Cómo resolver crímenes estudiando hongos

La micología forense, que analiza los hongos presentes en las diferentes etapas de la descomposición de un cadáver, gana terreno en el mundo y también en la Argentina como una disciplina indispensable para investigar homicidios

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Desde el 2012 la micología forense comenzó a utilizarse en Argentina para investigaciones policiales
Desde el 2012 la micología forense comenzó a utilizarse en Argentina para investigaciones policiales

La micología es una rama de la biología que se dedica al estudio de los hongos. Se consideran como hongos a los organismos eucariotas (aquellos con células que poseen un núcleo definido), que no poseen clorofila, que portan esporas y que se pueden reproducir asexual y/o sexualmente, entre otras características. Muchos hongos son conocidos por su importancia económica y clínica. Por ejemplo las levaduras (utilizadas para la fermentación de la cerveza y el pan), las trufas, los hongos que se emplean para la producción de antibióticos y enzimas o los hongos que se utilizan para el control de plagas.

Dentro de la micología recientemente se ha desarrollado una novedosa e importante subdisciplina desde el punto de vista de sus aplicaciones: la micología forense, que estudia las especies de hongos presentes en las diferentes etapas de la descomposición de un cadáver. Esta disciplina permite a los expertos determinar el intervalo post-mortem (IPM) de una persona, es decir, el tiempo que lleva muerta. La micología forense también puede ayudar a los investigadores a identificar lugares de entierro clandestino y determinar el tiempo de bajo tierra, ya que la diversidad de los hongos que viven normalmente en los distintos tipos de suelos se modifica cuando un cuerpo se descompone sobre ellos.

La Dra. María Cecilia Tranchida es bióloga e investigadora del CONICET en el Instituto de Botánica Carlos Spegazzini de la Universidad Nacional de La Plata y es la primera investigadora de nuestro país dedicada a la micología forense. En conjunto con la Dra. Marta Cabello, especialista en hongos y el Dr. Néstor Centeno, especialista en entomología forense (estudio de los insectos que colonizan los cadáveres), plantearon la posibilidad de dar inicio a esta área de investigación que se encontraba vacante en la Argentina. El grupo de investigación cuenta también con la colaboración de un perito en la escena del crimen, el Licenciado en Criminalística Lucas Bravo. Consultada acerca del estado de avance de esta disciplina en el mundo la investigadora afirma que "la presencia de hongos sobre los cuerpos no ha tenido gran atención por parte de los investigadores forenses, por lo que los registros publicados no son abundantes y se refieren al reporte de casos y no a resultados obtenidos mediante diseños experimentales"

Para remontarnos a los inicios de estos estudios debemos trasladarnos a Bélgica en el año 1982 donde un grupo de forenses pudieron constatar un IPM de 18 días, para un cuerpo hallado en una vivienda, a partir de la especie Penicillium chrysogenum que fue aislada e identificada del cadáver en cuestión. Luego de ese primer resultado recién en el año 2006 en Japón otros investigadores pudieron datar un IPM de diez meses para un cuerpo en momificación y uno de seis meses para otro cuerpo a partir de las especies Aspergillus chevalieri, A. repens  y A. rubrum. La Dra. Trachinda indica que "en estos últimos diez años se han registrado algunos relevamiento más alrededor del mundo de biota fúngica aisladas de cuerpos, como en Escocia en 2009 y Brasil en 2010"

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En la actualidad, el Reino Unido es el país en donde mayor trascendencia y utilidad se la da a la micología forense por parte de investigadores que se valen de la interacción de diversas disciplinas para la resolución de crímenes. Según la investigadora "desde 2012 en nuestro país se están dando los primeros pasos en la micología forense y a pesar del pequeño grupo de investigadores que destinamos nuestros trabajos a esta rama de la micología, sin duda estamos en camino de darle solidez a esta nueva especialidad y ya contamos con resultados publicados en revistas de buen impacto como el Journal of Forensic Science"

Es importante resaltar que a partir de 2015 la micología forense como línea de investigación es parte del Programa Nacional de Ciencia y Justicia que lleva adelante el CONICET, que busca la fluidez en la comunicación entre sus investigadores y el Poder Judicial. Desde hace años el CONICET ofrece sus capacidades de investigación, equipamiento y capacitación en función a las necesidades específicas de los jueces y fiscales..

La micología forense es un claro ejemplo en donde se ve que para que existan aplicaciones de la ciencia que sean útiles a la sociedad debe haber habido antes una ciencia básica de calidad. Consultada al respecto, la Dra. Tranchida indica que "la ciencia básica resulta primordial para que cualquier ciencia aplicada tenga fundamentos sólidos y confiables. En caso contrario, no podríamos hacer un buen uso de los organismos vivos como en este caso los hongos. Necesitamos como paso previo que su biología general sea ampliamente estudiada. De este modo la sociedad puede después servirse del trabajo de los investigadores que han realizado la llamada ciencia básica (en este caso la micología) aplicada a la rama forense, utilizando a los hongos como una herramienta que aporte evidencia judicial que puede ayudar a esclarecer crímenes".

El autor es Doctor en Biología. Investigador Independiente Conicet. Profesor Adjunto UBA

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