manotea, quiere pegar y sacarle al otro. Después viene la cosa de que hay que compartir y hay que ser bueno, eso es absolutamente social. La cultura te salva de la violencia.
—¿Sufriste violencia?
—Sufrí violencia en algún momento de mi vida. Después es una violencia que te llega de rebote: el hambre es violencia. Es violencia cuando también pagás tus impuestos y querés que haya colegios en condiciones para los chicos y ves todo que se viene abajo. Lo que genera violencia es violencia, lo que genera ira, lo que genera bronca es violencia.
—¿Cuando decís que sufriste violencia, estás hablando de una situación familiar, de una situación de pareja?
—Estoy hablando de una situación privada de la cual no quiero hablar, pero sí estuvo en mi entorno privado, conozco el tema.
—¿Cómo se sale de eso?
—Se sale con terapia, se sale con cultura, con educación, con amor fundamentalmente. Vos salís de la violencia cuando el hecho no te produce violencia, te produce compasión hacia el ser que te violentó. Cuando entendés que el otro también es víctima, ahí recién se sale mentalmente, digamos. Se sale físicamente con ayuda de quienes te aman, de quienes te quieren, porque en nuestro país la Justicia no existe; cada cinco mujeres, tres mueren por femicidios. Vos vas, hacés denuncias, nadie te escucha. Uno de mis personajes dice: "Por favor, que alguien me escuche". No se avanzó, aumentó el femicidio. A partir del "Ni Una Menos" aumentó estadísticamente.
La falta de trabajo, educación y justicia también son violencia
—¿A qué adjudicás el aumento?
—Tiene que ver con la violencia. La falta de trabajo es violencia, la falta de educación es violencia, la falta de justicia es violencia. Todo lo que te provoca ira. Si vos tenés a un chico que hace desorden y no le ponés límites, va por más; si no tiene límites, ya sabe que no tiene límites. Que un padre que no viene de un hogar con una base amorosa muy fuerte y además no tiene trabajo y no puede darles de comer a sus hijos, y toma para olvidarse de esa situación, manda un golpe y mata a una mujer o castiga a una criatura. Se genera un caldo de violencia donde todos ahí van a ser violentos. La violencia genera violencia.
—Pero hay una responsabilidad de cada uno. Nosotras hemos hablado y en la carrera tuviste distintos momentos con la profesión, de más o menos trabajo, a todos nos ha pasado y no por eso llego a mi casa y me desquito con mi hija.
—No, pero seguramente vos no tuviste un entorno violento en tu familia paterna y, si lo tuviste, lo superaste. Pero hay gente que viene de entornos violentos, que viene de abusos. Un chico golpeado es un violento, un futuro violento, o una futura víctima de la violencia si no hace algo para salir de eso.
—¿Las mujeres somos machistas?
—Yo creo que sí, pero para mí la violencia no tiene que ver con el machismo, la mujer también es violenta. El femicidio tiene que ver con que el hombre tiene más fuerza física que la mujer. Si la mujer tuviera más fuerza física que el hombre, mataría hombres también. No es patrimonio del hombre la violencia sino del ser humano, no sé si tiene que ver con el machismo. Por supuesto, es una sociedad machista y para mí lo que tiene que ver con el machismo es esta no respuesta de la Justicia, eso tiene que ver con el machismo. Esto de que todo está dirigido por hombres y que no se responde. Y creo que sí, que las mujeres también somos machistas, estamos inmersas, venimos de una sociedad machista.
—¿Se puede hacer humor con cualquier cosa?
—Yo creo que sí. Para mí, no es lícito reírse de cualquier cosa, porque eso sería como una burla. Yo no me puedo reír de cualquier cosa, de las cosas que me duelen no me puedo reír, pero puedo con humor llegar a ese lugar para tratar de tocar la sensibilidad o de provocar en un espectador algo desde un lugar más amable, que es el humor. Es una puerta que se abre con mucha facilidad el humor. Si vos vas con la tragedia, o peor, con el sermón levantando el dedo, ahí me parece que no llegás nunca.
—No quiero contar demasiado porque hay que ver la obra, pero quiero saber si es verdad que se llama Mujeres que cocinan con huevos por algo que le pasó a alguien cercano a tu familia. ¿Es una historia real lo que hay de fondo?
—No es la historia real, son como partecitas de muchas historias reales. Incluso de una noticia que vi de una mujer, que además me impactó mucho porque ella hablaba, era una mujer muy dulce, y había hecho un acto muy violento. A lo que vos te referís, un padrino de una hermana, lo mataron, lo asesinaron, le cortaron los testículos y se los pusieron en la boca. Esto fue así. Él dijo, estando vivo: "Y lo hago porque tengo huevos", y el otro le dijo "Yo te voy a hacer comer esos huevos". Fue tremendo. Tuvo que ver con una infidelidad. Yo era muy chica, pero me impactó mucho. Creo que fue una infidelidad que un marido encontró a un amigo siendo infiel con su mujer.
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—La infidelidad aparece en la obra y hablan de cómo nos vinculamos las mujeres con eso, también con la pareja abierta y con el no saber. ¿Fue cambiando el modelo cultural de qué nos permitimos y qué no?
—Sí, un montón. Habla de un modelo que fracasó lamentablemente y creo que se están sufriendo las consecuencias de ese fracaso porque la familia no está encontrando todavía un modelo, está como en la búsqueda. Ese modelo funcionó mientras la mujer estaba con la cabeza gacha y diciendo "sí" a todo; se rompió y dejó de funcionar.
—Terminan diciendo, en lugar del "Ni una menos" que ya internalizamos, "uno menos". ¿Cómo juega esto de uno menos?
—Es parte de la involución cultural. A mí me parece que el violento es otra víctima, nadie viene a este mundo para dañar. Nadie es feliz dañando a un ser que ama, es tan torturado y tan víctima como… Lo que pasa es que la mujer pierde la vida, pero el hombre violento no es un ser feliz, de ninguna manera, es víctima de sus tormentos, de sus temores. Para llegar a matar al ser que amás tenés que estar totalmente desquiciado, porque matás generalmente al ser que amás.
—¿Vos perdonaste?
—Yo he perdonado, sí.
—¿Escribir esto cómo te afectó?
—Escribir es una catarsis, es terapéutico. Es como sacar afuera todas las fantasías y los monstruos. No necesariamente tiene que ver con tu propia historia, pero sí con las cosas que te ocupan la mente, porque si no, eso no estaría ahí. A mí me impacta mucho la violencia.
Estoy segurísima de que Macri no tiene la intención de que haya más pobres, pero no sé si tiene la capacidad para que no los haya
—Recién mencionabas que no tener trabajo es violento y hace no demasiado en algún momento declaraste: "Dicen que hay que bancarlo a Macri porque no tienen chicos que alimentar".
—Sé que el Presidente dijo que había que bancarse unos años; es fácil cuando no tenés chicos para alimentar. Y no, hay gente que no puede esperar ni un día. Yo no sé qué se hace porque yo no me alisté para ser presidente, él sí y una de sus banderas fue "pobreza cero". La pobreza creció. No digo que sea intencional, estoy segurísima de que él no tiene la intención de que haya más pobres, pero no sé si tiene la capacidad para que no los haya. La cosa no funciona, ¿no?
—No lo decís siendo kirchnerista porque siempre fuiste socialista, ¿no?
—No soy kirchnerista ni macrista. Sí. Y aparte si un kirchnerista, un macrista o cualquier "ista" salva a este país, yo le voy a agradecer tanto. La verdad, no me importaría.
—¿Creés que va a pasar? ¿Lo vamos a ver?
—Yo no. La verdad, yo creo que la idiosincrasia de mi país es muy corrupta, de toda la gente. Necesitamos ser otras personas para tener otro país. Tenemos los gobiernos que nos merecemos, que corresponden a nuestra forma de pensar.
—Lo que pasa es que a las próximas generaciones las vamos educando nosotros mismos también.
—Pero en ese sentido sí soy optimista. En la particularidad hay como un despertar de jóvenes que entienden que la cosa pasa por otro lado, no por la ventaja. Hay que tocar fondo para emerger.
—Vos trabajaste con Pablo Echarri. En las últimas semanas hubo mucha controversia alrededor de él por la situación con la miniserie Sandro. ¿Qué te genera?
—Me pasan diferentes cosas. Primero, a Pablo lo quiero y lo respeto muchísimo, es una hermosa persona. Yo no soy kirchnerista y él me puso en su novela, sabía que yo no era kirchnerista. Para quienes dicen que todos los de la novela eran kirchneristas, nunca me preguntaron siquiera, ni él, ni Nancy [Dupláa], ni nadie. Simplemente me llamaron. Yo me enamoré de los dos, porque son unas personas excelentes, confío plenamente en ellos. Me parecen personas muy honestas, muy claras, muy comprometidas. A pesar de que no tenga los mismos ideales que ellos. En realidad, tenemos los mismos ideales, quizás las personas que tenemos en juego son diferentes, yo no adhiero a la figura de Cristina [Kirchner] y su entorno y él sí, pero los ideales son los mismos. Por eso quizás nos encontramos tanto. Por otro lado, alguien que es gerente de un canal dice: "Pablo Echarri me divide la pantalla", y la televisión es un negocio, qué sé yo, está bien. Se tendrá que hacer cargo de eso él y su alma, ¿quién le puede decir que no? Yo durante todos los años del kirchnerismo, que fueron 12, nunca trabajé con nada del gobierno. Pedí tres veces audiencia en ATC para presentar un proyecto precioso que es Situación límite, de Nelly Fernández Tiscornia, ni siquiera me atendieron, están en su derecho. No me enojé por eso. Son cosas de la política y como Pablo Echarri me dijo el otro día: "Son cosas del ser adulto".
—¿Está enojado?
—Pablo no está enojado, entiende. No está feliz por la situación obviamente, como no estaba feliz yo cuando pedí audiencia en Canal 7 tres veces y ni siquiera me daban audiencia para decirme "no" presentando un proyecto que fue éxito en la época del Proceso en Canal 7. Vas entendiendo las reglas del juego, es un juego sucio.
—¿Ahora probaste llevarlo?
—No. Ya estoy de vuelta de un montón de cosas, ya no tengo ganas. Nunca trabajé con el gobierno. Lo intenté un par de veces y las reglas del juego no son las del juego que yo juego, entonces hago mi teatro independiente.
—¿Cómo viene el 2017?
—Viene bárbaro, viene con Falladas, que está a full, con Mujeres que cocinan con huevos, que arrancó muy bien. Viene también, por otro lado, con una baja, no sé si leíste, del 25% de la actividad teatral. Viene con un año complicado económica, social, políticamente. Va a ser un año de tránsito importante para el país. Es como definitorio, bisagra, si se puede sostener, si el Gobierno puede poner algunas cosas en su lugar. Es un año que me parece que viene complicado.
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Mujeres que cocinan con huevos se presenta los sábados a las 20 horas en el Teatro Taller del Ángel.