El Chino Leunis y un insólito pedido de ocultar a su pareja para no perjudicar su carrera

Al conductor de Telefe en sus inicios le recomendaron no decir públicamente que estaba de novio, sin embargo él nunca temió mostrarse comprometido: “Si estoy pasando un lindo momento o tengo ganas de acariciar de alguna forma a nivel público a mi mujer, lo hago”

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El periodista y locutor desembarcó en los medios masivos en MuchMusic y TyC. Con Escape perfecto llegó el éxito en Telefe, donde hoy conduce ¿En qué mano está? todas las tardes: "Estoy muy feliz, me siento querido y valorado en el canal, eso me hace sentir pleno y muy seguro", comentó en esta entrevista con Infobae.

—¿Tu camino es este? ¿El formato familiar, el programa sano?

—Está muy alineado a mi sentir y a mi forma de ser. Confío mucho en el devenir de las cosas y creo que cuando uno está enfocado de esa manera, las cosas que suceden resultan las más convenientes. Hoy, a los 36 años, me siento a gusto con esto que hago y posiblemente cuando hablemos, en un futuro, esté haciendo otro proyecto donde también esté feliz y que sea diferente al que estoy haciendo ahora. Cuando uno disfruta lo que hace, de alguna manera lo consigue.

—¿Te escuchás mucho a vos mismo en cuanto a qué ganas tenés?

—Completamente, sí. Trato de ser lo más fiel posible a mí mismo. No como una postura snob ni porque sea un ser espiritual, es la forma emocionalmente más económica que descubrí para vivir, la que más me conviene, la que me lleva a caminos más directos y a no perder tiempo haciendo cosas que no me interesan.

—¿Hubo muchos "no" en el camino que hayas dicho?

—Dije que no a muchas cosas, las meditaba en el momento o las conversaba con personas que me acompañan. Uno va tallando el camino con base en las decisiones; los "sí" y los "no" tienen un poder muy importante por igual. Uno va aprendiendo que decir "no" abre puertas en otro lado también y que el "sí" muchas veces también.

—Hay quienes pueden asustarse y sentir que tienen que aceptar todo por la inestabilidad de la profesión.

—Gracias a Dios, no me ha pasado de estar en una situación apretada que dependía si le podía dar de comer a mi hija para hacer algo, que en ese caso uno obviamente no analiza. El devenir de mi carrera me permitió ir de a poquito subiendo escalones y poder elegir con base en lo que artísticamente era bueno para mi carrera. Hoy en día lo artístico es muy importante para mí, más importante que lo económico, porque estoy pensando mi carrera con una mirada más macro, de largo aliento.

—¿Te la creíste en algún momento?

—Me la creo cuando estoy trabajando, porque necesito creérmela. Estoy conduciendo un programa, me la creo, pero en el buen sentido. El ego es realmente importante y necesario. Cuando llego a Ramos, casi siempre soy el mismo de siempre. Tengo muchos amigos, no me dejarían mucho que me la crea.

—¿Cuáles son los beneficios de esa fama?

—La fama te pone en un lugar que te permite liderar un proyecto, eso es un beneficio. Hoy en día puedo encabezar un programa porque tengo la relatividad de la fama. La fama no es que soy famoso, la fama es un estado absolutamente ajeno a nosotros. Mi atención, mi deseo, mi hambre y mi instinto están más supeditados a ser mejor profesional cada vez.

No subo fotos de mi hija a las redes sociales, tampoco comercializo mi matrimonio

—No tenés miedo de mostrarte híper enamorado de tu mujer, suben fotos en las redes sociales. ¿Nunca tuviste miedo de que te jugara en contra?

—Soy bastante cuidadoso en ese sentido. A veces me pasa que veo a mis amigos que suben fotos de los hijos, yo prácticamente no subo fotos de mi hija a las redes sociales y mi matrimonio tampoco lo comercializo. La televisión y los medios distorsionan mucho eso, idealizan y yo soy igual que vos, tengo mis peleas con mi mujer, hay veces que discutimos, hay veces que uno se enoja y va a dormir al living como le pasa a cualquiera. Si me nace naturalmente, si estoy pasando un lindo momento o tengo ganas de acariciar de alguna forma a nivel público a mi mujer, lo hago. Estoy en pareja desde fines del 2004, en ese momento estaba en MuchMusic y solamente una vez me pasó que me dijeron: "Vos no digas que estás en pareja", me resultó muy incómodo y rarísimo. Después nunca más. Porque en definitiva estoy donde estoy producto de todo lo que viví, lo que soy, y mi matrimonio tiene que ver con lo que soy, mi hija tiene que ver con lo que soy.

—¿Cómo está el vínculo con la religión?

—Bien, a lo mejor no soy un tipo hipercatólico, es más como el amor y el estar bien, no hacer a los demás lo que no quiero que hagan conmigo. Después, si le ponés Dios, universo, amor, otro más allá, energía, lo que sea. Sí creo en Dios, sí creo que hay algo superior que ha creado este mundo maravilloso en el que vivimos. ¿Viste cuando te dicen "Dios es amor"? Ahí me siento más identificado. Lo que hago es tratar de ser lo más amoroso posible y de tener un trato con el otro similar al que me gustaría que tengan conmigo en esa misma situación.

—Pero eso no lo encuadrás hoy dentro del catolicismo.

—Eso sería como sectorizarlo y yo lo que quiero justamente es una unidad. Entiendo que el judaísmo, los musulmanes, hablamos de lo mismo todos, de amor, pero cada uno intenta que se hable en sus palabras o en su discurso. Si se reúnen todos los líderes religiosos, van a decir "todos hablamos de lo mismo, del amor".

—¿Rezás?

—Sí, de vez en cuando rezo, pero como una cuestión de una práctica de poder encontrar paz, estar tranquilo cuando uno viene medio acelerado y demás.

—Son tus dos momentos: rezar y salir a correr.

—Sí, correr tiene un poco de meditación dinámica que me genera un estado de conciencia diferente, porque todas las cuestiones que uno está todo el tiempo estructurando de defensa, cuando corrés, se van y uno piensa de otra manera.

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—¿Qué te enoja?

—Una vez mi viejo me dijo: "Lo único que tenemos es la palabra, siempre cuidala. Vos podés tener plata o lo que sea, pero si perdés tu palabra, no tenés nada". Me molesta mucho la gente que no tiene palabra.

—¿Te pasa con muchos?

—Gracias a Dios cada vez con menos, pero porque a lo mejor ya aprendí de ellos. Ahora me cruzo con menos, pero en un momento sí me crucé con muchos, con gente que a lo mejor vivía más de las apariencias, no me gusta la gente calculadora.

—¿Sos muy confiado o estás atento a qué pasa alrededor?

—Soy de las personas que primero creen. Le doy crédito a la gente para que se equivoque. Si se equivocan, después ya te di crédito y bueno, te diste cuenta de que te di la oportunidad.

—¿Vas al psicólogo?

—Sí, voy, voy a terapia. Fui la primera vez cuando tenía 17 años, un momento así medio, ponen la palabra crisis y sí, un momento de decidir mi futuro. Estaba dudando estudiar medicina o periodismo, bastante particular. Podría haber sido un buen médico tranquilamente, no siento: "Qué suerte que no lo hice", no tenía tanta pasión como para imaginarme diez horas por día estudiando.

—Hasta que llegó el trabajo continuo y la estabilidad hubo otros empleos.

—Olvidate. Trabajé, mi gran trabajo para pagarme la carrera fue en una pizzería. Repartía, empecé caminando, después empecé a repartir en moto, ascendimos. Fue en cuarto año. Cuando terminé quinto año y empezaba a estudiar periodismo, vino el dueño y me dijo: "Estoy buscando un encargado y veo que vos estás para estudiar y me viene bien". Hice todos los escalafones de la pizzería.

Creo que no tengo la capacidad para conducir un noticiero

—Tengo un tuit tuyo: "Los argentinos tenemos la capacidad de llevar nuestras propias miserias a límites impensados. Somos puro ego, no pensamos colectivamente".

—Creo que fue por el fútbol, por el tema de la AFA y demás. Siempre se va extendiendo el límite de lo que me parece que ya es el límite. Lo sumo a todo lo que somos como argentinos, que no estamos pensando que estamos matando al fútbol, estamos pensando qué es lo que nos importa a cada uno de los que están defendiendo intereses. Me gustaría que todos, me incluyo, pensemos un poco más en lo colectivo, en el proyecto de país. Y nadie piensa en eso, en este momento veo pocos. Veo muchas veces argentinos que me motivan, tipos que me hacen pensar que tenemos todavía posibilidades y esperanzas, tipos que son argentinos y que creo que representan lo bueno que queda del gen argentino, que es un gen que se está medio terminando de definir porque somos un país joven, 200 años de historia. Estamos formados por un montón de energías de otros países diferentes.

—¿Te puedo ver en un futuro en algún momento conducir un noticiero?

—Creo que no. No lo desearía de ninguna manera. Es un compromiso muy especial y no me gustaría estar en ese métier. Respeto muchísimo a aquellos que lo hacen, admiro la capacidad, pero creo que no tengo la capacidad para hacer eso.

—Hoy con el entretenimiento estás choco.

—Me gusta mucho, lo disfruto, me parece que uno jamás debe subestimar algo que te entretiene y te divierte. Estoy creciendo mucho.

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