El supuesto fenómeno tuvo lugar en una casa de recuperación de adictos de la ciudad santafesina de Rafaela, durante un momento en el que los internos se encontraban orando.
Ocurrió en La Casita de San Miguel, ubicada en Cerdán al 2200, en el barrio Güemes de Rafaela, la tercera ciudad más importante de Santa Fe, cuando uno de los internos que se encontraba rezando notó que se empañaba el vidrio donde se encuentra una hostia consagrada.
Según indicó este miércoles por la mañana el portal Aire de Santa Fe, el joven conmovido fue de inmediato a buscar al encargado del lugar y, al regresar, se encontraron con que de la Eucaristía emanaba un líquido de color rojizo. Enseguida se sumaron otros compañeros, quienes al ver el fenómeno, comenzaron a llorar y a orar.
Algunos minutos más tarde llegaron al lugar el padre Alcides Suppo y el obispo de la diócesis Luis Fernández, quienes decidieron retirarlo debido a que se había convocado mucha gente en el lugar.
La muestra sería enviada al Vaticano para que el ente especializado en análisis científicos determine si se trata de un milagro real.
A partir del suceso de ayer martes por la noche el Obispado de Rafaela difundió un comunicado:
Habiendo tomado conocimiento de que una hostia consagrada, mientras era adorada sobre el altar, presentó signos de una sustancia que, aparentemente, es sangre, el obispo de nuestra diócesis Luis Fernández, acompañado por el presbítero Alcides Suppo, se hizo presente en el lugar para contemplar lo sucedido y hablar con las personas que allí se encontraban.
La Iglesia en estos casos y otros similares pide que, con prudencia y mesura, se juzgue el acontecimiento con el objetivo de brindar luz y dar certeza de lo sucedido.
A lo largo de la historia, la Iglesia ha recibido el testimonio de la presencia real y substancial de Jesucristo en la eucaristía, bajo esta forma tan singular de manifestación. Los casos no han sido nada comunes ni sencillos de discernir.
Por tal motivo, siguiendo el procedimiento recomendado por la Iglesia, cuerpo de Cristo, nuestro obispo ha retirado de la exposición pública la hostia en cuestión, reservándola convenientemente. De este modo, se inicia el camino de discernimiento necesario para que, a su debido tiempo, se llegue a conclusiones ciertas.
Cualquiera sea el resultado de tal investigación, debemos utilizar este tiempo para renovar nuestra fe y devoción en el milagro más grande: la presencia real de Jesucristo en cada celebración de la misa.
Conforme se vaya haciendo la investigación correspondiente, se darán a conocer las conclusiones. Mientras tanto, se recomienda la prudencia y el respeto del caso, del lugar y las personas que fueron testigos de tal acontecimiento, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un lugar que requiere el silencio y la sobriedad como parte importante del proceso de quienes allí habitan y trabajan.
Invitamos a poner la mirada creyente en el Misterio Pascual que celebramos en estos días, centro de nuestra fe, y que acompaña de manera cotidiana el caminar de nuestro pueblo.
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